José Melchor Hernández Castilla
“El Dr. Wolfel sostiene, en su estudio luego citado sobre Don Juan de Frías, que
el deán Bermúdez ostenta la capitanía de la conquista en representación del
obispo, juntamente con Juan Rejón, durante el primer período de 1478-1479, cosa
que puede en verdad apoyarse en el testimonio de Sedeño, quien asegura que la
orden regia se dio para que "la conquista la hiciesen ordenando ambos
y no el uno sin el otro". Pero durante el segundo período (1480-1483), bien por disconformidad
del obispo con el deán Bermúdez, que continúa en su cargo de deán de Canarias,
pero no regresa a las Islas, bien por haber cambiado la situación jurídica
de la conquista, tras la destitución de Rejón, ni el obispo ni el deán
aparecen en las Capitulaciones con Pedro de Vera y Quintanilla, por ejemplo”
(Álvarez Delgado Juan, 1963. “Alonso de Palencia y La Historia de Canarias,
1423-1492. Nº 9, AEA. Página 70).
Don Juan de Frías, obispo de Rubicón y Canaria (1473-1485). Los “indicios
permiten fijar el comienzo del obispado de D.
Juan de Frías en 1473, aunque
nuestros historiadores y Ortíz de Zúñiga fijan el nombramiento y venida a Canarias del obispo Frías en
el año 1479. Porque los documentos publicados por el Dr. Wolfel en su estudio
D. Juan de Frías, el gran conquistador de Gran Canaria,
aseguran que varias veces antes del año 1477 había estado Frías entre
los indígenas de la Gomera. Véase en el texto completo de la Real Cédula de 18 de octubre de 1477, incorporada en la de 6 de febrero de 1478, denuncia
del obispo contra los Herrera-Peraza por el cautiverio de gomeros, en la que se
dice que "Don Juan de Frías,
obispo de Rubicón… como pastor e prelado suyo, avía estado muchas veces entre
ellos, e que antes que los traxesen, él avía sabido (¿salido?) de
la dicha Ysla (de la Gomera)". Y los cautivos fueron hechos en los
comienzos del año 1477, primer ataque de Hernán Peraza” (Alvarez Delgado, Juan, 1963… Página 71).
“El 16 de junio de 1478, ante Marcos Luzardo en Lanzarote, actúa fray
(franciscano) o don Juan de Frías como testigo en el consentimiento que otorga
Diego de Herrera sobre la donación que hizo doña Inés Peraza, en Sevilla, de la
isla de La Gomera a Fernán Peraza. Vuelve a Sevilla y se reúne con Pedro
Fernández Cabrón y Juan Rejón y, el primero de agosto de 1479, pasan a Gran
Canaria para colaborar en la conquista. Regresó a Sevilla donde, en 1481, se
tiene constancia documental que recibía en su mesa a don Fernando Guadarteme
(Cfr, información guadartémica de 1526). En 1483, ya ha organizado la nueva
composición y funcionamiento de su Cabildo Catedral, a imagen y semejanza del
hispalense, y negociado el traslado de Sede y Obispado. Ahora Rubicón se transformará
en Canaria y Teguise dará paso a Las Palmas, en tanto que San Marcial dejará su
lugar a Santa Ana (Cabildo Eclesiástico). Durante este año y los siguientes
atenderá a su grey grancanaria prehispánica, desplazada en masa a Sevilla. Se
encargará de distribuirlos entre familias de cristianos viejos, etc… Enfermo,
testó y otorgó codicilos en Sevilla en 1485. Falleció entre noviembre de 1485 y
enero de 1486” (Cebrián Latasa, José Antonio, 2003. “Ensayo para un diccionario
sobre los conquistadores de Canarias”. Gobierno de Canarias. Páginas 229, 230).
“En septiembre-octubre de 1477 la Corona negocia con Diego García de Herrera la cesión de
las citadas islas (Gran Canaria, La Palma Y Tenerife), plasmándose el acuerdo
en un documento que lleva la fecha de 15 de octubre de 1477. Es posible que en la determinación de los
soberanos influyesen las protestas del obispo don Juan de Frías, el cual
había denunciado el negocio esclavista de Hernán Pereza, hijo de Diego
García de Herrera, a costa de los gomeros y en connivencia con vecinos de Palos.
