Como se dice coloquialmente, a bote pronto, vamos a exponer nuestra
modesta opinión sobre las horribles actuaciones del terrorismo, que cada vez
tienen mayores consecuencias en el desarrollo de la población mundial dada su
incidencia en el movi-miento del turismo que está sacando de la pobreza y de la
ignorancia a muchos países.
Como se ha analizado hasta la saciedad, una de las principales causas
del terrorismo está basada en las contradicciones y los elementos que invocan
las religiones.
Estamos entonces ante un tema complicado de manejar pero en el que tiene
una amplia incidencia el nivel cultural que asiste a los personajes que se
convierten en terroristas.
Los grandes pensadores mundiales de todas las épocas, siempre han
invocado la toleran-cia, la buena fé, la bondad y el amor, con el fin de
facilitar la convivencia de la huma-nidad.
En este Siglo XXI en que nos ha tocado vivir, parece increíble que en
todos los estudios universitarios del mundo, no estén incluidos programas que
enseñen a sus educandos los principios de todas las religiones del mundo.
En el caso del turismo, el tema
nos parece hasta demencial. ¿Cómo es posible que se pueda actuar en este
sector, hasta en sus mas simples puestos de trabajo, sin conocer las motivaciones
y reglas de oro de las religiones imperantes en el mundo?
Durante algunos años hemos dirigido unos estudios de turismo
oficialmente reglados donde aparecía la materia “religión”, con unos programas
relativos a la religión católica. Casi sin ningún esfuerzo, convencimos a
nuestros profesores, sacerdotes de esa religión, que había que derivarse de la
programación oficial y explicarle al alumnado lo que eran las otras religiones.
Un porcentaje muy alto de todos estos actos de terrorismo que estamos
padeciendo la humanidad, está basado en unas creencias religiosas que seguro
bien entendidas, no pro-vocarían los mismos. Por lo tanto, la expansión de la
cultura es la base principal para luchar contra esta plaga que tiene
atemorizado al mundo entero.
Parece hemos llegado a una situación límite cuando vemos la horrible
matanza que se ha producido en Niza. Puede que haya sido obra de un demente. Es
una posibilidad contra la que es casi imposible luchar, pero contra los
terroristas adiestrados y prepa-rados para actos de gran envergadura como
estamos viendo ocurrir a cada rato, se puede luchar con la expansión de una
cultura de paz, la cual parece hasta ridículo se estudie a pinceladas, en un apartado
rincón de Costa Rica, eso si, bajo el manto de las Naciones Unidas. Esto no es
serio para La Humanidad, debería estudiarse en todos los rincones del planeta,
subvencionada su educación por los entes mas poderosos económicamente del
mundo.
Claro está que detrás de todo esto deben haber intereses espurios
internacionales que, vulnerando todos las reglas, ya no de los países y las personas,
sino incluso las de la naturaleza, se aprovechan de nosotros con estos actos
terroristas que nos llena de dolor y de miseria.
Cultura de paz, de convivencia, de entendimiento, de amor al prójimo,
eso es lo que debe presidir si queremos conseguir un mundo en paz. Claro está
que así no se podrá seguir vendiendo armas de guerra ni películas de violencia,
pero si acabaríamos con el terrorismo salvaje que padecemos, y con esos mal
llamados crímenes de género, y de los otros, que nos atemorizan y nos tienen en
vilo cada día que pasa.
Ya lo dijo Albert Einstein: “La
paz no puede conseguirse con la fuerza, solo puede ser instaurada con el
entendimiento”
(Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial
del Turismo. de las Naciones Unidas)
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