José Peraza
Sobre las 3.30 de la tarde, tarde fresquita, en el muelle portuense, cuando
se sintió, a lo lejos un ruido de forma de ronquido, hasta que se pudo
comprobar que eran un grupo de moteros, que llegaron al muelle y estacionaron.
En total eran unas 31 motos, de diferentes marcas, y la mayoría con sus respectivas
parejas. Pasando a tomar y comer algo en el Bar “Hannen”. Todos ellos venían de
Santa Cruz, dando un paseo, por este bello norte. De camino, de iban a quedar a
ver el partido. La verdad, que lo siento por ellos, porque dos horas más tarde
empezó a llover.
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