Isidoro Sánchez García
Los latidos del agua en La Orotava se
sienten en el corazón de las Villas, en la de Arriba y en la de Abajo. También
en Aguamansa y en El Rincón. Es que el municipio es un organismo alto y
extenso, con mucha vitalidad a pesar de su edad, y con significativa variedad
geológica y biológica. Lo que tiene claro es que su historia se escribe con
agua, de nacientes y galerías. Desde la cumbre dorsal hasta el mar Atlántico,
desde la cuenca hidrográfica de Aguamansa, particularmente, por encima de los
mil metros de cota, y con longitudes que se miden por miles de metros. Más de
cuatro hasta la Cruz Verde, donde el molino de La Piedad. Sus venas hídricas se
abrieron por galerías a principios del siglo XX y se alumbraron aguas
subterráneas de gran calidad. Desde siempre las aguas sirvieron para atender
las necesidades de la gente que apostó por la vieja Arautava, un asentamiento
escalonado en el corazón del valle de Taoro. Sirvieron para regar las fincas
que se fueron cultivando de manera sistemática junto a estos asentamientos a lo
largo del tiempo, con peso especial de la caña de azúcar al principio de la
conquista. También para mover ruedas a partir del siglo XVI. De un aserradero
al principio y luego de molinos que molían gofios y harinas de cereales. Y
generar electricidad durante un siglo entre finales del XIX y el XX, con saltos
de agua de más de cien metros y con turbinas tipo Pelton, además de atender lavaderos
públicos, chorros y abrevaderos. El valor etnográfico de los molinos de agua
fue reconocido en 2006 como Bien de Interés Cultural (BIC), con la denominación
de EL ACUEDUCTO DE LOS MOLINOS. Dicen los historiadores que hubo trece molinos,
pero en la actualidad solo quedan los cubos de diez de ellos y el recuerdo
industrial de cuatro, de los que dos siguen funcionando con electricidad,
antaño con la energía del agua. Es el resultado del empeño de empresarios
industriales que han mantenido el tipo, así como de técnicos, de profesores y
ciudadanos sensibles y comprometidos con el tema etnográfico de la Villa del
Agua por excelencia. Con motivo de la celebración del 18 de mayo, Día
Internacional de los Museos, se pensó en La Orotava como sede del primer
congreso museístico de Canarias. Ha sido
una buena oportunidad para que el Ayuntamiento, la empresa Canaragua, la
Fundación Orotava Historia de la Ciencia (FUNDORO) y los ingenieros Hermanos
EDIS hayan pensado en completar con Agua la red de museos en la Villa tras los
de las Alfombras y Pinolere, el Iberoamericano y el religioso de la iglesia de
la Concepción. Es que en La Orotava se sigue percibiendo claramente LOS LATIDOS
DEL AGUA.
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