Cristina Tavío
Laura no
podrá pasar estas Navidades con su gente, ni Guacy, ni Yurena y así hasta un total de 975
mujeres asesinadas por violencia de género. No comerán turrón, no abrazarán a
sus padres, a sus hermanos o a sus hijos por estas fechas, ni nunca. Sólo
porque alguien ha decidido que así sea.
Ante esto no me
conformo y pienso qué mas tiene que ocurrir para que como sociedad mandemos un
mensaje alto y claro a los maltratadores, degenerados y asesinos de que no es
no y que si no lo entienden sólo toca morir en vida entre rejas, y muchos más
si no hay visos de reinserción o arrepentimiento.
Algunos dicen que
la prisión permanente revisable es inhumana. ¿Puede haber algo más inhumano que
acabar con la vida de otra persona? Quién se encarga de baremar si una vida vale
más que otra. Porque yo, con todo el respeto, me pregunto qué parte de esta
figura que exigen las familias de las víctimas no entienden algunos partidos
políticos.
Les recuerdo que el
Partido Popular lo recogió en su programa electoral de 2011 y en esas
elecciones obtuvimos el apoyo mayoritario de la sociedad española. Así que nada
de oportunismo. Es seguir cumpliendo con lo que prometimos, y como así lo
hicimos en el año 2015 cuando la aprobamos.
He
escuchado algunos relatos de estos crímenes y creo que todos deberíamos hacerlo
para sentir algo más de empatía. Así entenderían a una madre que presenció como
el marido de su hija la mataba delante de sus nietos, hijos de este homicida no
arrepentido.
Y
entenderían como ha tenido que asistir a sesiones interminables del juicio para
presenciar el momento en el que lo condenaban a 23 años, que con los beneficios
penitenciarios se quedarán en muchos
menos.
De verdad
que a alguien le parece justo que se le rebaje la pena a un asesino confeso no
arrepentido, que tuvo la sangre fría de matar a la madre de sus hijos y además
hacerlo en presencia de los menores.
A mí, que
me considero una persona de centro y cada día más centrada, no me cabe en la
cabeza que una sociedad puede perdonar a un verdugo de estas características.
Señores y señoras no queremos impunidad, queremos justicia y sobre todo pido
que se dé la misma publicidad a las condenas, y que éstas sean a perpetuidad
revisable excepcionalmente.
Muchos se
agarran al argumento de que aún estando en vigor la prisión permanente
revisable no ha impedido el asesinado de Laura, pero también les recuerdo que
su autor confeso no había sido juzgado bajo esta figura. De ahí la imperiosa
necesidad no sólo de no derogarla sino de ampliar la lista de delitos penados.
Aquí no se
trata de legislar en caliente sino de trabajar todos juntos, en la misma
dirección, para evitar más tragedias. Si alguien quiere llamarme facha o retrógrada
por pensar así está en su derecho. Pero yo no quiero vivir rodeada de gente que
no le da valor a la vida y que no quiere defender con la Ley y la Justicia en
la mano nuestra libertad.
Yo quiero
que la madre de Laura, de Guacy, de Yurena y de todas ellas sientan que nos
pusimos de parte de su dolor, que defendimos los derechos de sus hijas antes de
los de su verdugo, y que hicimos lo imposible para evitar que algún malnacido piense
que matar sale barato.
Lamento
tener que escribir este artículo a pocos días de celebrar la Navidad y hubiera
preferido aprovechar esta tribuna para desearles un feliz y próspero año 2019.
No ha
podido ser así y creo que todas ellas se merecen que las recordemos y que
sigamos mostrando nuestro más enérgico rechazo por estos asesinatos y nuestra
solidaridad con sus familiares y allegados.
Ojalá en este
año que empieza dentro de pocos días las mujeres podamos correr sin miedo y no
correr por miedo.
Ese es mi
mayor deseo.
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