Bienvenidos al Diario del Valle

SEARCH

viernes, 18 de octubre de 2019

EFECTO REBOTE


Pedro Ángel González Delgado

De todos es sabido, por público y notorio, que el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz durante la etapa de mayoría socialista gastó más que lo que tenía. Se olvidaron del riesgo que suponía no poner límite a sus apetencias y el pueblo lo acabó apagando. Se trató en un primer momento de poner freno a ese despilfarro compulsivo de la mano del Alcalde Marcos Brito, que se nos fue hace ya un lustro. A través de operaciones de ingeniería financiera, incluida la concesión del suministro eléctrico sobre lo que los de izquierda vociferaron en su contra, salvó temporalmente la situación. Pero fue un cuidado de la salud financiera del Consistorio efímera porque de nuevo vendría el partido socialista a gobernar la ciudad con sus excesos y con aquel ridículo pacto por la noche de Salvador García que gastó más en vasos plásticos que lo que podría imaginarse.

Esa manera supuestamente progresista de gobernar llevó de nuevo a la Administración local a establecer de forma crónica unos hábitos poco saludables, con una mala y alocada planificación financiera y una vida funcionarial poco eficiente, haciendo que se prestara poco interés por la salud financiera del Ayuntamiento que, en definitiva, es la de todos, y no la de nadie como creen los de la siniestra. Ese trastorno económico provocó un problema enorme, que crecía día a día, hasta que se hizo patológico y se llegó a una situación que hizo que se estuviera al borde de ser intervenido. La operación quirúrgica de los hombres de negro del ministerio quizá hubiera sido la solución, pero, seguramente, mucho más traumática y arriesgada.

Ante esa situación insostenible, no quedó más remedio, y se procedió a aprobar el Plan de Ajuste con el que el Ayuntamiento se sometía a una estricta dieta financiera que fue brusca en un primer momento, aunque necesaria, y muy equilibrada en el mandato 2015/2019 bajo la alcaldía de Lope Afonso. Gracias a las imperiosas restricciones se consiguió adelgazar la deuda económica que como una losa pesaba sobre todos los portuenses y, además, mejorando cada día los servicios que se prestaban y planificando la fortaleza de los mismos para los años venideros, y así que la ciudadanía pudiera disfrutarlos con vitalidad.

Sin embargo, la sociedad portuense no llegó a apreciar del todo, probablemente porque tampoco se hizo el suficiente hincapié en ello, la fortaleza interior que se había conseguido aportar al Ayuntamiento que no sólo tenía robustez económica, sino que también sus entrañas habían sido ordenadas para que funcionase adecuadamente para lo que fue concebido, esto es, ofrecer el mejor servicio público posible al ciudadano, aunque ello supusiera que los anteriores gobernantes tuvieran que luchar contra todo, incluso contra ataques inmorales y, por qué no decirlo, algunos ilícitos. Ese era el riesgo y el sacrificio de sacar a algunos de su zona de confort y ponerlos a trabajar que, por cierto, para eso cobran su jornal.

Lo preocupante viene ahora porque los nuevos gobernantes vuelven a las antiguas andadas socialistas en el municipio y han desechado llevar la imprescindible dieta de mantenimiento, olvidándose de la racionalidad que hay que tener en el gasto. En lugar de buscar el equilibrio y aprovechar las inversiones ya planificadas anteriormente, no únicamente para la foto, han comenzado a dejarse llevar por los excesos, sin ni siquiera hacer el mínimo esfuerzo por compensarlos. Una subvención a la asociación de amigos por aquí, un pago de una actuación musical por allá, el dispendio con una productora aliada con la que el incondicional se va de vacaciones por allí, y fiestas para los propios por allende, entre otros muchos ejemplos que ponen de manifiesto el riesgo de sufrir el efecto rebote en todo su esplendor que va camino de hacer que, no sólo se recupere la deuda antes superada, sino que ésta gane más peso aún si cabe a una velocidad con consecuencias poco saludables para todos.

Se había conseguido un estilo de vida de la Administración equilibrado, pero Marco - sin ese - González se ha dejado llevar por la glotonería y no se ha resistido a la tentación de derrochar para garantizarse la mayoría absoluta en los próximos comicios, en la errónea creencia que no pasa nada por ceder ante el capricho y, sin embargo, nos lleva a la fatalidad de destruir el metabolismo de las Casas Consistoriales. En lugar de cambiar los hábitos que siempre los ha apoltronado, se alejan de la vida financiera saludable que necesita el Ayuntamiento para evitar tener de nuevo una deuda que pese sobre todos. No se debe volver a gastar como antes, porque esas costumbres fueron las que llevaron a tener un exceso de dispendio, y se debe retomar una nueva forma de gestionar, más equilibrada, que se estableció en el mandato pasado, y conseguir que el cambio logrado sea duradero. No olvidemos que ya Séneca lo decía cuando afirmaba que se debía aprender a aumentar la continencia, a enfrentar la demasía, a templar la gula, a mitigar la ira …  

No hay comentarios:

Publicar un comentario