Agustín Armas Hernández
Pocos días quedan ya, para terminar el mes de julio, ¡que
rápido pasa el tiempo! mes a lo largo del cual se celebran las fiestas
principales del Puerto de la Cruz. En honor al Gran Poder de Dios y a la
Santísima Virgen del Carmen, como todos sabemos, se organizan numerosos y
variados actos, religiosos unos y lúdicos culturales otros.
Miles de personas, cada año muchas más, se acercaron a la
ciudad turística (Puerto de la Cruz) para disfrutar de los festejos
programados. Unos vienen atraídos por la fe que le profesan a las sagradas
imágenes y otros con la intención de participar en los actos lúdicos o
simplemente a pasear o curiosear. Muchos atractivos tienen el Puerto de la Cruz
para ello.
Dos días al año le son gratos a los portuenses: el domingo
en que se celebra la festividad del Gran Poder de Dios, y el martes dedicado a
la Virgen del Carmen con su embarque y el paseo marítimo terrestre.
Los ciudadanos del Puerto de la Cruz nos sentimos muy
orgullosos y contentos al contemplar la multitud de personas que con motivo de
las fiestas nos visitan. Vienen de todos los pueblos de la isla e incluso
allende los mares (del resto de las islas Canarias y, también, extranjeros que
pensando en sus vacaciones eligen el mes de julio para poder participar con
nosotros en las fiestas).
¡Qué bonitos y solemnes estuvieron este año los actos
litúrgicos dedicados al Gran Poder de Dios! La procesión fue de un recogimiento
y silencio extraordinariamente admirable. Solo el sonido de las tracas y ruedas
de fuego al Gran Poder de Dios ofrecidas, rompían el silencio y la quietud de
la noche. Miríada de cohetes y cascadas luminosas subían y bajaban
explosionando e iluminando con profusión de lindos colores el espacio
portuense.
¡No pasa nada, la Virgen está embarcada! Con esta exclamación
jubilosa, cada año más arraigada, se expresaban eufóricos los jóvenes
pescadores portuenses al terminar de subir a la lancha a la Virgen del Carmen.
Miles de personas, unas cuarenta mil, venidos de afuera se unen a esta gran
alegría que brota espontáneamente del corazón de todos los ranilleros. Ver a su
patrona y “Reina de los Mares” entronizada en la barca, y que salga bien, es de
una gran alegría para ellos, y respiro de alivio para todos los que contemplan
el embarque en la inestable y balanceante lancha.
Tenemos que coincidir, este año, también, con el satisfecho
y entusiasta Juan Carlos Marrero (concejal delegado de las fiestas del Puerto
de la Cruz) al decir que: “el comportamiento de los cargadores de la Virgen del
Carmen fue ejemplar y correcto”. Mucho mejor que el año anterior, sin duda
alguna. Pero mucho nos queda en general, para que nuestras fiestas, mayores,
vuelvan a ser o parecerse a las que antaño, se programaban. Ejemplo de
espiritualidad y respeto en los actos litúrgicos. Se traían invitados a la
iglesia matriz de la Peña de Francia a los mejores oradores sagrados conocidos,
que con su santa y docta palabra conmovían, las entrañas de los fieles
creyentes.
Actuaban por calles y plazas de la localidad (antaño
pueblo, hoy opulenta ciudad) las mejores bandas de música de la isla: la del
Regimiento de Infantería de Tenerife que solía acompañar al Gran Poder en su
procesión, la de Arafo, Santa Cruz de Tenerife, Orotava, Realejos, etc. Eran
fiestas ofrecidas al Gran Poder de Dios y a la Virgen del Carmen. Por lo tanto,
sobresalía tanto la solemnidad litúrgica-religiosa como las funciones
artísticas-culturales. Se introducían y toleraban actuaciones lúdicas, pero
imperaba y sobresalía lo religioso y artístico. A las dos sagradas imágenes se
les ofrecía lo mejor precisamente porque de ellos nos viene lo mejor...
Si al acto de la tarde (embarque y procesión de la Virgen
del Carmen) asiste mucha gente, no muchos menos concurren en la mañana de ese
mismo día a la misa que en la capilla del muelle pesquero se le ofrece a la
Santísima Virgen del Carmen, allí ubicada. ¿Qué les atrae? Puesto que cada año
vienen a la misa muchas más personas. Sin duda alguna, la fe y el amor que le
tienen a la Virgen del Carmelo. Pero también la curiosidad y la novelería.
Mucho tiene que ver la dicha curiosidad y novelería con el recitar poético que
al terminar la función religiosa se le ofrece a la Virgen. En la actuación que
resulta ser espontánea, no organizada, suelen participar buenos poetas y
populares rapsodas, estos últimos casi siempre pescadores y pescaderas que con
su simpatía y labia hacen la delicia de los que ahí acuden. Participa todo el
que quiera y se sienta inspirado, entre ellos me cuento. Se aplaude lo
sobresaliente y lo que no lo es tanto, actúan personas versadas y otras de bajo
nivel literario. Se aprecia y se perdona también, como solemos hacerlo los
nobles y buenos ranilleros. Y al final, todos alegres y contentos por haber
participado en la eucaristía y el recitar poético en honor y por amor a la
“Reina y Estrella de los Mares”.
Señor Marrero, concejal de fiestas, sugiero quitar la paja
y dejar el trigo, más solemnidad en lo religioso, (dialogo con el párroco),
belleza en lo artístico y amplitud y calidad en lo cultural. Aunque para ello
tenga que eliminar algunos actos lúdicos que no concuerdan ni vienen al caso. Lo
valoraríamos mucho y le felicitaríamos por ello. Que las fiestas de julio de
nuestro pueblo vuelvan a ser lo que fueron está en sus manos y en la de sus
colaboradores. Si no los tiene, o faltan buenos, ¡búsquelos, los hay, seguro
que aceptarían con gusto!…
Un caso que tendríamos que corregir para el próximo año
sería, por anómalo, el siguiente: no abrir la caseta al público donde se sirven
los desayunos (chocolate y churros) hasta que termine totalmente el acto que,
en la explanada del muelle, se le ofrece a la Virgen del Carmen. No solamente
la misa sino, al igual, el recitar poético. Acabadas las dos funciones sírvase
a los convidados. No antes, pues el ruido de sillas y personas hablando y en
movimiento entorpece el empiezo y concentración de los bates que se disponen,
terminada la misa, a actuar.
Por otra parte, aprovecho la oportunidad que me ofrece el
periódico “El Día”, para felicitarle por los actos festejos que han mejorado
mucho, sobretodo en las exhibiciones pirotécnicas, y a la Hermandad del Gran
Poder de Dios por la procesión tan ordenada. Además, al señor cura párroco que
tanto tiene que sufrir por mantener el orden y el silencio en la iglesia.
¡Felicidades a todos! Especialmente a los cargadores y coro de la Virgen del
Carmen. ¡Qué superación, en cantidad y calidad!..
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