Lorenzo de Ara
Llevo diciendo que este Psoe es tóxico para España. Para
los españoles. Para usted y para mí. Para el que vota socialista también. A
veces creo que estoy solo. Que yo solo pienso así. Pero si Jon Juaristi también
opina igual, “El PSOE es hoy el partido más perjudicial para España",
comienzo a pensar que hay dos o tres personas más o menos sensatas que
mantenemos firme una posición que en absoluto está reñida con la realidad.
(Juaristi es ensayista, poeta, novelista, filólogo de formación y referente intelectual
de toda una generación. Ha sido director de la Biblioteca Nacional y del
Instituto Cervantes.)
Algún que otro oyente que me sigue de lunes a viernes en
Gente Radio, y algún que otro lector que no se cansa de mis apariciones en el
puto Facebook, sostiene que estoy obsesionado con ver al Psoe fuera del poder
de los ayuntamientos, gobiernos regionales y, por supuesto, también de la
Moncloa. No negaré que de la Moncloa sí, y que me alegro también de que la
alternancia haya llegado a Andalucía; pero nada tengo que decir negativo del
socialismo en muchos ayuntamientos de nuestra geografía tinerfeña. Aunque al
final de este texto dictaré sentencia sobre el socialismo municipalista.
Alega Ignacio Camacho que “la calidad de una democracia
se mide por su nitidez administrativa”. Para mí el Psoe de Pedro Sánchez es la
cara opuesta a esa realidad. El sanchismo representa un mal absoluto para la
democracia y la convivencia pacífica entre españoles.
En su última aparición ante los medios de comunicación,
el inquilino de la Moncloa hizo lo que mejor sabe hacer desde que okupa el
poder: “cantinflear”, que, tal y como recuerda Luis Ventoso: “es un verbo
reconocido por la Real Academia: «Hablar o actuar de forma disparatada e
incongruente y sin decir nada con sustancia».
Y así no puede seguir España.
El PSoe de Felipe González está bien para los libros de
historia. Pero el PSoe del clan de Sevilla, (que tanto tanto daño provocó,
también fue un partido que lideró cambios muy positivos para los intereses de
España). FG fue un presidente español, con lo que ello significa. Español en
casa y español en el exterior; o sea, que defendió cuestiones capitales como la
unidad del territorio y la defensa de todos y cada uno de los españoles. Hoy
Pedro Sánchez está ubicado en las antípodas de lo que en su día representó la
socialdemocracia de Ferraz.
Hoy sencillamente la socialdemocracia en España está
muerta, pero no enterrada. ¡Y hay que enterrarla!
Asegura Daniel Gascón en El País, que “en 2018 tuvo éxito
por primera vez una moción de censura en España. La moción, inteligente y
audaz, desalojó a un partido corrupto. Se fragmentó el espacio de la derecha.
Sánchez generó ilusión: formó un gobierno de técnicos competentes, con mayoría
de mujeres en el Gabinete, europeísta y progresista. Era una izquierda capaz de
llegar al poder y poner el foco sobre asuntos importantes…Es difícil saber lo
que ocurrirá en 2019: imaginar el final de Sánchez es casi tan difícil como
intuir sus principios. Y subestimarlo ha sido un error frecuente de analistas y
adversarios”.
Me considero un humilde analista adversario de lo que
representa Pedro Sánchez y por supuesto que no comparto muchas de las cosas que escribe Gascón en el
periódico del Grupo Prisa.
No fue una moción de censura inteligente y audaz. Fue una
moción de censura destructiva y apoyada por los enemigos declarados de España y
de nuestra democracia. Cuando dirigentes del PSoe se prestan a salir en un
selfie con Otegi, queda claro que el sanchismo devora todo lo bueno.
Que se desalojó del poder a un partido corrupto es
cierto, pero dar sepultura a la historia de corruptelas del PSoe a lo largo de
décadas de poder omnímodo en España y sobre todo en Andalucía, es de nuevo
realizar un ejercicio de fariseísmo insultante.
En definitiva; el PSoe es a día de hoy un partido que se
siente cómodo en la radicalidad. Un ente vivo que se alimenta de mentiras,
oscurantismo y amistades peligrosas: Bildu, ERC, Podemos, PDeCAT. Un partido
que se arrastra por las alcantarillas del Estado. Es un partido que, al igual
que los anteriormente citados, está jugando (peleando cuerpo a cuerpo) para
destruir todo lo que hemos construido desde 1978. Pedro Sánchez así lo manda.
Y de los socialistas que en ciudades y pueblos aceptan
como corderitos las supuestas verdades del gran hermano, nada bueno podemos
esperar. Son hombres y mujeres que transitan por el municipalismo como almas en
pena, aunque estén gobernando o aspiren al poder local.
No tienen partido. No tienen identidad política. Son
fantasmitas que no merecen siquiera ser criaturas del legendario y admirado
Edgar Allan Poe.
¿Pobres diablos? No lo sé. Pero mientras acepten a Pedro
Sánchez como un líder de fiar no están preparados para aceptar que aliarse con
golpistas y proetarras es mortal de necesidad. ¡Credibilidad cero!
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