Agustín Armas Hernández
Se oye por doquier, alterando la verdad histórica, sobre
todo a gente sencilla y, también, a estudiosos personajes, asegurar que
Garachico fue a raíz de la conquista capital de la isla de Tenerife. Otros van
más lejos y agregan que su puerto fue el principal de este peñasco Atlántico.
Lo antes dicho, relacionado con Garachico, lo he escuchado
al igual decir a varios locutores de la pequeña pantalla sin sonrojarse. Y,
además, a tertulianos debatiendo sobre la historia pretérita de estas
volcánicas islas. Asegurando ellos, como los anteriores, lo mismo en pleno
sincronismo y sin inmutarse. Mucho hablar y poco estudiar. ¡Dan por cierto algo
que no es verdad! Estas afirmaciones denotan poca seriedad y parece que no
tienen suficientes conocimientos sobre la historia de nuestras islas y sus
pueblos. Pero, ahí no queda todo, veamos extractado lo que he leído en un
programa de las fiestas de uno de los tres pueblos más importantes del Valle de
La Orotava: "El paisaje del norte se enriquece con el verde de las viñas
de donde nacen nuestros vinos actuales pero que también en la historia supieron
llevar el nombre de las islas por todas las cortes del mundo. Las malvasías a
las que cantó Shakespeare en más de una ocasión eran vinos del norte isleño que
se exportaban por el puerto principal de la isla que no era otro que el de
Garachico...".
Según algunos historiadores, y lo que yo he leído y he oído
a cultos personajes, esa bonita Villa y Puerto, ni antes de aquellos fatídicos
días del volcán de 1706, que la invadiera en parte, ni en los años que han
transcurrido desde entonces, fue Garachico capital de la isla de Tenerife. Ni
más importante que el llamado al principio Puerto de la Aurotava, más tarde
Puerto de la Orotava y en la actualidad Puerto de la Cruz. Lo que si ocurrió
con esa catástrofe es que el Puerto de la Cruz mucho ganó cuantitativa y
cualitativamente: sus habitantes aumentaron y el movimiento portuario también.
Es cierto que Garachico tenía, antes de la erupción
volcánica, la bahía más bonita de las
siete Islas Canarias así como un movimiento portuario muy importante. Pero de
eso a que se tergiverse la historia, de esa admirada y querida villa y puerto,
no me parece bien ni conviene a nadie. A cada pueblo, villa o ciudad lo suyo.
Informarse bien y actuar con el debido respeto a los pueblos y su historia es
lo correcto y aceptado.
Por la bocana del puerto de Garachico salían hacia Europa y
América los productos agrícolas de la llamada isla baja. Ósea, los que se
cosechaban desde la zona de Icod hasta Buenavista de Norte y su entorno. No
olvidemos que entre Garachico, su puerto y el Puerto de la Cruz, existía
conexión naviera para transportar los productos de la tierra, y de cualquier
otra índole, de un puerto a otro según conveniencia.
Los frutos y el vino, con frecuencia, los llevaban por el
mar debido a que los caminos eran arenosos o empedrados, y los medios de
transportes lentos e insuficientes. Pequeñas embarcaciones los desplazaban del
puerto de Garachico al del Puerto de la Cruz, donde los grandes barcos, primero
a vela luego a vapor, anclados a las afueras de la caleta esperaban la ansiada
carga para conducirla a los mercados europeos y americanos. Este movimiento de
mercancías se hacía también a la inversa, es decir, de Puerto de la Cruz a
Garachico; sobre todo cuando eran artículos de alimentación o materiales para
la construcción. Los primeros productos canarios exportados al viejo continente
fueron la caña de azúcar y sus derivados y la cochinilla (insecto hemíptero del
que se extrae una materia colorante roja muy apreciada en aquellos tiempos para
darle color a los tejidos). Le siguieron el vino de malvasías, plátanos,
tomates, papas, cebollas etc. El primer demandante de estos productos agrícolas
canarios fue Inglaterra y, en menor cantidad, los restantes países del viejo
continente. Después comenzó, también, el intercambio, comercial, con toda
América, del Norte y del Sur.
En carretas tiradas por bueyes y burros, primero, y en
camiones, después, eran transportadas las cosechas del norte tinerfeño
especialmente, las del verde y ubérrimo Valle de La Orotava; previo embalaje en
los empaquetados, hacia el que si fuera pueblo principal de la isla y tuviera
el movimiento portuario más importante de las Canarias: el Puerto de la Cruz.
Veamos a continuación lo que nos dejó escrito, de cuando
estaba en cierne la hoy ciudad turística, un eminente y erudito historiador; me
estoy refiriendo a Don Enrique Romeu Palazuelos, titulado: Entre el Valle y el
mar: "El Puerto de La Orotava nació dependiente de la Villa. Desde 1506
existía en la costa un fondeadero, después se construyeron el Puerto Viejo y
Puerto Nuevo. La zona era fértil, con buen clima..." Tales fueron los
principios del Puerto de La Orotava, población hermosa que desde luego fue creciendo
con presencia de varios extranjeros que atraídos por el comercio de vinos,
acudían a disfrutar de un cielo amigo y una temperatura agradable. La población
mantenía su constante progreso económico”.
