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miércoles, 7 de noviembre de 2018

MUNICIPIOS TINERFEÑOS SIN MAR


Evaristo Fuentes Melián

El Tanque es un municipio del Norte, uno de los tres ayuntamientos que no tienen mar en Tenerife. Llega muy cerca de la costa, pero, ¡oh manes del destino!, Garachico, primigenio Puerto de la Isla, se la arrebata, digamos que subrepticiamente. El Tanque tiene solamente olor marinero, como cuando los de la Villa orotavense íbamos de niños a bañarnos a la playa de Martiánez del Puerto de la Cruz, y ya a la altura del Jardín Botánico olíamos el musgo de algas marinas, componente ‘sine qua non’ del casi siempre impetuoso oleaje.

Los otros dos municipios tinerfeños que no tiene mar son Tegueste y Vilaflor. Tegueste es un pegote, como un visitante entrometido, en la zona costera lagunera. Tegueste junto con Valle Guerra, Tejina, Bajamar y Punta Hidalgo debería formar otro ayuntamiento mayor, distinto de San Cristóbal de La Laguna. Ese grupo de enclaves entre lo rural y lo urbano forma la parte baja que geográfica, topográfica y climáticamente constituye distinto conjunto vivencial, separado de hecho de una urbe cóncava y de cota superior que es la auténtica Laguna, Ciudad Universitaria, con sus humedades freáticas eternas. La Laguna debería constituir un municipio único y singular.

Y, ¿qué decir de Vilaflor? Pues que hay que dejarla como está, inasequible a cualquier intento de modificación. Subiendo desde Granadilla al anochecer, por su serpenteante carretera, he visto las mejores panorámicas de la luna llena entre pinares, con el montículo de ‘El Sombrerito’ saludando a la entrada de Las Cañadas del Teide por Boca Tauce, y algunas de las otras islas dibujando su silueta en un límpido horizonte.

Lo dicho: a Vilaflor dejémosla como está, paisajísticamente ensoñadora.

Espectador  

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