Los Reyes Católicos comisionaron en ese mismo 1477 a los doctores A. de
Villalón y Ramírez de Zamora para que actuaran en el pleito que el
citado obispo sostenía con los paleños, enviados por Hernán Peraza a
capturar esclavos insulares. Los jueces dieron la razón al obispo Frías,
y en febrero de 1478 los soberanos sentenciaban que 98 indígenas gomeros fueran
devueltos a su isla. La orden, incumplida, será reiterada en
noviembre hasta lograrse un final de acuerdo con el criterio de la
Reina, empeñada en rescatar a todos los esclavos dispersos por el
ámbito peninsular… Pedro de Vera, por estas fechas (enero de 1484), se
encuentra libre de preocupaciones en su isla, pues le es posible trasladarse a
la Gomera a castigar a unos gomeros sublevados (volverá de nuevo a la Gomera en
1488 para hacer escarmiento en los indígenas que han asesinado a Hernán
Peraza). En abril de 1484, Vera se encuentra bien lejos de Canarias, haciendo
cabalgadas por tierras malagueñas… En 1485, Pedro de Vera, que ha vuelto a Gran Canaria, expulsa a una serie de
gomeros en el mes de enero. Tal vez estos indígenas hubiesen mostrado
síntomas de rebeldía o descontento, afectados por lo que se hizo el año
anterior con sus coterráneos. Podemos aventurar que Vera consideraba a la
facción gomera como algo peligrosa en una gobernación donde se daban brotes de
inconformidad o insumisión… En 1487, Pedro Vera, continúa aún en las campañas
granadinas, actuando en los cercos de Vélez-Málaga y Málaga, hasta que retorna
a Gran Canaria en 1488 para, nuevamente, castigar a los gomeros que han
asesinado a su señor Hernán Peraza. Vera, que en ese año ha casado por segunda
vez con Catalina de Zurita, se traslada a la Gomera y aplica un duro
escarmiento a los indígenas… Ante la protesta aireada del obispo de la Serna, Vera tiene que regresar a la Península y
depositar 500.000 maravedíes para devolver los dineros pagados por los gomeros
vendidos como esclavos y que había que libertar. El favor real no lo pierde
ya que parece intervenir como prestamista de los mismos reyes, y en 1489, quizá,
participe en el sitio de Baza como proveedor de las armadas reales. Los 500.000
maravedíes exigidos en 1488, los deposita en 1490, año en que su hijo Hernando
se refugia en Portugal tras componer unos versos en los que critica a los
soberanos y al corregidor de Jerez”. (Morales Padrón, Francisco, 1978.
“Canarias: Crónicas de su Conquista”. Museo Canario. Páginas, 22, 32, 33, 34).
Los gomeros indígenas
conquistadores de La Palma (reclutados por Alonso
Fernández de Lugo en 1492, muchos de ellos en Sevilla) presentan, en algunos casos, onomástica andaluza como Bartolomé
de Triana o de Sevilla (1), Fernando de Córdoba (2), Francisco de Palos (3),
Francisco de Sevilla (4), Juan de Jerez (5), Juan de Sevilla (6), Marcos de
Moguer (6), Martín de Rota (7), Miguel de Córdoba (8), Pedro de Cádiz (9),
Pedro del Alhóndiga (10), Pedro de Baeza (11), Pedro de Gibraltar (12), Pedro
de Marchena (13), Pedro de Moguer (14); otros, tienen otros nombres y
apellidos, Andrés Sanchez (15), Cristóbal Delgado (16), Diego Chirino (17),
Diego López (18), Diego Navarrete (19), Fernando de Mulagua o Amilgua (20),
Francisco de Flandes (21), Francisco Marraxo (22), Francisco Vizcaíno (23), Juan de Castilla (24), Juan García
(25), Juan Garrido (26), Juan de Senilla (27), Marcos de Simanacas (28) y Pedro
Simancas (29), hermanos, Pedro Benítez (30), Pedro Escudero (31), Pedro
Fernández (32), Pedro de Frías (33), Pedro García (34), criado del Adelantado,
Pedro de la Gomera (36), Pedro de Medina (37), Pedro del Obispo (38), Pedro
Vargas (39), Rodrigo Álvarez (40) (Concepción García, Horacio, 2020. “Garafía,
Antroponimia y génesis de su poblamiento”. Cabildo La Palma. Páginas 52, 53).
