Javier Lima Estévez. Graduado en Historia por la
ULL
A mediados del siglo XX, como necesidad para
contribuir a la difusión de las actividades orientadas al turismo que tenían
como lugar el núcleo de Puerto de la Cruz, surgió La Voz de la Isla, disponible
para su consulta en los amplios fondos hemerográficos de la Biblioteca
Municipal de La Orotava. El domingo 16 de marzo de 1958 se publicó su primer
número, siendo el distribuidor Eladio Santaella y teniendo como sede la calle
San Juan, número 1, en el municipio portuense. El ejemplar se distribuía al
precio de 1, 50 pesetas, siendo la suscripción por trimestre de 15 pesetas; el
semestre por 27, 50 pesetas y el año alcanzaba el coste de 50 pesetas. Se trató
de una publicación de carácter dominical, aunque desconocemos su periodicidad
exacta al llegar hasta nosotros ejemplares sueltos. A lo largo de las páginas
del primer número se suceden noticias que nos trasladan ante problemas que se
plantean en aquellos momentos, tal y como llegaría a ocurrir con el problema
del fluido eléctrico. Las crónicas también recogen diversos aspectos sobre los
cambios que se realizaban en la ciudad, tal y como llegaría a suceder con las
esperadas obras en la Avenida de Cristóbal Colón. Su situación se compara por
parte de los contemporáneos con los cambios que se llegarían a desarrollar en
la Avenida de Anaga de la capital tinerfeña. Esos cambios, poco a poco,
transformaban la imagen de una ciudad portuaria y adaptando la misma a una nueva
estética turística, con la presencia de
hoteles y locales de diversión. Todo ello con el recuerdo aún presente
por parte de algunos nostálgicos, elevándose opiniones que llegaron a apuntar y
considerar que se actuara de forma decidida en mantener las señas
características del municipio para, de esa forma, diferenciarlo de otros
territorios, tal y como llegaba a ocurrir en otros puntos turísticos a nivel
nacional e internacional.
El semanario, consciente también de los problemas
en diversos rincones del municipio, dedica su análisis al barrio de María
Jiménez, al que poca atención se le prestaba en los medios de comunicación de
la época.
También se recogen hechos asociados a obras que
tuvieran en cuenta labores para que la ciudad pudiera actuar ante determinados
fenómenos atmosféricos adversos, siendo diversas las voces que elevaban
críticas respecto al estado en el que se encontraba el Barranco de San Felipe y
sus nulas posibilidades de actuar como espacio para llevar el agua
correctamente.
El planeamiento cultural de la ciudad encontraría
ya desde esa década un canal de primer nivel a través del Instituto de Estudios
Hispánicos de Canarias.
No solo se exponen referencias al núcleo
portuense. En ese sentido, los intereses de la publicación también abarcan otros
rincones del norte de la isla, siendo significativa la presencia de una
entrevista en 1958 al alcalde de Icod de los Vinos, Julio Arencibia y Montes de
Oca.
El deporte también ocupa un innegable espacio en
las páginas de La Voz de la Isla. El lector podía advertir hechos asociados a
resultados en el campo de fútbol orotavense Los Cuartos o realizar un
seguimiento de la U.D. Puerto Cruz, que por entonces entrenaba Roberto
Hernández Illada.
Es interesante también observar que la publicación
dedica un espacio para mostrar nacimientos, defunciones, matrimonios e incluso
la presencia de viajeros distinguidos en el municipio. Sobre este último
aspecto podemos destacar como se señala la presencia en el Hotel Monopol del
Dr. Shaefer, quien fuera director de la gobernación del Estado Alemán, junto a
su esposa.
Los cambios y transformaciones, así como la
llegada de nuevos turistas se llegarían a traducir, inevitablemente, en un
problema en cuanto a la escasez de vivienda, siendo un hecho que se intentaría
solapar a través de diversos proyectos e ideas que se llevaron a la práctica
tal y como se apunta desde las propias páginas del semanario.
En definitiva, La Voz de la Isla actuó como un
interesante medio en el que mostrar las características del Valle de La Orotava
a mediados del siglo XX, en el marco de un imparable desarrollo turístico en el
Puerto de la Cruz.
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