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miércoles, 7 de abril de 2021

ATEO, COMUNISTA, HOMOSEXUAL.

Lorenzo de Ara

Pasó la Semana Santa.

El ateo es el protagonista de esta opinión

El gran ateo.

El ateo entre los ateos.

El hombre bueno que un día se puso a filmar una película inigualable. Única. Llena de amor. Respeto. Admiración. Pobre y humilde. Filmada en parajes secos, casi sin vida aparente.

“El Evangelio según San Mateo” es una obra maestra.

Un católico, servidor de ustedes, confiesa que es la película sobre la pasión de Jesús que más le gusta. Y con mucha diferencia.

Hasta el actor ameteur y español que encarna a Jesús, republicano y también ateo, consigue realizar un trabajo exquisito.

Pero sí, por supuesto, vayamos a por el hombre que dirigió la película.

Se llama Pier Paolo Pasolini. Se llamaba. El cineasta que hoy pasaría hambre y estaría condenado al ostracismo más absoluto. Sencillamente le sería imposible rodar películas. De una buena se han librado los “Lolitos”.

El Jesús de Pasolini es tan cercano, tan humano, tan neorrealista, tan austero.

El Vaticano, furioso en un principio, incluso antes de iniciarse el rodaje, terminó arrodillándose y bendiciendo la cinta. Hoy en San Pedro es la película preferida por la curia romana, aunque “La Pasión de Cristo” de Mel Gibson es otra película que considero espléndida y asumo que es la más popular y admirada por el gran público. Nada que objetar.

Como “La Pasión según San Mateo” hay pocas películas.

Más allá de los premios y nominaciones, lo que este católico valora más de la película del ateo, comunista y homosexual italiano es la fidelidad, diría que exquisita, al texto evangélico.

Los primeros planos perdurarán en el tiempo. Y son, lo sé, un recurso siempre bien empleado por el cineasta en otras obras.

Hablo de esta película porque la vi ayer.

Rodada a comienzos de la década de los 60 del pasado siglo, créanme si les aseguro que no ha habido director, guion, tecnología de rodaje que supere la simplicidad y luminosidad (la entrada en Jesurasén llenando el corazón de alegría con unos cuantos niños y muy poca gente acompañando al Mesías) de esta genialidad. Ahí está la pobreza extrema de recursos y el protagonismo de los sermones, que hacen veraz todo lo que en ella cobra vida.

Un ateo, sí, un comunista, sí, un homosexual, sí. Pero muy por encima de todos estos rótulos en la Cruz del hombre creador y de nomenclaturas que vomita la sociedad pacata y beocia, más allá de todo engendro nacido para negar la evidencia, lo que tenemos es a un cineasta que respetaba y amaba la obra de un hombre. Jesús.

Un católico se emocionó al verla por primera vez. Yo soy ese católico. Y sigue experimentando los mismos sentimientos.

Jesús y el valor de lo sencillo.

Gracias Passolini.

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