Esteban Domínguez
En el Nobiliario de Canarias III de Juan Regulo Pérez
(Casa de Hoyo-Solórzano) encontramos algunas notas importantes de lugar
primitivo donde estuvo la primera ermita de San Pedro y que, por el interés,
reproducimos. Con las presentes líneas queremos dejar constancia el interés,
reproducimos. Con las presentes líneas queremos dejar constancia de este legado
histórico de la Ermita
de San Pedro, que durante muchos años estaba abandonada.
Y mientras otros a “bombo y platillo” defendían a
Rambla de Castro, un lugar que sigue estando abandonado, fue un realejo que
desde que notó el abandono de esta ermita, publicó varios artículos en el
Periódico EL DIA, y en “JORNADA”, siendo director de ambos el nunca olvidado
Don José Rodríguez Ramírez, que además tiene una calle con su nombre, en este
municipio de Los Realejos, por su tenaz empeño de defender los intereses de los
tinerfeños y de todos los canarios en general.
El autor de este relato publicó en diario “JORNADA”,
un artículo, que no cayo nada grato al párroco de aquel entones, corría el año
de 1991. Pero este hombre, no paró de escribir el mal estado que se encontraba
esta ermita.
En una ocasión y tras los comentarios vertidos el
dicho periódico, la visitaron algunas personas de Bellas Artes para contemplar sus
ruinas, y no le dieron importancia, pero este realejero, no se cansó de hacer
mención a su mal estado, y fue entonces, cuando las autoridades locales,
tomaron la decisión de prestarle atención a estas paredes, que estaban a punto
de irse al cuelo.
Este hombre me cuenta, que fue el gobierno de
Canarias junto con el Ayuntamiento de Los Realejos, quien tomaron la decisión
de ponerle remedio a la Ermita
de San Pedro.
El Gobierno de Canarias a través de su conserjería
de viviendas y aguas, ayudó a terminar con el mal estado de ruinas que ofrecía
este lugar sagrado, y al parecer, ofrecieron ocho millones de las antiguas
pesetas, para su restauración. Con ese dinero y la colaboración ciudadana, como
no podía ser de otra manera, se restauro la Ermita de San Pedro.
Y yo me pregunto. ¿Alguien le ha agradecido a este
realejero y que no hace falta nombrarlo por su nombre, todo lo que luchó para
que la Ermita
de San Pedro fuera restaurada? Creo que nadie. Ni siquiera cuado terminados los
trabajos de restauración que corrieron de la mano de la Empresa “Víctor Rodríguez”
de Tegueste, se invitaron a que estuviera presente.
Incluso le
dijeron algunos cercanos vecinos de aquel lugar, lo que sigue: “nosotros
tenemos la Ermita
de San Vicente muy bien cuidada; venta Vd. y sus vecinos a levantar la de San
Pedro”.
También esta persona reconoció que la AA.VV. “Landres” de San
Vicente, se movió en este asunto, siendo presidente de la misma el Sr. Palmero,
porque todo hay que decirlo. Menos el párroco que el citado año en que se
encontraba en ruinas, don Ramón Padilla, no “movió una piedra” sin embargo don
Juan Manuel Batista Núñez, se interesó en ese asunto, así como en la
restauración de la Ermita
de Tigaiga, cuyo proyecto del arquitecto don Sebastián Matías, no fue del agrado
de algunos “intelectuales”, también este mismo arquitecto se encargo de
restaurar la ermita de San Pedro que vemos hoy con total agrado.
Un relato, para enmarcar.
Datos
históricos
“Juan Ruiz,
que tomó por esposa a María del Álamo, hija de Melchor del Álamo y de catalina
Barroso, su mujer, según aparece en su testamento del citado Melchor, de fecha
29 de noviembre de 1568, Ante el propio Juan Vizcaíno y de su consorte Catalina
Barroso, de 28 de enero de 1591, ante Marcos Rodríguez, ambos en Los Realejos.
Este Juan Ruiz, escribe el cronista Núñez de la Peña en sus geanologías manuscritas, hizo
dotación de tres doblas para los reparos de la Ermita de Apóstol San Pedro
que su padre fabricó junto a su hacienda del Barranco de Ruiz, dando sitio así
para ello y obteniendo licencia para que pudiera decir misa, según escritura
del año 1578 ante Marcos Ruiz.
En una gran
avenida de agua a causa de las lluvias, el Barranco se llevo la Ermita y, a falta de ella,
el Capitán Don Pedro de Castro Navarro, fabricó otra bajo la misma advocación,
arriba en su hacienda, en el camino que iba de Los Realejos a La Rambla , (conocido como camino
real). -El autor de la imagen de San Pedro, apunta este comentarista del cual
no boy a dar su nombre, es por el momento desconocido. Esperemos que los
entendidos en arte, algún lo den a conocer.
Don Diego Benítez
de Lugo Grimaldi Westerling, caso en la Ermita de San Pedro en La Rambla , término del Realejo
de Abajo el día 1 de marzo de 1631 con Doña Ana Gregoria de Vergara Anzola y Meneses,
hija del Maestro de Campo, don Pedro de Vergara y de doña Isabel del Hoyo y
Abarca Meneses.
La nueva Ermita
construida junto al viejo Camino Real, que conducía desde Los Realejos a La Rambla fue inaugurada para
la boda del comentado Diego Benítez de Lugo Grimaldi Westerling con doña
Ana Gregoria de Vergara Alzola en el
citado año de 1631” .
Este documento da fe de la importancia de la Ermita de San Pedro, por la
cual todos tenemos debemos de luchar y salvarla del pésimo estado de ruinas en
que se encuentra, dado los siglos que la amparan y el interés artístico de su
techo y paredes e interiores.
Por tanto, es menester que por esta buena causa
todos arrimemos el hombro ya que el pueblo ha notado profundamente su mal
estado, y no negaran su importante colaboración económica, junto a los
organismos oficiales, quienes, además, deben de intentar que nuestro legado
histórico, no se vaya al suelo por la decidía.
De la misma forma luchó en los mismos diarios ya
citados por restaurar los cuatro lienzos franciscanos que se encuentras en
Tigaiga, y también el de la inmaculada concepción del Siglo XVII, de autos
desconocido. Y de la misma forma, se restauraron el cuadro de la Virgen de la Rosa y el de San Pedro, antes
del incendio de la iglesia matriz de La Concepción del Realejo de Abajo.
Por lo tanto, a esta persona no hay que “decorarla
o hacerle un monumento” pero debe los buenos vecinos el tiempo gastado en defender
nuestro patrimonio, como los Lavaderos de Tigaiga, en total abandono o los
desaparecidos entre, otros los de “La Coronela ”, o el horno de bóveda al subir “las
vueltas de Tigaiga” hacia Icod el Alto.
Entre otras muchas cosas que en este municipio van
desapareciendo sin que nuestras autoridades hagan algo, por recuperarlas.
Salvarlas, está en nuestras manos.
NOTA: En el Libro “LOS REALEJOS DE AYER Y DE HOY”.
Editado por el Excmo. Ayuntamiento de Los Realejos, encontraran todo clase de
detalles, que nos habla con toda claridad, lo sucedido en la histórica Ermita
de San Pedro, por imagen en las que podemos ver algunas fotos que lo muestran
casi todo.
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