Sheina Leoni Handel
“Los fanáticos más sanguinarios cambian de lenguaje según la fortuna, y
predican paciencia y dulzura sólo cuando no son los más fuertes”
Rousseau, (Carta a Voltaire,1756)
(Ginebra, 28 de junio de
1712-Ermenonville, 2 de julio de 1778)
¿Show o caos?, Esa es la cuestión.
El estadio parecía explotar con los efusivos cánticos de los admiradores
hacia el artista de moda, el show debía empezar a las veintiuna, y ya eran
veintiuna y quince. La ansiedad aumentaba, el protagonista del espectáculo aún
no aparecía. Seguramente, “se hacía desear”. La gente estaba cada vez más
enardecida, llantos, gritos, ruegos, hasta que la luz del escenario se encendió.
Sonriente y brillante, el cantante tan esperado apareció, con un saludo
incomparable, que excitó aún más a los presentes. Unos minutos después, comenzó
la función, y el público se volcó hacia el escenario sin control, volaron
sillas, cayeron personas por todos lados. …Los encargados de seguridad se
alejaron del estruendo, no se animaron a mezclarse, la emotividad venció a la
racionalidad y la locura dominó el lugar.
No era buena idea ubicarse delante de la masa humana ya frenética e
incontrolable, porque lo único que reconocían era la presencia de aquel a quien tanto idolatraban... Lo
demás, carecía momentáneamente de importancia.
¿A qué llamaos fanatismo?
El fanatismo es una actitud o actividad que se manifiesta con pasión
exagerada, desmedida y tenaz en defensa de una idea, teoría, cultura, estilo de
vida o incluso hacia una persona a quien se idolatra.
Un fan, simpatizante, aficionado, seguidor, admirador es una persona que
siente gusto y entusiasmo por otra persona, y que lo sigue, muchas veces dejando
de lado las consecuencias posibles.
Por lo tanto, fanatismo significa el seguimiento y defensa vehemente de una
persona, doctrina o religión de una manera extremadamente pasional, llegando a
perder cualquier sentido crítico.
Supone, además, una adhesión incondicional a una causa., y esto lleva
muchas veces, a un apasionamiento que hace que esta persona se comporte, en
ocasiones, de manera violenta e irracional.
El imperio de los fanáticos
Como vimos anteriormente, en la época actual, existen innumerables
objetivos para el surgimiento de fanatismos, ya que hay muchísimas causas para
la aparición de esta clase de personas.
Por ejemplo
1-En el terreno religioso con la defensa de
dogmas, o la defensa de libros sagrados o de dioses.
2-Otro ejemplo de fanatismo es hacia una persona, es el caso del
"fan fanático", ya mencionado anteriormente.
3-También el seguidor consecuente de
equipos deportivos (este caso es negativo: en contra de los otros equipos).
4-El fanático político, que cree que
sus ideas en esta materia son superiores a cualquier otra.
5-Y, por último, existen los fanáticos
anti-religiosos; anticristianos, anti musulmanes, ateístas en general, etc.
Condiciones del fanatismo:
La idea principal del fanatismo es que
toda acción que se haga o se defienda se debe hacer con pasión extrema y
esmero.
De esta manera, podríamos determinar
que el fanatismo se sustenta o identifica por cinco señales básicas:
1-El deseo de imponer sus propias
ideas,
2- Despreciar a quienes piensan
diferente
3-, El creer que sus ideas son
incuestionables,
4-El tener una visión radical de las
cosas, pues todo es blanco o negro,
5-Carecer por competo de todo espíritu
crítico.
Historia y origen del fanatismo
Los fanatismos religiosos aparecen como los más antiguos y controvertidos.
En ellos se destaca la falta de cuestionamiento absoluta, ya que son creyentes
ortodoxos, y aceptan los dogmas a un punto extremadamente peligroso. Desde
autoflagelación a grandes masacres, los fanatismos religiosos son hoy en día
vistos como uno de los grandes males con los que debe enfrentarse la humanidad.
Por ejemplo, el tan conocido
fanatismo musulmán,que implica el sacrificio de la vida propia en pos de
una vida más allá de este mundo. Uno de los más claros ejemplos se vio en los
atentados a las Torrres Gemelas y al Pentágono por parte de la agrupación
terrorista de Al Qaeda, contra los Estados Unidos de América, que tantos
muertos y heridos ocasionaron.
¿Es usted fanático?
El vitorear, cantar o apoyar a determinadas personas e ideologías en un
momento determinado no nos hace
fanáticos, pero si la pérdida de reflexión que puede acompañar a estas
situaciones.
Somos humanos y tenemos nuestros
sentimientos hacia determinados
individuos o ideologías. Pero cuando este apasionamiento nos hace perder la
razón hasta el punto de que todo lo demás deja de tener importancia, quizá sea
hora de cuestionarnos.
Ninguna persona, ideología o creencia debe ser capaz de hacernos olvidar
que vivimos en una sociedad con otros hombres que tienen los mismos derechos y
deberes que nosotros. Desconocer estos principios negarían nuestra condición
humana, y eso, sometería a la sociedad
al terrible dominio de los instintos,
que también poseen los seres más inteligentes pero peligrosos del
planeta: Los humanos.
Sigamos y admiremos a quienes nos hace felices, pero sin olvidar quienes
somos, y que la diferencias que tenemos con
otros seres vivos son, especialmente, la reflexión y el raciocinio. Por
lo menos, así debería ser.Es cuestión de tenerlo claro.
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