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jueves, 8 de abril de 2021

17 AUTONOMÍAS: HAY QUE SALVAR ESPAÑA

Lorenzo de Ara

Coincidirán conmigo en que el caos se ha apoderado de España. O lo que queda de España. Por ejemplo, con leer un poco y guardar en un archivo la información, llegamos a tener la certeza de que la actual legislación en materia de salud nacional es clara como un día de verano: en caso de emergencia sanitaria la gestión recae sobre el Gobierno, no sobre las comunidades autónomas.

No deberíamos seguir. ¿Para qué? El caos en España es consecuencia de un estado autonómico que siempre ha sido enemigo de la unidad de la patria y, hoy, bajo pandemia, y con la espantada del gobierno socialcomunista, provoca el desconcierto y el miedo en los españoles. También la muerte de miles de compatriotas.

Otro dato relevante que nos llega es el que recuerda que la Ley General de Salud Pública dice que las competencias serán siempre del gobierno central. Más claro aún; corresponde a Sanidad “la gestión de alertas de carácter supraautonómico o que puedan trascender del territorio de una comunidad autónoma”. Es más, también aquellas que procedan de Europa, OMS, y pone especial hincapié en señalar que es clave el protagonismo del gobierno central en las alertas contempladas en el Reglamento Sanitario Internacional.

O sea, que lo normal sería que Sánchez, en vez de estar haciendo campaña en Madrid, fomentando la caza de brujas contra Ayuso y Abascal, en realidad tendría que estar las veinticuatro horas dedicado a coordinar la actuación contra la pandemia actual de Covid-19.

Más datos que hay que manejar para insistir que 17 tribus destruyen España. “La Ley General de Salud Pública no es un caso aislado sino que se encuentra en sintonía con la legislación supranacional. El Reglamento Sanitario Internacional de 2005 y vigente hoy establece el reparto de responsabilidades ante un escenario de emergencia sanitaria. Fue redactado por la Organización Mundial de la Salud y firmado por 196 países, España entre ellos, obligados a cumplirlo.”

Es competencia del Gobierno ostentar en todo momento el poder para llevar a cabo las medidas de control para evitar, por ejemplo, la propagación del bicho actual. Pero también, el mismo Gobierno tiene que poner en marcha un plan nacional que dé respuesta inmediata ante el drama de emergencia de salud pública.

Nada de todo esto se hace. Y la muerte, la miseria, la ruina económica, forman parte del paisaje de España.

Vomítelo, pues. Echemos fuera lo que es malo retener en el cuerpo.El Estado autonómico es una anomalía que dura demasiado tiempo. Políticos y medios de comunicación en estos 40 años han bendecido la aberrante criatura que nos devora. España es un marasmo de miserables tribus que van a su bola. Izquierda y derecha han destruido España. Hay que lanzar un claro basta ya cuando se habla tan a la ligera de la transición del 78. Sí, fue clave para garantizar una democracia y la convivencia pacífica entre ideologías diferentes, hasta ese momento enfrentadas en las trincheras. Pero qué ha pasado con los españoles. Se me responderá que ahora vivimos mucho mejor que en el 78, que todos tenemos esto y aquello otro, y que nuestra juventud es la mejor formada de la historia, lo que no es más que una gran patraña aceptada por una tribu ignorante.

Pues claro que se vive mejor, y que follamos mejor, y que comemos mejor, y que se juega al fútbol mejor.

La tragedia que experimenta la vieja nación española no es producto de la aparición del coronavirus.

Con anterioridad al bicho, sufrimos el azote de la crisis financiera. Años llevábamos con ETA matando, secuestrando, extorsionado, obligando al exilio a más de 250 mil personas. Ni en tiempos de bonanza conseguimos el pleno empleo. La dependencia enfermiza del turismo nos convierte en un gigante con pies de barro.

Pero el mal, él único mal que corroe el alma de mi patria es la existencia de 17 tribus enfrentadas, egocéntricas, egoístas, ramplonas, violentas, xenófobas y racistas. Porque el español es el que más sufre las locuras de autonomías con la ambición desmedida. De ahí lo de xenófobas y racistas.

Y por último está la inane presencia de un gobierno central, hoy, ayer y mañana, que es siempre ninguneado, aunque siempre cómodo dejando el protagonismo en manos de pueblos, barrios, calles, asociaciones de vecinos. Es más fiable la hoja parroquial que el BOE.

Cuando se pierda el miedo a decir que las autonomías nos destruyen, y cuando decidamos poner punto y final a esta bufonada que nos conduce al pudridero, entonces comenzarán a ir mejor las cosas

Vieja nación de Europa sin la cual el mundo contemporáneo no se entiende. Vieja nación que se empeña en autodestruirse sin lograrlo. Vieja nación que hoy necesita una vacuna para terminar con la estulticia en la política, la judicatura, los medios de comunicación, las calles.

Ayer en Vallecas, la verdadera España, hablo de la que representa Podemos, enseñó otra vez su cara. Fea, grotesca, violenta, enferma.

VOX era la viva imagen de la España que quiere dejar atrás el horror pero fue apedreada, humillada, insultada. ¿Protegida? No, jamás. He ahí la realidad.

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