Salvador García
Llanos
A por empleo, con
pragmatismo. Lo tiene bastante claro la consejera de Economía, Conocimiento y
Empleo del Gobierno de Canarias, Carolina Darías San Sebastián, buena
conocedora de la magnitud del problema del paro en las islas. Por eso, ha
emprendido planes y medidas que, a la espera de sus resultados, deben estar
acompañados de la eficacia que es indispensable para recuperar la credibilidad
en la acción de las administraciones públicas, especialmente entre la población
afectada. La entidad social del problema es tal, que no cabe la resignación.
Cierto que es mucho tiempo constatando que Canarias se sitúa a la cabeza de las
comunidades con los porcentajes más altos de paro, o que los registros
periódicos no despejan el panorama, o que los riesgos de la exclusión social
aumentan a medida que sube el desempleo, o que los puestos de trabajo que se
generan están caracterizados por la precariedad; pero ello no obsta para
rendirse, a sabiendas de que las teclas de las soluciones no son fáciles de
tocar.
La consejera, desde
luego, no es de las que se arruga, de ahí que haya llevado al Consejo General
de Empleo del Servicio Canario de Empleo (SCE) las nuevas medidas que serán
encuadradas en el Plan Integral de Empleo de Canarias (2019), dotado con 42
millones de euros y suscrito a finales del mes pasado mediante un convenio con
el Gobierno de España. Destacan dos: por un lado, la iniciativa Reincorpora-T,
orientada a la inclusión en el mercado laboral de personas mayores de cuarenta
y cinco años; y por otro, un plan de choque de formación en competencias
consideradas clave destinados a personas jóvenes afectadas por el abandono
escolar temprano. Una particularidad en la primera: será el propio SCE,
integrado por la administración autonómica y las principales organizaciones
empresariales y sindicales, el que seleccione un 60 % de las personas
beneficiarias, entre las desempleadas, repetimos, mayores de 45 años. El 40 %
restante, centrado en personas en riesgo de exclusión, estará a cargo de los
ayuntamientos representados en la Federación Canaria de Municipios (Fecam) que
también se suma al acuerdo.
Se trata ahora de
acertar con la divulgación. Es doloroso cuando los afectados por el desempleo y
que necesitan trabajar para subsistir y afrontar los gastos de la familia se quejan
no solo de la falta de oportunidades sino de la carencia de información para
acceder a las mismas y a las ofertas. Es innegable que muchos adoptan una
postura acomodaticia, se despreocupan y hacen poco por informarse. Pero para
ellos no puede ser justificación que bastante tienen con haber perdido el
empleo como para que encima hayan de acudir a centros específicos, donde hasta
el exceso de burocracia disuade. En cualquier caso, quien algo quiere, necesita
y busca, como un empleo, debe esmerarse, moverse por su cuenta, hurgar sin
descanso y, por supuesto, si es preciso alternar la actividad ocupacional
habitual, hacerlo.
Por eso decimos a
por empleo, con pragmatismo. Y con difusión. Es interesante, en ese sentido,
que el Consejo General de Empleo haya aprobado también, por primera vez, la
convocatoria de subvenciones destinadas a la formación para la negociación
colectiva y el diálogo social. El sindicalismo tiene que entender que estos son
hechos fundamentales para revitalizar la motivación de los trabajadores y
hacerles ver que su esfuerzo colectivo es muy apropiado para la sociedad. Como
lo es el acceso al primer empleo, de ahí que el programa de prácticas no
laborales en las empresas, denominado Practícate, cuyas bases reguladoras
también fueron aprobadas por el citado Consejo, resulte, con su carga
experimental, muy atractivo.
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