Pedro Ángel González Delgado
Aquellos quienes ya tengan cierta edad, recordarán con
nostalgia la serie norteamericana Falcon Crest pero, al mismo tiempo, con algo
de desazón, presencian como una nueva versión de dicho relato se reedita en el
Palacio de la Moncloa. Con Pedro Sánchez encarnando el papel protagonista, cual
Lorenzo Lamas, si bien el pelo largo se lo ha dejado a su vicepresidente
Iglesias, obliga a los ciudadanos españoles a tener que hacerse un esquema para
poder comprender este lío de faldas o, para que las feministas no se enfaden,
de pantalones. Como matriarca está Isabel Celaá, con el rol de Angela Channing,
deponiendo en rueda de prensa acompañada, entre otras, de la novia del
vicepresidente, que “los hijos no son de los padres”.
La otra vicepresidente, Carmen Calvo, como suele ser
habitual, andaba despistada y erró en la función que le correspondía. Ella
creía que debía encarnar a la tristemente fallecida Whitney Houston, y se
enamoró de su guardaespaldas, en lugar de hacer como el ex ministro y ahora
eurodiputado Josep Borrell, que dejó que cupido lo uniera a la presidenta del
partido socialista, la ex ministra Cristina Narbona, ahora en el Senado.
Suponemos que sus encuentros, si los hubo, en la Moncloa, no serán secretos de
Palacio, a pesar del secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros.
Ambos son ex ministros pero, como era natural, no iban a dejar el erario
público para dar rienda suelta a su amor y, por eso, uno se sacrifica en la
eurocámara, y la otra en la Cámara Alta de nuestras Cortes.
Sin embargo, es tal el culebrón, que esta nueva versión de
Falcon, no con el que el apuesto presidente y su esposa enchufada en el
Instituto de la Mujer se van a un concierto o de vacaciones a Lanzarote, o el
helicóptero oficial con el que van a la boda del cuñado del presidente, que si
Nepote levantara la cabeza, pensaría que es un principiante. Y es que, el
vicepresidente Pablo Iglesias tenía una novia, la comunista Tania Sánchez
(diputada). Tras finalizar su relación sentimental con ella, inició una vida en
conjunto con Irene Montero, a la que nombró portavoz y, en estos días, ministra
de Igualdad, para demostrar que no hace falta tener hijos con el jefe para
ascender, suponemos. Esperemos que Pedro Sánchez les preste algún día el famoso
Falcon para que la pareja del chalet marxista de Galapagar puedan disfrutar de
sus vacaciones, quizá a todo lujo en Nueva Zelanda, como en su día hizo también
el otro ministro comunista, Alberto Garzón.
En esto de la política socialista, parece que sus
principales actores le hicieron caso a su campaña electoral del corazón rojo,
porque en cualquier departamento que se fije uno, resulta una pareja de
izquierdas, por supuesto, todos debidamente colocados en cargos públicos. Así,
para no desentonar, la Presidente del Congreso de los Diputados, Meritxell
Batet, disfruta de su novio, Juan Carlos Campo Moreno, como ministro de
Justicia que, como es sabido, ha recibido la cartera de Dolores Delgado que, al
parecer, es amiga íntima de Baltasar Garzón, que, a su vez, es el abogado de
Evo Morales que, presuntamente, es el que financió del narco tráfico al novio
de Irene Montero. Y es ella, la mencionada “Lola”, la que encarnará los
capítulos más intrigantes. No serán aquellos en los que pudiera estar envuelto
su querido amigo y ex juez prevaricador, sino los otros silenciados, que
transcurren como si no fueran importantes, pero que tienen una especial
trascendencia en el hilo conductor de la patraña que nos cuentan. De ese modo,
habrá que confiar en la entredicha independencia de la Fiscalía que, según el
actor principal, depende de él, en los episodios “¿Qué hacemos con los ERE?”,
“De los cursos de formación, ni hablamos”, y, del que no será de relleno, “Los
permisos penitenciarios de los sediciosos no los recurrimos”.
En esta serie hay personajes figurantes, como el ministro
Pedro Duque, pero que tampoco es menos y su mujer, Consuelo Femenía Guardiola,
es la embajadora de España en Malta. También hay personajes recurrentes, que
aparecen de vez en cuando en algún capítulo, si bien suelen tener actuaciones
importantes dentro de la trama. Es el caso de Gabriel Rufián (ERC), que es el
marido de Marta Pagola, jefa de prensa del Partido Nacionalista Vasco (PNV), y
sus actos son más trascendentes que los del actor de reparto Iñigo Errejón, el
amigo de Pablo Iglesias, aunque ahora se han enfadado, que era el novio de Rita
Maestre, portavoz en su día del Ayuntamiento de Madrid (la que exhibía sus
senos en la capilla de la Universidad), pero que, mientras era novia de ésta,
se enamoró de Gloria Mena, periodista, cómo no, de La Sexta. De esa suerte, la
pareja Iñigo y Rita se rompió y no permanece en el tiempo como la de los
antiguos amigos, ahora rivales de Iglesias dentro de Podemos, Teresa Rodríguez,
líder comunista en Andalucía, y su enamorado “Kichi”, alcalde de Cádiz.
Veremos, próximamente, si los conflictos de estas parejas
duran también nueve años como la serie dramática o, por el bien de los
españoles y, por ende, de Europa, no estrena nueva temporada. Y es que lo
cierto es que ya se parece más a una telenovela venezolana y, cual culebrón,
también en Falcon aparece la vicepresidente del país sudamericano y es recibida
por otro ministro, el de las mil versiones, José Luis Ábalos.
Estamos en los primeros días de esta nueva producción
televisiva y ya hemos visto que la trama principal, la de implantar el
socialcomunismo en nuestro país, viene aderezada con varias intrigas. Así, en
los inicios de la misma los protagonistas principales han tratado de sacar a
los condenados por sedición de prisión, ayudan a los criminales del chavismo
que siguen la ruta del oro de Caracas a Estambul a evadir a la justicia
europea, se niegan a investigar los crímenes etarras no resueltos, mandan a
policías con vehículos diplomáticos a Bolivia, y ocultan, entre otros, una red
de prostitución infantil tutelada por ellos. No hay duda de que esta serie será
premiada en la Gala de los Goya, que para algo está absolutamente politizada y
vive del dinero público.
De esa forma, de los creadores de “El dinero público no es
de nadie”, llega este “remake” de la famosa serie norteamericana, en versión
telenovela venezolana, basado en el manual marxista, y que nos cuenta la
historia que un multimillonario en la sombra nos muestra. Lo triste de todo es
que, esto que ahora vemos, no en los telediarios, sino a través de las redes
sociales que quieren cerrar, no es una ficción, sino la más pura y triste
realidad. No debemos mentirnos a nosotros mismos porque creamos que es la única
forma de ser feliz, ya que, como toda serie, si no se gana el seguimiento de la
audiencia, sus productores no promocionarán una nueva temporada.
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