En el mismo escrito aparece una estadística de 1681 que
señala que Santa Cruz de Tenerife movía un ocho coma diez por ciento de
productos comerciales, Garachico, todavía sin la ruina de la erupción, lo hacía
con un once con sesenta, mientras que el Puerto acaparaba el ochenta con veinte
por ciento restante. Añade el texto de Romeau, para ilustrar lo dicho, que un
día del año en 1730 habían fondeados ante la población treinta navíos. A
mediados del siglo XVIII el Puerto alcanzaba nombradía internacional.
El libro "Tenerife. Patrimonio Histórico Cultural"
del, al igual, famosísimo historiador orotavense Don Manuel Hernández González,
refleja el movimiento poblacional del Puerto de la Cruz en el siglo XVII.
"El Puerto de la Cruz creció en opulencia y riqueza a medida que avanzaba
el siglo XVII. Contra la creencia general su pujanza no se debió a la ruina de
Garachico por la erupción de 1706. Su población pasó de los 180 habitantes de
1604 a los de 720 de 1646 a los 2085 de 1675 y a los 2826 de 1707. Ritmo
similar fue el de su puerto en 1601 representaba el 2'1% del movimiento
comercial insular, en 1629 era del 21,2. En 1681 paso a ser del 80,2 para
asumir en 1690 el 84,6. Un auge en consonancia con el malvasía y con su
carácter de centro del contrabando de las manufacturas extranjeras para su
introducción en Indias, por lo que se convertirá en el más rico de la isla con
las más importantes casas de comercio. Por eso en 1676 Núñez de la Peña lo
describe como "de mucha correspondencia con el Reino de Inglaterra cuando
hay paces". En la vendimia de 1674, había 150 barcos británicos anclados
en su puerto".
Aunque el Puerto de La Orotava no fuera en aquel entonces
(siglo XVI Y XVII) ni nunca, como tampoco Garachico, capital de la isla; sí que
lo merecía por tener el mayor número de habitantes y movimiento portuario. Además
de una gran extensión de viñedos de gran calidad, productores del vino de
malvasía que tanta fama y riqueza le dieran a esta isla. La plantación de viñas
cubría la zona portuense que abarca desde el Botánico hasta las Dehesas; lugar
fronterizo y conflictivo que fuera con la Orotava hasta alcanzar su
independencia. Sobre la relevancia del vino queda constancia, además de en
otros muchos documentos, en su antiguo escudo que con estupendos racimos de
grandes uvas lo complementa y decora. Así mismo, nos lo dejo escrito, en un
pequeño pero bonito poema, el que fuera y es el famoso fabulista portuense Don
Tomas de Iriarte y Nieves Ravelo. Esta obra se la dedicó a la ciudadanía y a
sus amigos que se interesaron por su delicado estado de salud. Un mes después de
escribirla moriría en Madrid el 17 de septiembre de 1791.Comprobemos todo lo
dicho leyendo al citado autor en la poesía que puso por título "Canto a mi
pueblo":
Junto al mar siempre agitado Y en el valle de Taoro Se alza
un pueblo, que de oro La vid hízole agraciado El, recuerdo, fue mi encanto Al
ver mis ojos la luz... Y a él le ofrezco mi canto Por ser Puerto de la Cruz
Solar a quien quiero tanto.
Aclaración: El motivo de este escrito no es el querer
enfrentar, nada más lejos de mi intención, a éstos dos queridos y admirados
pueblos de nuestro terruño; discutiendo si uno fue más o menos importante que
el otro. Más bien lo he hecho para estimular y recordar a las autoridades que
gobiernan la isla que no se olviden de los que fueron y tuvieron, después de la
conquista, caserío importante y movimiento portuario principal. ¿No va siendo
hora de que se empiece a construir sus tan ansiados y esperados puertos
deportivos y pesqueros?
NOTA:
Indicación: este artículo fue publicado hace ya algunos
años, cuando todavía no había sido construido el puerto deportivo y pesquero de
Garachico. Ahora, como todos ya saben,
esta villa disfruta de su tan ansiado puerto. Pero, saben bien las
autoridades canarias que el Puerto de la Cruz y su gente no se van a conformar
con un muelle de “pitufo”; siendo mejor no hacer nada. ¡Queremos un puerto como
se merece la Ciudad Turística de Canarias!, que tiene hoy un puerto pequeño y
obsoleto, aunque fuera, en otros tiempos, siglos XVI, XVII y XVIII, el
principal de las Islas Canarias en carga y descarga de mercancías. En estos
mismos barcos que se acercaban a la costa portuense, a cargar los productos
agrícolas, venían también científicos europeos a estudiar la flora y fauna de
estos peñascos nuestros, además de a contemplar la majestuosidad del Teide.
Ellos fueron, de alguna manera, los
primeros turistas que llegaban a Tenerife, y más concretamente al Valle de la
Orotava, atraídos por su belleza y benigno clima.
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