Hoy comenzaremos por dejar una cosa perfectamente clara. Carita la cosa ha de estar para los analfabetos funcionales y demócratas de boquilla. A ver si de una puta vez lo entienden. Podemos y PSOE no tienen hoy, ni tendrán jamás, el derecho a decir quién es demócrata en España y quién no. Ni Poemos ni PSOE tienen legitimidad para hacer tal cosa.
Bajo la luz del mejor de los días, usted y yo sabemos que la izquierda quiere quemar, incendiar las calles. Hacer que España arda como en el 36. La izquierda hoy es cualquier cosa menos sinónimo de libertad.
En todo caso, Podemos y PSOE representan el odio del nuevo horror que recorre las venas de España.
La violencia está en la izquierda y no en la moderada derecha, hoy representada por el PP y VOX.
“A ese poner mi salvación en sólo la voluntad de quien es más yo que yo mismo, llamaba La Boétie, en el siglo XVI, ‘servidumbre voluntaria’”, escribió hace pocos días el filósofo Gabriel Albiac. Tal cosa son los antifas de Vallecas y los perrunos sociatas que respiran por aquí y por allá.
Andrés Trapiello, una de las cabezas mejor amueblas de la literatura y el periodismo en España, aporta más luz: “¿Han visto alguna vez a una gallina andando por un terreno desigual? Con cuánta delicadeza adapta ella los tres largos dedos de sus patas sobre piedras y desniveles, qué gracia moviendo la rabadilla. Sánchez camina igual sobre los muertos por la pandemia, la economía rota, las vacunas, ni siquiera vacila cuando ha de hacerlo sobre el tierno guano, propio o de sus socios (promesas incumplidas, baladronadas y propaganda). Sí, pero produce escalofríos pensar lo que sería España con un presidente presentable de centro o de derechas, con la extrema izquierda suelta y rabiosa.”
¿Qué sería de España? Si en vez de un comunismo y de un socialismo que se alimenta de Paracuellos, España estuviese en manos de un gobierno conservador, la extrema izquierda, con Sánchez al frente, arramblaría con el sistema del 78 en pocos días.
Mientras los pacíficos y demócratas representantes de VOX hacían campaña en Vallecas, los antifas vomitaban el grito de guerra: “¡A por ellos como en Paracuellos!”
Es la mortuoria izquierda monclovita y podemita.
Y hoy el horror invade España gracias al papel de las televisiones. Sí. La televisión como arma de persuasión, pero nunca como instrumento de información. Ya no digamos de formación. Así se hace democracia. ¿De la buena? ¡Quia! La democracia más asquerosa del mundo. La nuestra
En un párrafo del editorial de ABC de hoy viernes 9 de abril se lee lo siguiente: “se ejecuta una estrategia borroka de acoso al conservador identificándolo con una amenaza para la democracia, a la par que se blanquea al izquierdista como el pulcro garante de la esencia de las libertades. Podemos, Mas País, o el propio Partido Socialista, lo han hecho incluso con terroristas como Arnaldo Otegui. De este modo, la izquierda siempre lucha frente a una amenaza ultraconservadora contra la democracia, y para ello utiliza, justifica y ampara estrategias de campaña equiparables incluso con la guerrilla urbana, como si la normalización de la violencia fuese una exigencia moral irreprochable. Todo es útil si le sirve para criminalizar a la derecha y a sus votantes sin distinción, sin matices y sin escrúpulos.”
La locura ha llegado a tal extremo de aberración que el partido que se pasó 40 años de vacaciones durante el franquismo, habla del PSOE y se atreve con osadía y con ese odio connatural a su naturaleza e ideología, se atreve digo a llamar provocador a VOX.
Pero resulta que VOX tiene más sangre democrática y más autoridad moral que el sanchismo, o sea, que el PSOE.
Y VOX tiene perfecto derecho a presentarse en cualquier sitio de España. Celebrar mítines donde quiera.
Ponerse de rodillas ante la extrema izquierda (hoy no hay izquierda en España) sería un acto de cobardía.
Imagina sapientísimo lector si la gentuza que casi mata en Vallecas no mandara en España. Imagina lo que harían con nosotros. Y nosotros somos los demócratas.
Recuerda siempre el horror de Paracuellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario