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sábado, 25 de junio de 2016

AQUELLAS FIESTAS DE SAN PEDRO EN LOS REALEJOS

Esteban Domínguez

En el Nobiliario de Canarias III de Juan Regulo Pérez (Casa de Hoyo-Solórzano) encontramos algunas notas importantes de lugar primitivo donde estuvo la primera ermita de San Pedro y que, por el interés, reproducimos. Con las presentes líneas queremos dejar constancia el interés, reproducimos. Con las presentes líneas queremos dejar constancia de este legado histórico de la Ermita de San Pedro, que durante muchos años estaba abandonada.

Y mientras otros a “bombo y platillo” defendían a Rambla de Castro, un lugar que sigue estando abandonado, fue un realejo que desde que notó el abandono de esta ermita, publicó varios artículos en el Periódico EL DIA, y en “JORNADA”, siendo director de ambos el nunca olvidado Don José Rodríguez Ramírez, que además tiene una calle con su nombre, en este municipio de Los Realejos, por su tenaz empeño de defender los intereses de los tinerfeños y de todos los canarios en general.

El autor de este relato publicó en diario “JORNADA”, un artículo, que no cayo nada grato al párroco de aquel entones, corría el año de 1991. Pero este hombre, no paró de escribir el mal estado que se encontraba esta ermita.

En una ocasión y tras los comentarios vertidos el dicho periódico, la visitaron algunas personas de Bellas Artes para contemplar sus ruinas, y no le dieron importancia, pero este realejero, no se cansó de hacer mención a su mal estado, y fue entonces, cuando las autoridades locales, tomaron la decisión de prestarle atención a estas paredes, que estaban a punto de irse al cuelo.

Este hombre me cuenta, que fue el gobierno de Canarias junto con el Ayuntamiento de Los Realejos, quien tomaron la decisión de ponerle remedio a la Ermita de San Pedro.

El Gobierno de Canarias a través de su conserjería de viviendas y aguas, ayudó a terminar con el mal estado de ruinas que ofrecía este lugar sagrado, y al parecer, ofrecieron ocho millones de las antiguas pesetas, para su restauración. Con ese dinero y la colaboración ciudadana, como no podía ser de otra manera, se restauro la Ermita de San Pedro.

Y yo me pregunto. ¿Alguien le ha agradecido a este realejero y que no hace falta nombrarlo por su nombre, todo lo que luchó para que la Ermita de San Pedro fuera restaurada? Creo que nadie. Ni siquiera cuado terminados los trabajos de restauración que corrieron de la mano de la Empresa “Víctor Rodríguez” de Tegueste, se invitaron a que estuviera presente.

 Incluso le dijeron algunos cercanos vecinos de aquel lugar, lo que sigue: “nosotros tenemos la Ermita de San Vicente muy bien cuidada; venta Vd. y sus vecinos a levantar la de San Pedro”.


También esta persona reconoció que la AA.VV. “Landres” de San Vicente, se movió en este asunto, siendo presidente de la misma el Sr. Palmero, porque todo hay que decirlo. Menos el párroco que el citado año en que se encontraba en ruinas, don Ramón Padilla, no “movió una piedra” sin embargo don Juan Manuel Batista Núñez, se interesó en ese asunto, así como en la restauración de la Ermita de Tigaiga, cuyo proyecto del arquitecto don Sebastián Matías, no fue del agrado de algunos “intelectuales”, también este mismo arquitecto se encargo de restaurar la ermita de San Pedro que vemos hoy con total agrado.
Un relato, para enmarcar.

Datos históricos

Juan Ruiz, que tomó por esposa a María del Álamo, hija de Melchor del Álamo y de catalina Barroso, su mujer, según aparece en su testamento del citado Melchor, de fecha 29 de noviembre de 1568, Ante el propio Juan Vizcaíno y de su consorte Catalina Barroso, de 28 de enero de 1591, ante Marcos Rodríguez, ambos en Los Realejos. Este Juan Ruiz, escribe el cronista Núñez de la Peña en sus geanologías manuscritas, hizo dotación de tres doblas para los reparos de la Ermita de Apóstol San Pedro que su padre fabricó junto a su hacienda del Barranco de Ruiz, dando sitio así para ello y obteniendo licencia para que pudiera decir misa, según escritura del año 1578 ante Marcos Ruiz.

En una gran avenida de agua a causa de las lluvias, el Barranco se llevo la Ermita y, a falta de ella, el Capitán Don Pedro de Castro Navarro, fabricó otra bajo la misma advocación, arriba en su hacienda, en el camino que iba de Los Realejos a La Rambla, (conocido como camino real). -El autor de la imagen de San Pedro, apunta este comentarista del cual no boy a dar su nombre, es por el momento desconocido. Esperemos que los entendidos en arte, algún lo den a conocer.

Don Diego Benítez de Lugo Grimaldi Westerling, caso en la Ermita de San Pedro en La Rambla, término del Realejo de Abajo el día 1 de marzo de 1631 con Doña Ana Gregoria de Vergara Anzola y Meneses, hija del Maestro de Campo, don Pedro de Vergara y de doña Isabel del Hoyo y Abarca Meneses.

La nueva Ermita construida junto al viejo Camino Real, que conducía desde Los Realejos a La Rambla fue inaugurada para la boda del comentado Diego Benítez de Lugo Grimaldi Westerling con doña Ana  Gregoria de Vergara Alzola en el citado año de 1631”.

Este documento da fe de la importancia de la Ermita de San Pedro, por la cual todos tenemos debemos de luchar y salvarla del pésimo estado de ruinas en que se encuentra, dado los siglos que la amparan y el interés artístico de su techo y paredes e interiores.

Por tanto, es menester que por esta buena causa todos arrimemos el hombro ya que el pueblo ha notado profundamente su mal estado, y no negaran su importante colaboración económica, junto a los organismos oficiales, quienes, además, deben de intentar que nuestro legado histórico, no se vaya al suelo por la decidía.

De la misma forma luchó en los mismos diarios ya citados por restaurar los cuatro lienzos franciscanos que se encuentras en Tigaiga, y también el de la inmaculada concepción del Siglo XVII, de autos desconocido. Y de la misma forma, se restauraron el cuadro de la Virgen de la Rosa y el de San Pedro, antes del incendio de la iglesia matriz de La Concepción del Realejo de Abajo.

Por lo tanto, a esta persona no hay que “decorarla o hacerle un monumento” pero debe los buenos vecinos el tiempo gastado en defender nuestro patrimonio, como los Lavaderos de Tigaiga, en total abandono o los desaparecidos entre, otros los de “La Coronela”, o el horno de bóveda al subir “las vueltas de Tigaiga” hacia Icod el Alto.

Entre otras muchas cosas que en este municipio van desapareciendo sin que nuestras autoridades hagan algo, por recuperarlas.

Salvarlas, está en nuestras manos.


NOTA: En el Libro “LOS REALEJOS DE AYER Y DE HOY”. Editado por el Excmo. Ayuntamiento de Los Realejos, encontraran todo clase de detalles, que nos habla con toda claridad, lo sucedido en la histórica Ermita de San Pedro, por imagen en las que podemos ver algunas fotos que lo muestran casi todo.

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