Lorenzo de Ara
Lucía Méndez escribe en El Mundo que “la baja natalidad
es un problema de Estado del que nadie se ocupa, porque está callada y no se manifiesta
en la calle”. Lleva razón.
La periodista pone varios ejemplos de mujeres que desean
ser madres, pero no pueden cumplir el sueño porque ganan poco, también porque
reciben la amenaza del despido fulminante por parte del empresario si quedan
embarazadas.
Triste.
Pero esta realidad, innegable, no debe ocultar otra
igualmente dolorosa.
La natalidad en España ha sido despreciada por la
progresía y la derecha cobarde y burguesa, ya que se la consideran un resquicio
del franquismo.
Así de embrutecida está la España democrática, con la
juventud mejor formada de la historia (una mentira sostenida en el tiempo) y un
desarrollo económico y social que nos convierte en una de las naciones donde
mejor se vive.
Vamos a depender de los inmigrantes para que los conejos
no salten de gilipolla en gilipolla.
Si la inmigración es la tabla de salvación para no perder
peso demográfico en el mundo, es más que probable que las futuras generaciones
tengan que rezar de cara a La Meca.
Y de nuevo comenzar la reconquista. La anterior se
prolongó 800 años.
……………………
Un juez en Mallorca ha hecho lo impensable.
Confiscar la intimidad de un periodista para averiguar su
fuente es una debacle en toda regla.
Alberto García Reyes escribe en ABC: “Los medios padecemos
la misma crisis intelectual que la política, la magistratura o el arte: la
vanidad ha matado al talento. El respeto a los periodistas está por los suelos
por dos cosas: porque el rigor da mucho trabajo frente a la alta rentabilidad
del morbo y porque algunos se han creído que ellos son el medio, que su firma
está por encima de la propia noticia y que su repercusión social es un arma al
servicio de sus intereses particulares. La información influyente ha degenerado
en la suplantación del poder. Y cada vez es más habitual el periodismo que en
lugar de informar sobre determinadas instituciones pretende dirigirlas en la
sombra. Lo digo ahora con mayor contundencia: también existe la corrupción
periodística. Y esa infección es precisamente la que nos ha debilitado”.
Insisto en que el periodismo basura es tan real como la
política basura.
No quiero acciones como la que protagonizó el juez, pero
asegurar que el periodismo está enfermo es muy necesario si de verdad queremos
salvar de la muerte un pilar básico de la democracia.
…………………………………………
Ya no quedan medios libres en Venezuela. “El Nacional” ya
no se imprime. Maduro vence. El horror vence. El comunismo vence.
Y pensar que millones de españoles y miles de vecinos del
Puerto de la Cruz cuando tienen que votar ejercen su derecho apoyando a
partidos políticos que son capaces de comulgar con la tiranía venezolana.
¡Ojalá algún día dejen de patalear las cucarachas boca
arriba!
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