Lorenzo de Ara
Ayer escribe del cretino número uno. Un pobre diablo. Pero
hay más cretinos. Ya saben que al igual que los topillos y ratas, los cretinos
dominan el mundo, por lo menos esta parte del orbe. Mi cretino preferido sigue
con su vida burguesa. Nadie osa hacerle sombra. No vaya a ser que blandiendo
textos mucho más mortíferos que el gas sarín, corra por plazas, calles y
redacciones al grito de, “¡que vienen los fascistas, que viene la OJE, que
viene El Alcázar pidiendo mi cabeza a cambio de un kilo de bogas!
Hoy sigo con otros cretinos y cretinas.
Se llama Tomás Guitarte. Este sujeto, chisgarabís y
aprovechategui de la política, hombretón supuestamente pacífico y nómada que
salva a Teruel (perdón, a España) de las hordas fascistas, es uno más de los
muchos que ven en la política una oportunidad pintiparada para hacer caja. Y no
otra cosa. Caja. La política como fábrica de dinero. Una chistera de la que no
salen conejos, sino canonjías que hacen que la vida resulte placentera y
chiripitifláutica. La España vaciada no está solo en Teruel y provincias
colindantes. Si por España vaciada se entiende la ausencia de decencia, patriotismo,
inteligencia y una pizca de hombría, no hay punto geográfico de la piel de toro
que no sufra esta lacra. Oh, sí, porque la hombría bien entendida es más que
necesaria en estos momentos. Hombría en el hombre. ¿Una virago? Ni hablar, la
mujer con ovarios no necesita de ropajes extraños. Con la cabeza en su sitio,
gritemos todos, ¡mujeres al poder!
Y en cuanto al nuevo Gobierno, cuatro vicepresidencias y un
total de 20 ministerios, que bien podrían ser cuarenta y siete millones. En
suma, carteras bien remuneradas para contemplar bajo techo y calentitos cómo
irrumpe otro periodo de desaceleración económica y el consiguiente panorama de
desolación laboral. No olvides, lector, que tu España sigue arriba del todo en
la lista negra de naciones europeas con más paro, y donde el crecimiento
económico es cada vez más pausado, etc. ¡Agárrate los machos, Pancho Villa!
Unas palabritas inocuas dirigidas a Lucía Méndez (El
Mundo). Necesito hablar de ella tras leer su columna de hoy sábado. ¡Otro
impresionante pero insufrible ejercicio de vacío infinitesimal! La conclusión
es muy clara: la profesional de juntar letras (escribidora) nos chulea. Pero no
vayan a creer ustedes que su tufo socialdemócrata (en estos tiempos sociata al
cien por cien) se para en VOX y en sus casi cuatro millones de españoles que,
según la doña, son incapaces de pensar o razonar o ¡callar! (que es lo que en
verdad pide), sino que, aprovechando que pasaba por el sitio cuando el hoy
ministro José Luis Escrivá (¿el Rey lo sabe?) agasajó a la concurrencia con el
tocho de datos sobre lo fetén que resulta para mi vida y la tuya la España
autonómica, la Méndez se atreve a levantar cátedra. A ver, yo no creo en las
autonomías, y sí que pienso que una España centralizada y democrática (lo de
democrática sobra, pero hay que recurrir a la palabreja para que Lucía and
company no me tachen de facha, aunque me importa bien poco que lo hagan)
funcionaría mejor y sería más justa. Sobre todo en lo social.
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