Javier Lima Estévez. Historiador
Cuando un pueblo se
ha hecho célebre por su valor; cuando, casi sin otros medios de defensa que su
patriotismo ha podido levantar su cabeza para ver de frente, sin retroceder, el
peligro que le amenaza; y conociendo el envilecimiento y la infamia en que se
le intenta sepultar, elige la muerte antes que rendirse y humillarse; ese
pueblo se ha conquistado una dignidad, una gloria ante la cual no pueden menos
que admirarse las generaciones. Con esas
palabras de emotividad y nostalgia, el realejero Silvestre Machado y Barrios (1818-1885),
canónigo y responsable de numerosos cargos, inicia una oración que causó gran
impresión con motivo del 67º aniversario de la Gesta del 25 de julio de 1797, publicada
en 1864 por la imprenta de Miguel Miranda y custodiada en los amplios fondos
bibliográficos de la Universidad de La Laguna. En sus palabras podemos advertir
el estado que se respiraba ante la solemnidad de tal día con la ceremonia
realizada desde la Parroquia Matriz de la capital tinerfeña. En su interior se
agruparon numerosas personas de diferentes edades, pudiendo ser alguno de los
asistentes conocedor directo de la situación experimentada 67 años atrás. El destacado
orador transmitió a los asistentes, con la palabra y la descripción de
numerosos detalles, el estado que se llegó a producir durante la víspera y el
transcurso de ese día histórico.
Machado y Barrios también reflexionó sobre la esclavitud y la
consideración que un pueblo tendría como anuncio de su muerte con la llegada de
tal proceso. En esa defensa de la libertad no dudaría en agradecer la labor
desarrollada por los habitantes de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna y La
Orotava, así como otros de la isla, que
se le unieron para impedir su humillación, evitar su ruina, detener su
sacrificio, salvar su nombre y ennoblecer su historia. El deseo del orador
para los caídos durante ese acontecimiento no sería otro que el de
agradecimiento, dirigiendo diversas plegarias de agradecimiento a Dios.
Es, en definitiva, el relato de un realejero que, con motivo
del recuerdo a tal suceso histórico, emitió una oración cuya lectura nos
permite obtener una muestra más de un proceso que recordamos 223 años después.
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