Lo sabemos, pero algunos, bien sea por miedo o bien porque la memoria les falla, olvidan que Sánchez neutralizó el discurso regeneracionista. Él y su PSOE. Y esa voladura del consenso, la piedad y la concordia entre los españoles queda fotografiada en la campaña electoral madrileña.
Un ejemplo es Ángel Gabilondo. Se presentó ante los ciudadanos de la locomotora económica y cultural de España como el socialdemócrata europeo que escasea en el PSOE batasunizado. Pero poco duró la imagen de hombre centrado y enamorado de la metafísica.
Con el objetivo de amarrar votos, el hombre limpio e inteligente optó por rodearse de los más hediondo del pudridero de la izquierda.
Y así se dejó fotografiar al lado Grande-Marlaska, ese ministrillo que no tiene reparo alguno en ser identificado como el personaje del Gobierno que simboliza la alianza con EH Bildu. Ahí está el acercamiento de presos etarras todas las semanas. Y está también su deseo de captar el cariño de los independentistas y golpistas catalanes.
Pero Gabilondo entiende que con Grande-Marlaska no es suficiente. Necesita algo más. Algo con más gancho. Más glamour. ¡Más pueblo! ¡Más cultura! ¡Un hombre metafísico!
Entonces Gabilondo consigue el milagro. Se hace acompañar también por el representante del agresivo, tóxico y cancerígeno populismo televisivo. Jorge Javier Vázquez se pone a su vera.
Y así el PSOE asegura que ganará las elecciones.
¿Es el PSOE el partido que necesita Madrid para garantizar un mejor futuro?
No.
Y junto al partido de Sánchez muchos son ya los que proclaman que VOX es letal para la democracia. Para Madrid. Mienten los que así atacan a VOX. Son cobardes y además forman parte de la tribu que persigue enterrar el sistema del 78.
Que nadie olvide que Abascal venía de sufrir el terrorismo en el País Vasco. Tenía que llevar escolta desde joven. Rocío Monasterio pertenece a una familia expropiada y represaliada por los comunistas en Cuba. Son pues luchadores por la libertad.
Un destacado hombre y ya ex político, Alejo Vidal Quadras, fundador VOX, afirma lo siguiente: “…es esta izquierda la que ha instaurado esta dinámica de la provocación; un ambiente guerracivilista, una nostalgia del 36 que es mortal para la sociedad. Querer ganar la guerra 80 años después con amedrentamiento pone en peligro la paz social. Y bueno, estamos hablando de las balas, cuando esta izquierda ha aceptado a Bildu como animal de compañía”.
También Ignacio Camuñas, otro de los fundadores de VOX, aunque ya no forma parte del partido, añade: “…no hay una deriva de VOX, no es VOX quien está provocando. Si alguien ha provocado es la izquierda. Esto de las amenazas y el debate es pura campaña, es quedarse en la anécdota. VOX se ha convertido en el actor molesto, en una situación política que no tiene nada que ver con la que había en España hasta 2014. La izquierda hasta entonces era distinta. El PSOE se radicaliza con la llegada de Zapatero y enormemente más con la llegada de Pedro Sánchez, que es el que mete a los comunistas en el gobierno. Con la extrema izquierda radicalizada y los independentistas tirándose al monte, VOX viene a rectificar eso donde el PP cede. El PP es un partido que, tal vez por sus casos de corrupción, tiende al chalaneo con la izquierda y hacer con ella una política de entente. VOX les molesta a todos”. Camuñas llegó a ser ministro bajo el Gobierno de Adolfo Suárez con la fenecida UCD.
Yo no quiero piedras ni balas. No quiero las amenazas ni los insultos de la extrema izquierda.
Ojalá el cordón sanitario que se pretende lanzar contra VOX no se convierta en realidad. Ahí el PP debería apoyar al partido de Rocío Monasterio. La extrema izquierda excluye, golpea, te sumerge en la miseria, te martiriza con el hambre y, luego, sí, luego la noche más oscura se cierne sobre la vida de los españoles.
Yo siempre he deseado para mi España la paz social, la concordia.
Las pinturas de Goya y el garrotazo deben servir para aceptar la democracia como el mejor sistema para vivir y prosperar.
Festejar el 90 aniversario de la proclamación de la Segunda República, como ha hecho el PSOE, es apostar por el guerravicilismo.
Digamos siempre no a la confrontación fratricida.
Por lo tanto, digamos siempre
no a la extrema izquierda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario