Bienvenidos al Diario del Valle

SEARCH

sábado, 26 de octubre de 2019

LOS NIÑOS DE LA MATRACA


Pedro Ángel González Delgado

Ya nos hemos pronunciado con anterioridad a las tesis supremacistas de los independentistas en Cataluña, como si estos conformaran una nueva raza aria. Lo hacíamos antes de la conocida Sentencia del denominado procés (proceso) del Tribunal Supremo por el que se condena por sedición, además de por los delitos de malversación de caudales públicos y desobediencia, a los líderes del referido proceso independentista por el que se procedió a la declaración unilateral de independencia por el fugado Carles Puigdemont. Estos, y sus seguidores, defienden que esa Comunidad Autónoma, tarde o temprano, será un nuevo Estado, y para ello reconocen que deben hacer desaparecer el sentimiento de fuerte nacionalidad que tiene aún los que nacieron fuera de Cataluña y sus respectivos hijos, es decir, lo que antes llamaban “charnegos” y que ahora no les resulta tan usual utilizar pues, no olvidemos que, por ejemplo, Gabriel Rufián (ERC) es de origen andaluz, así como aquél otro nacido Jaime y reconvertido a Jaume.

“Tú no piensas como yo, pero tus hijos me pertenecen”. Con esta frase es como se explica lo que hemos visto estos días en las calles de Cataluña, en las que los jóvenes independentistas han tratado de crear una especie de guerrilla urbana y que se explica con una sola palabra: adoctrinamiento. La instrucción ideológica previa para lograr que estos adolescentes incendiaran las calles no ha sido cuestión de un día ni hecho a la ligera. Se ha estructurado a partir de las competencias, no exclusivamente, en Educación. Allí se ha creado una especie de liga de profesores nacionalistas que ilustran con los parabienes de la independencia a niños y, por otro lado, demonizan todo aquello que suene a español, inculcándoles un odio que llega a formar parte de su acervo intelectual. Los niños de entonces, jóvenes de ahora, han sido educados para ver a los líderes independentistas como seres superiores e infalibles que vienen a salvarlos del opresor Estado español. Han creado un pensamiento único bien definido a través de la formación de los imberbes catalanes, una de las piedras angulares de la república catalana, con un - reiteramos - adoctrinamiento sistemático y eficaz. Gracias a él, los Comités de Defensa de la República (CDR), nacidos para garantizar la autodeterminación, no dudaron en utilizar la violencia cuando fueron incitados a ello, con la preparación de bombas incluida. El líder independentista ha logrado crear el verdadero catalán puro que estaba buscando, aquél al que Oriol Junqueras se refería como una raza diferente a la española. Cuando los ve arremeter en las vías catalanas ataviados con la estelada piensa para sí: “Tú no piensas como yo, pero tus hijos ya me pertenecen”.


El segundo paso era obvio. La propaganda mediática. Y ahí han trabajado durante más de cuarenta años los medios de comunicación, con especial relevancia de TV3, la televisión pública catalana al servicio del régimen. Con ella han intentado formar una familia ideológica que estuviera por encima de la biológica y, de esa manera, muchos padres pueden observar como su propia descendencia los llama “fascistas” en televisión por no ser independentistas. Han perdido el control sobre ellos, porque se les ha inculcado que primero está la lealtad a la causa de la autodeterminación y luego, si acaso, la familia, que no dejan de ser unos traidores si no comulgan con la doctrina impuesta.

Cuarenta años se lleva mirando para otro lado mientras la matraca machacaba la cabeza de los más mancebos, dejando solos, por intereses partidistas, a quienes trataban de luchar contra este delirio que todos sabemos que acabará mal, en el que el lavado de cerebro generalizado da miedo, y que se ha ocultado, porque la izquierda de este país se ha puesto de lado, la verdadera naturaleza del régimen nacionalista catalán. Se ha hecho creer que la independencia de Cataluña es un ejercicio de voluntad popular de una nación con identidad e idioma propio, que tiene igualmente sus particulares instituciones, con una ideología delirante basada en que “España nos roba”, en la que se ha adentrado tanto en la conciencia del catalán que es difícil separar el mito de la realidad. Ahora bien, qué sucedería si en lugar de España se utilizase “los judíos nos roban”. Quizá así podríamos darnos cuenta de que esta forma de hacer creer que a Cataluña le iría mejor fuera de España porque no se vería obligada a aportar fondos a otras regiones, y que tendría un gobierno únicamente centrado en sus intereses, y que podría hacer grandes inversiones que ahora no se pueden llevar a cabo por culpa de los españoles, ya fue utilizada en Europa hace más de medio siglo. La diferencia es que entonces los responsables no eran los españoles, sino se decía que los judíos.

El independentista está por encima de la Constitución, las tradiciones y las leyes, porque éstas deben ser constituidas por un bien superior, la República, con el que se creará un nuevo orden, y ahora, para evitar la condena por la corrupción del 3 % descubierta en 2012, todo el plan se ha apresurado, haciendo que los niños de la matraca se conviertan en fanáticos dispuestos a las batallas callejeras, que provoca un dilema moral. Cómo se combate con pequeños demonios entre las ruinas del proceso pero que, es claro, no dejan de ser jóvenes, y que, a través de la educación y la propaganda se les ha aleccionado a través de aquello que el líder hoy repudiado decía consistente en que “sólo la repetición constante puede lograr finalmente que una idea quede grabada en la memoria de las masas”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario