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martes, 27 de noviembre de 2018

ALMUDENA EN LA CAJA DE AHORROS


Evaristo Fuentes Melián

En la serie de entrevistas de alta calidad, que cada año se repite en la sede central de Caja Canarias de Santa Cruz de Tenerife, el pasado viernes 23 N tuve la oportunidad (siempre difícil de alcanzar para quienes vivimos en el Norte de Tenerife, con ese tapón sempiterno mal llamado autopista) de ver y oír  a Almudena Grandes y a Luis García Montero. Soy un fan--declarado o sin declarar-- de Almudena en sus artículos lunáticos (de los lunes) del periodo El País. Me gustan, y en especial su tendencia a la izquierda de dios padre (Estado Español);  siempre  pone los puntos sobre las íes, y el acento donde hay que ponerlo (metáfora). Condujo el programa Pilar García Padilla, muy sensata y siempre adecuada a cada momento del diálogo, sin molestar, como en las buenas amistades, sin que nada sobre ni nada falte. En un silencio vigilante estaba Fernando G. Delgado, pionero en estos diálogos de Cajacanarias.

Luis García Montero, un comunicador veterano compañero sentimental de Almudena, expresó haber sentido una  cierta decepción cuando, afiliado al Partido Comunista, aún calentito el franquismo, fue invitado a visitar Praga, y encontró que allí también la policía perseguía a porrazos a los disidentes, mientras que había grupos folklóricos ensayando por las tardes. O sea: era lo mismo que había visto en España, la policía franquista persiguiendo a porrazos a estudiantes díscolos, y, simultáneamente, grupos folklóricos de la Sección Femenina en actuaciones programadas.

Ambos tertulianos, Almudena y Luis, dejaron bien claro que nuestra generación (sesentones) fue la mejor de la historia de España en el nivel económico y social alcanzado. Pero que ahora, después de la crisis iniciada en 2007, la cosa va a peor. Las nuevas generaciones treintañeras retroceden en calidad de vida, en eso que llamamos ‘estado del bienestar’.  Quedó claro que ya no hay trincheras, ya no hay organizaciones bien pertrechadas de argumentos para combatir a los que mandan en esta sociedad capitalista que nos avasalla.

De las preguntas del final, me gustó la de un joven sobre la culpa que habrá tenido su generación (la de Almudena y Luis) para que ‘esto’ vaya a peor. Almudena se sacudió toda responsabilidad y abrió un camino de escape, diciendo que por encima de todos nosotros hay unos poderes, ocultos o no, que son los que mangonean el cotarro.

Doy las gracias a Almudena y a Luis, y por supuesto a Pilar, moderadora que merece al menos un notable. Con el colofón de Fernando G. Delgado, que rogó al respetable que las preguntas fueran cortas, porque la gente quiere ir a cenar…

Espectador

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