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viernes, 2 de diciembre de 2016

¿CÓMO SE PUEDE REGULAR LA ECONOMÍA COLABORATIVA?

Antonio Pastor A. (AIPET)

Quizás pueda resultar incomprensible su regulación pero queda claro, que hay que establecer un marco regulatorio que tiene que partir necesariamente de la certeza de que, ninguna de las partes puede obtener su resultado ideal (prohibición en el caso de los demandantes, desregulación en el caso de los nuevos entrantes). Son modelos que deben poder competir con unas reglas más claras y realistas.
En el caso de Airbnb, su éxito y popularidad ha supuesto que varias ciudades y estados americanos hayan decidido entrar a estudiar con detalle un marco legal que regule el alquiler de alojamientos entre personas. En el caso de su ciudad natal, San Francisco, esta legislación se estableció y aprobó en 2014, dejando claro en qué circunstancias y límites el alojamiento, entre particulares, es legal, y por tanto competencia autorizada:
·       El propietario está obligado a contar con un seguro de responsabilidad civil con una cobertura de al menos 450.000 euros.
·       Debe haber habitado la residencia al menos 275 días en el año previo.
·       Tener una licencia de negocio y hacer un registro simple.
·       No tener registrada ninguna falta de conducta en las normas del edificio.
Satisfechas o no, todas las partes conocen desde entonces las reglas bajo las que compiten en este nuevo mercado. ¿Significa esto el fin del problema? Seguro que no, pero sin duda son primeros pasos necesarios. Voces discordantes e influyentes siguen haciendo de éste un debate muy activo.
En abril de 2014, Airbnb tuvo que hacer frente a una propuesta para modificar este marco legal, que pretendía endurecer las condiciones y límites al propietario que alquila. En términos de negocio para la startup, una reducción del inventario de noches ofertadas, y por tanto, de sus ingresos por comisiones sobre esos alquileres.
La votación popular favoreció a Airbnb y su comunidad de usuarios, siendo considerada por la compañía como un gran éxito y un precedente importante, al tratarse de su ciudad de origen.
Tal debía ser su importancia que no escatimaron en promover el NO a la modificación propuesta, con una campaña de 7.000.000 de euros, en la que centraron su estrategia en movilizar a su comunidad para que llevaran el mensaje a sus redes y círculos de confianza.
Pero no todos los resultados son favorables a las empresas del entorno colaborativo, como el cese de operaciones de Uber y Lyft en la ciudad texana de Austin. El motivo, la votación popular contraria a una modificación de ley defendida por estas compañías, con la que pretendían eliminar el rorequisito que obliga a los conductores a realizar un registro de huellas dactilares previo a obtener el permiso, aunque la medida no supone la prohibición de sus actividades, pero sí una barrera a la captación de conductores.

Es un toque de atención, aunque la gente sí quiere este tipo de servicios, pero demandan seguridad y confianza. 

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