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jueves, 24 de octubre de 2019

LUCY TIENE RAZÓN


María Lucía Tejera

Inspiradora de este artículo de reflexión.

“He visto muchos artículos tuyos sobre este tema y la verdad no te los he comentado, pero hoy me siento con ánimo de hacerlo. La verdad no veo el sentido de escribir sobre cosas malas o sentimientos bajos. Para hacer un símil de los que a ti te gustan, creo que me baso en el refrán que dice: dime de lo que presumes y te diré de lo que careces” 

Ocurre entonces, que, si todos escondemos la cabeza como el avestruz, esos sentimientos bajos que indicas, seguirán “haciendo de las suyas” sin nada que se les oponga. Hay que alertar a La Humanidad, sobre todo lo que sea pernicioso y malo. Intentar que todos pensemos en lo mejor para todos.

“Estoy de acuerdo con que la envidia es un sentimiento muy bajo y por eso, ni siquiera ocupa un lugar en mi vida ni en mi mente. El que siente la envidia es el que se rebaja, entonces lo mas importante es pedir a Dios o a quien creas que te conecta con un mas allá, o con un ente externo que sea tu concepto de divinidad, que no te permita sentirlo de ninguna manera.  En este sentido no me parece bueno andar predicando que la gente siente envidia o que algún tipo de fracaso se deba a la envidia. Mi punto de vista es que, si así es, de alguna manera no fue bien manejado y hubo algo que estaba en las manos hacer para evitarlo que no fue hecho apropiadamente.”  Correcto: Ahí es donde hay que alertar a las personas para que quienes puedan hacerlo, estudien y actúen de la forma mas correcta para no caer en las situaciones complicadas que si son productos de esa envidia que comentamos.

Cuando uno se responsabiliza por todo lo que le sucede en su vida es mas feliz, hasta de lo que le hacen los demás uno es responsable, y si no es de lo que le hacen porque uno no tiene control del proceder de los demás, si lo es de la manera como uno lo enfrenta, lo valora y lo supera. 

Esa es, sin duda, la verdadera visión del tema que todos deberíamos tener, aunque lamentablemente no es así.

“Todas las personas de alguna manera podemos despertar envidia en los demás. Hay gente tan pobre de espíritu que hasta es capaz de envidiar porque uno tiene los ojos verdes, o es flaco o es blanco... son cosas tan básicas que están fuera de control del envidiado. Y si es algo así, ¿cómo podría tener sentido perder algo de tu vida, de tu tranquilidad o de tus pensamientos? Simplemente uno se debe preocupar de hacer el bien, de ser feliz y hacer felices a los que tiene a su lado, Creo que ese es el sentido de la vida. Gente envidiosa y mala siempre va a haber, pero como es cuestión de ver el vaso medio lleno o medio vacío, prefiero pensar que los buenos somos más y que hay mas gente que me rodea feliz por mis éxitos, que envidiando los mismos.”

Generosa interpretación de los hechos que hemos seguido como una constante en la vida, lo cual nos ha deparado grandes momentos de felicidad frente a lo que pudiéramos considerar desperdicios, come diría Edgard Deming.

“Mi felicidad no está en manos de otros, está en mis manos. 

El pasado pasó. Probablemente en las postrimerías de una vida estamos dándonos cuenta de errores cometidos que se apartaron de lo que uno quería, o que te quitaron algo, cuando te conectas con lo más profundo, sin dejar que la soberbia o el ego te embarguen. Lo que pasó no se puede cambiar, ya pasó y se fue.

Hay que aprovechar la vida para buscar la felicidad haciendo lo que te haga feliz ahora, reconciliándote con sentimientos bonitos, y si hay algo que puedas hacer para sentirte mejor que tenga que ver con lo pasado, pues aún estás a tiempo La idea es que se puedas vivir en paz e irse de este mundo de la misma manera: en paz.

Comentarios y reflexiones que son la marca de una vida, que justamente tenemos que evaluar con el sentido universalista que se ha apropiado de nosotros, el que nos llena de gozo cuando vemos estas expresiones de amor, tan dignas de pasar a la historia, por lo cual  no hemos dudado en llevarlas al mundo de la  mas correcta difusión, en la seguridad de que “hacer las cosas bien, y hacerlas saber” - como dice el manual de las relaciones públicas,  - humanas – es una obligación que nos hemos impuesto, diríamos que desde que tenemos uso de razón. Servir es mi ocupación.

Antonio-Pedro Tejera Reyes

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