Evaristo Fuentes Melián
El mal llamado mamotreto, aparcamiento de Las Teresitas diseñado por el
arquitecto Perrault es un edificio plano, es todo menos un mamotreto. Pero un
concejal chicharrero, que antes era del grupo de gobierno de Bermúdez, parece
tener una obsesión patológica que le embarga los sentidos y está empeñado en
demolerlo.
Vamos a otra cosa. Hay una foto de un partido de baloncesto del año 1955,
en la cancha de tierra de la plaza del Charco, Puerto de la Cruz. En dicha foto
se ve al fondo la vieja sucursal del Banco Exterior, que estaba en el costado
Este, junto al llamado Canal de Suez, que es la escalinata que sube hacia San
Francisco. Pero la última sucursal del Banco Exterior estuvo situada al lado
Norte de la referida plaza, en un edificio que es en la actualidad una de las
mejores edificaciones y de más calidad arquitectónica de la etapa contemporánea
(1960 hasta hoy) de la ciudad turística dentro de su zona urbana tradicional.
Este edificio del Puerto de la Cruz se hizo al mismo tiempo que el entonces
nuevo Banco Exterior de La Orotava, calle Calvario frente al cine Orotava,
ahora Sala Teobaldo Power. Pero este de La Orotava es un edificio mamotreto
incalificable, insoportable, inadmisible en una deseable armonía de fachadas.
Ambos edificios se construyeron al unísono en los primeros años setenta del
siglo XX.
Pero el de La Orotava es un mamotreto horroroso que se construyó por
presiones de la entidad bancaria desde Madrid. No compagina ni tiene armonía
con el resto de la calle Calvario en esa acera; y tampoco por la fachada
trasera de la calle Rosales. Para colmo, está la pequeña casa terrera del
recordado bar Almeida, hoy en semi ruina, en cuyo bar el camarero Copelio
servía aquellos exquisitos combinados con el borde del vaso adornado con
granitos de azúcar. Una exquisitez bebestible en los inolvidables años sesenta.
Cabría preguntarse si el Dios Baco, Dios del Vino, también patrimonialista las
bebidas blancas…
Espectador
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