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sábado, 27 de octubre de 2018

PREMIOS, ESTRENO Y REFLEXIÓN EN PERIPLO


Salvador García Llanos

“Viajar es vivir”, dijo la periodista Carmen Sarmiento tras recoger uno de los cuatro premios Periplo entregados en la sexta edición de este Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras, que se consolida con creciente expectativa de público, fortalecimiento de organización e interés mediático.

Sarmiento condensa una idea contrastada desde distintos ángulos experimentales humanos y profesionales. Viajar significa conocer, avanzar, arriesgar, descubrir, gozar, inquietarse... y si encima luego se puede plasmar o contar, las vivencias acentúan su valor. Placer, diversión, evasión, asueto pero también sufrimiento, incertidumbre y hasta puesta en juego de la propia vida.

Fue en una ceremonia sencilla, con la carpa del patio del Museo Arqueológico Municipal abarrotada, en un ambiente singular: Periplo atrae porque late el espíritu de la ciudad que ha acogido a tantos viajeros, porque ha sido capaz de tratar la multiplicidad de las características de manera sencilla y cercana. “Por eso -explicó Sandra Rodríguez, primera teniente de alcalde y concejala-delegada de Cultura- queremos distinguir a las personas que son un ejemplo a seguir y una referencia en sus respectivos ámbitos”.

Un símbolo tan nuestro, un drago, una creación específica de la artista Patricia Delgado, se llevaron, con sentida expresión de gratitud personal, además de Carmen Sarmiento, Rosa María Calaf, Javier Reverte y Antonio Lozano. Su sello ha quedado patente en este festival que, además, se permite adelantar el trigésimo aniversario del primer documento gráfico publicado en un periódico español (Diario de Cádiz) y estrenos como el documental titulado El Naufragio. Treinta años de silencio sumergido, dedicado al doliente drama de la migración, ese que se ha vivido en el Mediterráneo, en el Atlántico, y en las costas más cercanas.

Estuvo presente también Ildefonso Sena, autor de aquella foto, la del cadáver de un joven marroquí en una playa gaditana tras el naufragio de una barca. “Esa foto me persigue”, diría Sena, ya jubilado pero dispuesto a testimoniar una experiencia que marcó su vida para siempre. Así lo expresa en el documental, aún pendiente de ensamblar y de la edición definitiva. El relato de Sena, junto al de otros profesionales y otras personas que han vivido de cerca, entre arenas y rocas, entre instalaciones elementales y cementerios, entre lágrimas y lamentos reducidos a un número, llega a conmover. Como el documental en sí mismo, de crudeza palpable, de realismo mayúsculo, introducido, comentado y participado por dos grandes del periodismo canario, Pepe Naranjo y Nico Castellano, presentes en el estreno y a los que sigue preocupando la falta de soluciones, el más que incierto final de este drama de nuestro tiempo. Precisamente, la última parte del documental plantea cómo juzgará la historia a una humanidad que no ha sabido o no ha podido encontrar freno a este fenómeno de nuestro tiempo.

Es otro tipo de viaje, claro. Para tantos y tantos, sin retorno. La noche de Periplo, tan llena de emociones y gratitudes, también lo acogió, como para que apreciemos las debilidades, el desespero y las tragedias. Una invitación a

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