Juan Antonio Gómez Jerez
Las personas tenemos carácter y podemos encontrar una
gran variedad de tipos de caracteres y personalidades entre todos y cada uno de
nosotros; pero hoy, vamos a detenernos en las personas que son reactivas y las
que son proactivas…
Mi pregunta es: ¿No cabe la posibilidad de que todos
seamos un poco de cada cosa?
“Las personas reactivas se ven a menudo afectadas por su
ambiente físico. Si el tiempo es bueno, se sienten bien. Si no lo es, afecta a
sus actitudes y su comportamiento. Las personas proactivas llevan consigo su
propio clima. El hecho de que llueva o brille el sol no supone ninguna
diferencia para ellas. Su fuerza impulsiva reside en los valores, y si su valor
es hacer un trabajo de buena calidad, no depende de que haga buen tiempo o no”.
“También las personas proactivas se ven influenciadas por
los estímulos externos, sean físicos, sociales o psicológicos. Pero su
respuesta a los estímulos, consciente o inconscientemente, es una elección o
respuesta basada en valores”
STEPHEN COVEY
Ser reactivos y saltar con enfado todo el tiempo, puede
tener de fondo una explicación, pero también podemos encontrar una manera de
controlarnos y cambiar para que nuestras reacciones no sean perjudiciales, si
es el caso de que vivimos siendo reactivos todo el tiempo…
Ser demasiado reactivo ante los estímulos externos, puede
implicar una respuesta vehemente casi todo el tiempo. Esto nos puede alejar de
forma rápida de nuestro entorno y puede ser un problema severo a la hora de
afrontar los problemas y de sobrellevar los problemas diarios que nos acarrea
la vida.
Según la manera que tengamos de interpretar las cosas,
esta actitud desempeñará un papel vital en cómo usamos nuestro tiempo, nuestra
energía y nuestra atención. Aunque puede estar muy claro en nosotros saber
cuáles son nuestras propias intenciones, ¿Cómo solemos percibir la intención
que otra persona tiene? Y lo más importante es saber y aprender cómo debemos
actuar ante esos estímulos para que no los sintamos como un ataque directo, en
cuya situación tenderemos a sufrir y a reaccionar de una forma explosiva. Esa
reacción puede traer una mayor y en cadena.
A veces malinterpretamos el “color” de una intención, es
decir, malinterpretamos lo que nos dice un correo electrónico, un texto en el
móvil, un post, o incluso la falta de una respuesta. Pero, en realidad, lo que
suponemos acerca de los motivos de otra persona, refleja nuestra propia
percepción de lo que creemos que es la verdad de este mundo y la condición
humana. Una mala interpretación es la que nos hace ser tan reactivos todo el
tiempo…
1. Pensar en la otra persona…
Debemos hacernos algunas preguntas antes de reaccionar
directamente con lo que veamos o leamos, preguntarse: “¿Conozco realmente algo
importante de esta persona? ¿Conozco verdaderamente sus objetivos hacia mí?” Si
no conocemos en profundidad a esa persona, ¿cómo vamos a llegar a saber sobre
la parte más íntima de su mente?
2. Considera cuáles son tus creencias…
¿Qué cosas consideramos como verdad en esta vida? ¿Nos
sentimos una persona indigna y por lo tanto creemos que todo el mundo nos crítica?
¿Pensamos que el éxito anima a la gente a mirar a los demás como algo inferior
y al mundo a sus pies? Deberíamos ver desde dónde estamos proyectándonos.
Tenemos que asumir la responsabilidad de que nuestro propio marco de
referencia, es sólo nuestro. A veces nos proyectamos en algo que en realidad no
está ahí. Y esto nos hace ser reactivos.
3. Trata de ser más compasivo…
Deberíamos dejarnos de paranoias. Los accidentes ocurren.
Las personas se distraen por dolor, preocupación, estrés… y más allá de lo que
esté pasando en ese momento con esa persona, deberíamos poder ponernos en su
situación y pensar de una forma más compasiva y entender que puede haber
sucedido cualquier imprevisto y que no hay mala intención por parte de la otra
persona en hacernos sentir mal o ejercer algún tipo de sufrimiento sobre
nosotros.
4. Intentar aclarar las cosas…
A veces es mejor eliminar una situación conflictiva de
una manera tranquila, sólo preguntando abiertamente a la otra persona, qué es
lo que pretendía hacer, o que quería conseguir en vez de desesperarse. Se puede
obtener una respuesta honesta y puede que no. Pero por lo menos hemos tratado
de darle una oportunidad.
Algunas personas no actúan con un propósito, sólo
reaccionan inconscientemente. El punto es, que ahora sabremos con qué tipo de
persona estamos tratando en lugar de asumir una falsa realidad que nos puede
hacer daño. Puede que nos sorprendamos al descubrir que era un simple
malentendido. Esto también evitará que ciertas personas puedan causar que
seamos reactivos y desesperarnos cada vez.
5. Anticiparse…
No estamos exentos a que alguien pueda malinterpretar
nuestras intenciones. A veces es útil decir simplemente las cosas como las
sentimos y como son, evitando en la medida de lo posible herir o hacer daño con
nuestros comentarios. La intención de esto, es que sea una conversación donde
fluyan las ideas y todo el mundo esté en disposición de entender las cosas que
se dicen y no de interpretarlas o malinterpretarlas.
6. Cambiar…
Podemos ofrecer la idea a los demás con nuestro ejemplo
para inspirar el cambio, esto se puede conseguir. Tener la sensación de ser
comprendido de forma unánime para todos. Dar forma a nuestro propio destino
mediante la práctica de más amor y empatía por los que nos rodean, y ampliar
nuestra comprensión de quién es quién. Sería una manera significativa de
empezar a hacer mejor las cosas.
7. Conseguir ser proactivos…
Las personas que dirigen su vida son proactivas. Van
hacia lo que quieren, deciden qué hacer con su tiempo, tienen planes para
conseguir lo que quieren y están siguiendo sus planes.
Saben que existe el riesgo de que sus planes no salgan
bien, y de que puedan surgir problemas por el camino, pero entonces cambiarán
su plan y volverán a probar. Una persona que dirige su vida ha aceptado que es
responsable de su situación y de cómo cambiarla. Una persona proactiva, a la
larga, avanza en su vida como consecuencia de sus estrategias.
Todos somos un poco reactivos y un poco proactivos en
nuestra vida. Probablemente esa actitud irá cambiando a medida que nos
encontremos a nosotros mismos y en la medida de que aprendamos a valorarnos y a
amarnos… Difícil, pero es que no hay otro camino para conseguir un estado de
buena salud mental y al mismo tiempo un estado de felicidad más generalizada.
Todo es posible en su justa medida y gracias al esfuerzo
que le podamos dedicar a ello.
Cuidar de nosotros mismos y de nuestro propio entorno de
una forma saludable, todo empezará a cambiar de forma significativa si dejamos
aparcado esa carga que tanto nos condiciona…
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