Evaristo Fuentes Melián
En el
reciente reparto de los premios Goya del cine español se comentó una triste
noticia: un día antes falleció Reyes Abades (1949-2018), quien se había visto
agraciado con anterioridad con nueve premios Goya por los efectos especiales.
Reyes Abades trabajó durante muchos años en películas españolas y extranjeras,
en esta difícil y arriesgada profesión. Se le dedicó un homenaje en el programa
‘Días de Cine’, de TVE.
Capítulo aparte, desde los Juegos Olímpicos de
Barcelona 1992, yo siempre he comentado, sin pasar de la simple broma, que la
antorcha olímpica, que la llevaba en su tramo final con su carrera acompasada
el porteador recordado baloncestista Juan Antonio San Epifanio, alias Epi, que
prendió la flecha lanzada por el arco de un experto, nunca llegó al pebetero y
que aquello tenía su truco; la flecha había pasado de largo por encima del
pebetero. Lo más probable es que se accionó algún mecanismo pirotécnico, por si
acaso la flecha no acertaba desde tan lejos a caer en su sitio.
Pues bien: volviendo al primer párrafo, a lo largo
del reportaje de hace unos días, sobre la biografía de Reyes Abades, con sus
nueve Goyas en efectos especiales, hay un momento en que se asegura que Reyes
Abades intervino también en Barcelona 92, en la ceremonia del lanzamiento de la
flecha flamante hacia el pebetero y el encendido de la llama olímpica.
Ha llegado, pues, el momento de ponernos serios y
convertir en sospechas muy fundadas, la broma que yo siempre he gastado, que
por lo visto no era tan descabellada. La ceremonia de encendido del pebetero
olímpico de Barcelona 92 tuvo su truco. Allí actuó en la trastienda con sus
efectos especiales Reyes Abades, que por desgracia ha fallecido recientemente y
ya no nos puede contar al detalle la versión verdadera, de su propia mano, del
encendido del pebetero.
Descanse en paz, Reyes Abades, y que haya subido
al cielo sin necesidad de efectos especiales.
ESPECTADOR
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