Los gomeros indígenas o prehispánicos, también, participan en La
Conquista de Tenerife (1494-1496), entre ellos, nuestro protagonista, Juan de Castilla.
“Desde fines del siglo XV, conocemos la existencia de gomeros en
Tenerife, aunque la mayor proporción al primer cuarto del siglo XVI… La
presencia de gomeros en Tenerife está fundamentada por su participación en la
conquista y en el posterior poblamiento, formando un pequeño grupo que hemos
estimado en el 6 por 100 del total de población. Su situación jurídica es de
hombres libres, aún cuando el Cabildo tinerfeño los trató indiscriminadamente;
pretendió su expulsión y concentración en poblado. A nivel de grupo, se
mantuvieron unidos, tanto que no se mezclaron con el resto de la población, a
excepción de los guanches, con los cuales hicieron causa común, pues sus
problemas eran los mismos. Su dedicación principal fue el pastoreo; sin
embargo, también trabajaban las tierras recibidas en repartimiento y sacaban el
producto que les daban las abejeras salvajes. Con los beneficios compraban
casas, tierras y ganado. A pesar del rechazo impuesto por las autoridades,
colaboraron en la nueva sociedad, incorporándose a la vida desarrollada tras la
conquista, no sólo a nivel social y laboral, sino también a nivel religioso,
integrándose, por lo tanto, con el conjunto de los pobladores” (Lobro Cabrera,
Manuel (1984). “Los Gomeros en el Poblamiento de Tenerife”. Museo Canario. XLV,
Páginas 58, 77, 78)
Juan de Castilla, es una de las 30 personas que recibe del Licenciado Johan Ortiz de Zárate, el
Reformador, por mandatos de los Reyes, el 29 de mayo de 1506 en La Araotava, un
solar para la fundación de la villa de La Orotava: “y ordenó que los dichos solares para casas tuviesen de anchura por
la vera de las calles 40
pies -11´20 metros-cada uno y de 80 pies -22´40 metros- de
largo desde las calles hasta la espalda de dichos solares; y que las dicha
casas se hiciesen antes del día de San Juan” (De la Rosa Olivera, Leopoldo;
Serra Rafols, Elías; 1953. “La Reformación del Repartimiento de Tenerife en
1506 y Colección de Documento sobre El Adelantado y su Gobierno”. Instituto de
Estudios Canarios. Páginas 135, 134 136, 137).
Juan de Castilla, aparece como testigo en el siguiente protocolo: “En el valle de La
Orotava, sábado 2 de mayo de 1506, en presencia de Sebastián Páez, escribano
público, y de los ts., Batista Escano, alguacil mayor, a cumplimiento de este
mandamiento del Adelantado puso al bachiller Alonso de Belmonte, en nombre del
Lcdo. de la Fuente, en la tenencia y posesión de las 36 fs. de tierras de riego
con el agua que les pertenece sitas en el valle de La Orotava lindantes con los
dichos en el mandamiento” (Galván Afonso, Delfina, 1990. “Extracto de los
Protocolos del Escribano Bernardino Justiniano, 1526-27. Tomo II”. Estudios
Canarios. Página 591). “1.028. 1511, abril, 26: fol. 202 r.
Lucía Fernández, Hecha de oro, vº., reconoce deber a Juan de Castilla 4 doblas y 1/2 por las rentas de las mujeres,
desde La Orotava hasta la punta de Daute, Abona y Adeje, hasta Navidad primera
que viene del año de la fecha. Se obliga a pagar una dobla luego, otra desde el
día de la fecha en 15 días, y las 2 y ½ restantes, a final de año, en dineros
de contado. Ts.: Rodrigo Alonso y Fernán Esteban.-Sin firma” (Clavijo
Hernández, Fernando, 1980. “Protocolos de Hernán Guerra, 1510-1511”. Instituto
de Estudios Canarios. Página 288).
