La Superliga y el populacho. Ese ser vivo que se moviliza –aseguran- para preservar los sentimientos. Capaz, llegado el caso de recuperar la guillotina si le tocan el fútbol.
Afirma John Müller: “Para muchos ciudadanos, el debate sobre la Superliga ha sido como discutir un asunto íntimo. ¡No puede ser que gestionen nuestros sentimientos sin preguntarnos! Si los ciudadanos exhibieran el mismo interés y celo para proteger los datos que a cada momento entregan a las plataformas digitales, el mundo sería diferente. Y no digamos nada si esa energía se canalizara en participar en los asuntos públicos.”
El pueblito democrático no quiere pan. Quiere circo. Mucho circo.
Pero los más jóvenes ya pasan del ‘furbol’ y de los más de 27 millones de euros que gana al año el pobrecito de Pep. Pep Guardiola. Que también habla de sentimientos. Pero el jeque le paga donde las arenas vomitan petróleo y entierran vidas humanas.
El pueblito quiere partidos con el equipo del barrio peleándose con el Madrid, el Barcelona, el Atlético.
Son millones los que vociferan: “Esos chicos corren porque el color de la camiseta lo es todo para ellos. En el corazón hay un sentimiento de pertenencia al club.”
¡Los terraplanistas tienen un pase, pero esta gentuza que así piensa no merece ni el agua para sobrevivir!
¿El dinero? ¿Qué es el dinero cuando hablamos de defender la camisa de los menesterosos que se acuestan gritando gol, y gol, y gol, y olvidan que hay que comer y trabajar y ser por una puta vez en la vida persona y no animal amaestrado por las televisiones, plataformas y multimillonarios con el culo en las tribunas de los coliseos. ¡Fieras!
A mí el ‘furbito’ dejó de interesarme cuando Qatar se hizo con un mundial. Han muerto más de 10 mil personas construyendo estadios para jugar en ese infierno. Pero chitón. El desierto puede con esa cantidad de fiambres. Los baretos se llenan de viejos y de analfabetos.
La chiquellería anda metida en los deportes electrónicos. Y esta industria mueve miles de millones de dólares al año.
Irrecuperables, hablo de los mocosos, salvo que vayan de la mano del papá alcoholizado al bareto del barrio a desgañitarse con la cerveza y el coñac. ¡Falta la puta!
“La pandemia ha castigado mucho al fútbol. Según el informe que la consultora PwC, el fútbol español perderá 2.013 millones de euros entre marzo de 2020 y el final de esta temporada. El desglose de pérdidas según los cinco capítulos con que se financian los clubes son: 848 millones por el día de partido, 146 millones por derechos de retransmisión, 221 millones por comercialización, 727 millones por traspasos de jugadores y 71 millones por publicidad.”
Cuando oigo decir por ahí que Sergio Ramos, Messi, Cristiano Ronaldo y Pedrito (el nuevo crack tinerfeñito) son deportistas y ejemplos de una sociedad generosa que premia el esfuerzo y otras memeces por el estilo, a mí me viene a la cabeza que una persona puede perfectísimamente sobrevivir a muchas cosas. Qué se yo. Puede sobrevivir al asco. Claro. Y puede también sobrevivir al miedo. Naturalmente.
Pero a lo que no puede sobrevivir una persona libre, con alma, inteligente y bien criada es a la risa sonora del que nos está tomando el pelo.
Alguien dijo en una ocasión, creo que es literal, que “los no estúpidos siempre infravaloran el poder dañino de los estúpidos”.
Pues el ‘furbol’ es la mayor estupidez por la es capaz de matar la masa/vulgo.
Esa masa/vulgo que olvida el
pan, y prefiere morir por el circo.
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