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viernes, 2 de junio de 2017

EL TURISMO QUE VIENE, A EXAMEN

Antonio-Pedro Tejera Reyes


LA CASA IRIARTE: DESARROLLO SOSTENIBLE

Hace unos minutos acabamos de leer en el DIARIO DEL VALLE, el artículo del amigo Salvador García Llanos, sobre la iniciativa de los alumnos de centro educativo Juan Cruz Ruiz, y naturalmente son muchas las vivencias que se nos han venido a la mente, no precisamente porque haya sonado la flauta con “por casualidad”.

Durante años apoyado en las tertulias en las que hemos participado constantemente en nuestro Puerto de la Cruz, hemos añorado la existencia de un centro de convivencia que acogiera en su seno ese sentir popular que se respira en la ciudad de poder intercambiar ideas, comentarios, reflexiones, análisis de las noticias… y todo ese contenido de vivencias populares que recordamos con tristeza disfrutábamos en aquel Bar Dinámico, en nuestros años de adolescencia, con las célebres tertulias de sobre mesa, con café, copa y puro, en los inicios del turismo de masas en ese Puerto de la Cruz de inolvidables vivencias, donde puesto a desaparecer por la falta necesaria de una sensibilidad exquisita, un mal día se oscureció con la incógnita de “donde fue a parar” la piedra, que estuviera bajo un farol en la ribera del muellito desgastada por el uso de las tapas de refrescos con las que mi llorado amigo Gregorio Llanos Abreu, jugaban a las damas, en su juventud, y fui testigo presencial de cómo se le saltaron las lágrimas a este singular amigo, cuando vio el tremendo estropicio producido por la falta de conocimiento y sensibilidad de quienes dirigieron aquellas obras que acabó con esas “señas de identidad” de extraordinario valor dentro del contexto del desarrollo sostenible: “un desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones actuales, sin poner en peligro la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras”. 

No es esta la única “seña de identidad” que se ha perdido en Puerto de la Cruz. Son muchas. El recuperar un lugar donde pudiésemos disfrutar del placer de la convivencia, sabemos sería un atractivo más para ese turismo cultural que siempre ha visitado la ciudad, del cual tenemos por nuestras vivencias, la más significativa muestra.

No solo en la ciudad existen gentes malas desarraigadas y poco dadas a valorizar lo aportamos y lo que se tiene. Ya sabemos por experiencias propias, que la maldad está bajo al sol, como hemos publicado muchas veces, pero Puerto de la Cruz tiene gentes buenas, solidarias y con suficientes conocimientos para distinguir la paja del grano. Otra cosa bien distinta, es que les dejen trabajar en un proyecto para revalorizar su ciudad.

Durante dos años, dirigimos un proyecto para la realización de un centro de convivencia en Puerto de la Cruz, incluido dentro de un programa apoyado por el Cabildo de Tenerife, que terminó en un excelente trabajo aprobado por la Universidad para la Paz, de las Naciones Unidas, el cual fue realizado con la audiencia de 34 técnicos de empresas turísticas, graduados en nuestro centro de enseñanzas. El proyecto fue entregado en su día de forma protocolaria al Cabildo de Tenerife, y en sus archivos debe de descansar - junto con varios otros, como el del barrio de Punta Brava - en el mundo del olvido, pues nuestra relación de íntima colaboración con la entidad terminó de forma
convencional debido a los nefastos cambios políticos que ocurrieron por aquel entonces.

Nuestra inquietud en este aspecto hace años la hemos manifestado en varios de nuestros escritos públicos, como el que dimos a la luz sobre la Casa de la Aduana, otro lugar emblemático de este Puerto de la Cruz, que muy bien pudo ser lo que añoramos como muchas veces nos comentó nuestro amigo Agustín Armas, otro portuense con una alta sensibilidad como nos demuestra cada vez que tenemos la suerte de poder intercambiar nuestras ideas con él.

Hoy el tema de la CASA IRIARTE, nos ha traído todo esto a la memoria, pues creemos sería el lugar ideal de organizar ese centro de convivencia donde la cultura de la ciudad tuviese una luz que alumbrase todos los días del año, con esas reuniones que ya no serían las de café, copa y puro, pero que si servirían para que todos tuviesen un lugar de acogida donde pasar unos buenos ratos comentando los éxitos de Juanito Cruz, los artículos sesudos de Salvador García, o las publicaciones oportunas y sensibles que José Peraza lleva a su digital Diario del Valle. Claro que tenemos mil cosas que comentar, las vivencias mundiales y las inquietudes que este nuevo mundo ha dejado atrás, todo un panorama del que solo nos va quedando a los mayores la nostalgia del recuerdo, sin embargo, no todo está perdido como han puesto en evidencia esos ejemplares alumnos de ese centro de enseñanzas, cuya sensibilidad es digna del mayor elogio. Todavía tenemos madera donde tallar un futuro que de verdad sirva de ejemplo en este año que las Naciones Unidas han denominado AÑO INTERNACIONAL DEL TURISMO SOSTENIBLE, PARA EL DESARROLLO, algo que toca de lleno y de frente, con esa brillante idea de rescatar la famosa casa natal de esos ilustres portuenses que merecen todo lo que se haga por conservar su valor histórico.

Valor queridos alumnos, ya tienen el triunfo del deber cumplido.

*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. (OMT) de las Naciones Unidas.

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