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sábado, 10 de junio de 2017

AVANCE TECNOLÓGICO O CAMBIO POLÍTICO Y SOCIAL

Antonio Pastor Abreu

Los historiadores denominan Revolución Industrial al período que abarca desde la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino Unido hasta mediados del XIX (entre 1820 y 1840) y que supuso un auténtico proceso de transformación tecnológica, económica y social. Gracias a los avances tecnológicos en los sistemas de producción, se pasó de una sociedad rural basada en la agricultura a una más urbana basada en la mecanización de los sistemas de producción industriales. En definitiva, podemos concluir que llamamos tercera revolución industrial al proceso de cambio originado a mediados del siglo XX provocado por la informática, las telecomunicaciones y las denominadas tecnologías de la información. Escribe Juan Luis Moreno en su libro: Transformación digital de los negocios. Disrupción vs. Evolución. (The Valley. Digital Business School).

Hablar de él, es como sumergirse y navegar en el conocimiento, y desarrollo de la transformación digital, desde sus inicios hasta nuestros días, de forma sencilla, amena y actualizada. Con un curriculum vitae, que aquí se le ubicaría, empresarialmente hablando, como un culo de mal asiento. Es un auténtico líder de la transformación digital (Director de servicios de Internet en Sprint. Lanzamiento de Wanadoo en España. Presentación de Kiosko y Más, el mayor quiosco digital y algo más. Se incorpora en The Valley, ecosistema especializado en la transformación digital de profesionales y empresas a través de la formación, la captación de talento y el emprendimiento.

Cuarta revolución industrial. ¿Pero ha terminado la tercera? El 29 de junio de 2007 empezamos a vivir una Cuarta Revolución Industrial, produciendo cambios en los puestos de trabajo. Muchas compañías  facilitan ya, el teletrabajo, con el que el trabajador puede conciliar mejor su vida laboral y personal, trabajando desde su casa o mientras viaja gracias a la movilidad que le permiten los nuevos dispositivos conectados.

En determinados sectores y niveles, se potencia un trabajo orientado a proyectos y resultados, más que uno ceñido a un horario laboral determinado. Esto supone cambios en los espacios de trabajo, donde se tiende a eliminar puestos fijos para los empleados, así como en el modelo directivo, de gestión y empresarial.

Ya comentamos en artículos anteriores, en este Diario, que esta realidad no ha hecho más que empezar y continúa con la conectividad de cosas, máquinas y personas denominada, Internet de las cosas, Inteligencia artificial, la impresión 3D y la robótica. ¿Cómo está afectando a nuestra vida cotidiana? ¿Qué impacto están teniendo en las empresas, en su modelo de negocio? ¿Desaparecerán puestos de trabajo o se crearán nuevas profesiones? ¿Se aumentará la brecha digital? De nuevo, avances tecnológicos que podrían dar lugar a importantes cambios sociales, económicos e incluso políticos. ¿Contamos con las herramientas, los productos y sobre todo el talento para llevarlo a cabo? No podemos avanzar con mentalidad de isla diminuta, cuyo horizonte límite sigue siendo la mar.

¿Es cierto que tenemos que transformarnos para poder sobrevivir? En caso afirmativo, ¿Cómo lo hacemos?: ¿Evolución o disrupción? Los hijos, o sucesores, de nuestros empresarios aportan oxígeno a nuestra economía. Pero mantendrán la Organización Jerárquica u Holocracia (Modelo de organización sin jerarquías establecidas, que distribuye horizontalmente la autoridad mediante equipos auto-gestionados). ¿Con qué modelo nos quedamos?

*AIPET.

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