Evaristo Fuentes
Melián
A quienes se desgañitan en desprestigiar a
Nicolás Maduro, les diré que Venezuela, antes y ahora, ha sido un desastre
político. Ahora no es mejor ni peor que durante el siglo XX. Y en el siglo XIX,
la incipiente independencia estuvo llagada por matanzas horribles, comandadas
por líderes asesinos genocidas, hasta el sadismo ambiental más
horripilante.
El antecesor de Maduro, Hugo Chaves, tenía
un discurso parlante muy atractivo, era su verbo y verborrea muy asimilable por
las masas. Su buena voluntad se puso a prueba cuando, por poner un ejemplo,
planificó diez millones de viviendas sociales de un tipo económico estándar.
Pero ese programa de viviendas se hizo realidad solamente en un porcentaje
bajísimo, una decima parte aproximadamente de lo programado; y se fue al
traste, no llegó a cumplirse.
Yo estuve allí en el año 1975. Decían que
era inmediata la nacionalización del petróleo. Pero la gente del pueblo no se lo creía. Un camarero que me atendió en
el aeropuerto a mi llegada, comentaba, medio
en broma medio en serio, que él quería que le dieran su parte, su porción de
petróleo para administrarlo él mismo
directamente. Era evidente que no se fiaba de sus gobernantes ni de sus
promesas.
Mientras tanto, los ‘ranchitos’ o chabolas
pululaban a millares por los cerros, en extensas zonas perimetrales del cogollo
central urbano de Caracas capital.
Eso no ha cambiado.
Espectador
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