El mismo nombre y apellido aparece en 1520, como esclavo negro: “449.
1520, septiembre, 10: 779 r. Isabel
Leyba, est., vende a Cristóbal López 1 esclavo negro de unos 35 años, Juan de Castilla, por 10 doblas de oro.-El
mismo día Cristóbal López se obliga a dar carta de libertad al esclavo si éste
le pagare las 10 doblas.- Ts. Juan de Herrera, Francisco Díaz y Jorge
Fernández, vs. y ests.- Por no saber: Juan de Herrera. Cristóbal López” (Lobo,
Manuel, 1979. “Protocolos de Alonso Gutiérrez, 1520-1521”. Estudios Canarios.
Página 178).
En 1510 y 1511, respectivamente, nos encontramos con dos personas de
apellido Castilla, Cristóbal Castilla en
San Cristóbal de La Laguna y Miguel
de Castilla en La Orotava (Clavijo Hernández, Fernando, 1980. “Protocolos
de Hernán Guerra, 1510-1511”. Instituto de Estudios Canarios. Páginas 158, 164,
295).
En el Testamento de Pedro
de Simancas, gomero. 5 de septiembre de 1513. San Cristóbal de
La Laguna. AHPT: Sección histórica de Protocolos Notariales, 379 [escribanía de
Hernán Guerra], d. 678, se hallan de testigos las siguientes personas: “Testigos que fueron presentes: el dicho
Marco de Simancas, y Pedro del Obispo, y Pedro de Lana (?) y Pedro de Castilla, vecinos de la dicha isla, naturales de La Gomera” (Tabares de Navas y Marín, Leopoldo; Santana Rodríguez, Lorenzo; 2018.
“Testamento de Canarios, Gomeros y Herreños, 1506-1550”. Páginas 276-278).
En las datas de Tenerife, aparece otra
persona con apellido Castilla en La Palma, Tijarafe, en 1518: “1.484-30.-Viceynte de Castañoso. 10 c. término de Texerafe, donde dice
Aguatabara, en las sobras de Pedro de
Castilla e de Miguel Aguado y de Francisco Ramos; linderos el barranco de
la Horadada e de la otra parte otro barranco, q. linda ts. De M. Aguado, questá
de aquella parte de Aguatavara, por bajo linda con ts. de los susodichos y por
arriba ts. realengas. Vos do 60 f., con tal que no sea las que tengo dadas a mi
hija doña Luisa; 25-1-1518” (Serra
Ráfols, Elías (1978). “Las Datas de Tenerife, libros I al
IV de datas originales”. Instituto de Estudios Canarios.
La Laguna. Página 306).
En los “Protocolos
de Domingo Pérez Escribano Público de La Palma (1546-1553)”, transcritos por
Luis Agustín Hernández Martín (1999), editado por CajaCanarias, aparece el
mismo nombre y apellidos, aunque sin constancia que sea la misma persona. Así,
en la página 132 de dichos Protocolos se lee: “149. 1547, febrero, 18. C. 1, f.
707v. Pedro de Castilla, vº., en
nombre y como tutor de Roque, hijo de Francisca Martín Daroche, según tutela
discernida por la Justicia de La Palma, ante el presente esc., da poder general
a Jorge Fernández, procurador de causas y vº., contra todas y cualesquier
personas que deudas deban o debieren al menor.- Ts.: Gonzalo Lorenzo, Miguel
Gerónimo y Francisco Hernández, vs. y ests.- Por no saber, Miguel Gerónimo”. Y
además, en los mismos Protocolos del escribano Domingo Pérez, página 175, se
escribe lo siguiente: “244. 1553, octubre, 17. C. 2. F. 17. Pedro de Castilla, criador, vº., da
poder general a Hernando Tabor, su cuñado, vº.- Ts.: Juan Luis de Belmonte,
procurador, Baltasar de Guisla y Gaspar… vs.- Por tº…, Baltasar de Guisa”.
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