Lorenzo de Ara
Nunca ignoré al PSoe. Lo tengo muy presente en mis
oraciones. Es un partido del que siempre he dicho que depende (¿dependía?) la
vertebración de España (perdón, socialistas). Añoro el bipartidismo. Siento
morriña del Psoe de Felipe González (GAL, Filesa, etc). Voté dos voces por un
partido que no me disgustaba. Llegué a creer que lo mío era ser un
socialdemócrata alejado de las posiciones más levantiscas que siempre anidaron
y anidan en el partido de la rosa marchita. Me fui alejando hasta abrazar con
madurez intelectual la democracia cristiana a mediados de los años 80 del
pasado siglo. Antes de los 30 el Psoe provocaba mucho más miedo en mi cabeza
que inquietud. Todavía hoy sigue siendo así.
En la celebración del Día Nacional, con Pedro Sánchez
ninguneando al pueblo soberano español, poniendo la cama a Podemos para yacer
juntos tapados por unos presupuestos que son un programa político de 50 folios,
abucheado e insultado por españoles que detestan la tomadura de pelo y el
chavismo que representa Zapatero y consume a diario el engendro político de
1,97 centímetros que habita la Moncloa sin pasar por las urnas, precisamente en
este día, es cuando los españoles de bien (porque hay españoles que, aceptando
la realidad sanchista, se acomodan en el lodazal del odio y el
revanchismo)deben pronunciar España sin miedo. Enseñar con orgullo que se
sienten españoles. Enterrar complejos y enfrentarse a los revolucionaros de la
extrema extrema extrema izquierda que, para desgracia de la democracia, se
instalada y se bifurca peligrosamente por todos los rincones de la Patria.
Quieren que calle. No callaré. Quieren que una
empresa pequeña liquide al profesional que todas las mañanas expresa opiniones
y sabe diferenciar entre éstas y las entrevistas a los protagonistas de la
actualidad. Y lo vuelve a hacer cierta izquierda pretenciosa y siberiana.
A los 20 años, a lo mejor no los tenía aún,
“Archipiélago Gulag” y “Un día en la vida de Iván Denísovich”, marcaron para
siempre mi personalidad. (También lo hizo el escritor Henrry Miller, ¡y de qué
manera!)
¡Viva España!
Muera la falsa y rabiosa inteligencia que hoy se
vende cubierta de prendas preciosas made in Venezuela.
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