Bienvenidos al Diario del Valle

SEARCH

viernes, 10 de enero de 2020

HIPÓTESIS A LOS ATENTADOS CONTRA EL PATRIMONIO HISTÓRICO ARTÍSTICO.


Jerónimo David Álvarez García

DEL CONVENTO DE SANTA LUCÍA AL CEMENTERIO DE SAN FRANCISCO DE LOS REALEJOS

Este trabajo publicado en la prensa insular hace casi una década, abre el ciclo de estudios referentes a la historia contemporánea de Los Realejos presentados por el autor. El texto, que no ha sido actualizado, es el original que se remitió en su momento al suplemento La Prensa del periódico El Día.
        
El autor en su trayectoria desea colaborar a la divulgación y análisis de la historia contemporánea, con especial dedicación al extinto municipio de Realejo Alto.

El Convento de Santa Lucía fue fundado en 1610. Regido por los franciscanos durante dos siglos contribuyó al cuidado pastoral de los habitantes de Los Realejos.

Mas, dos disposiciones legales de carácter nacional, influye de lleno en el ocaso y muerte de esta institución. Una, las medidas ilustradas de los gobiernos de Carlos III, tomadas con anterioridad en la Península desde mediados del siglo XVIII, que por motivos de espacio e higiene (amén de ideas anticlericales, sirva esto para enlazar el siguiente punto) obligaba a crear recintos exteriores para las inhumaciones; véase como “el cementerio del pueblo del Realejo de Arriba (...) comenzó a funcionar desde enero de 1837”. 1 La otra el decreto de 8 de marzo de 1836 que suprime los conventos. El de Santa Lucía se seculariza y pronto queda en el abandono y ruina. Es la Ley de Desamortización de Mendizábal.

Abandonado por la Orden Franciscana el edificio pasó al olvido y entró en un progresivo deterioro. El Padre Siverio nos enumera la partición de los bienes del convento entre las dos parroquias. “Se repartieron los enseres y los objetos religiosos que pudieron ser rescatados. Santiago se llevó un altar y las imágenes del Nazareno, de Santa Lucía, y de un San Francisco pequeño. La Concepción se quedó con la Virgen de los Afligidos y el altar que ahora tiene en la parroquia; una imagen de San Francisco de tamaño natural, y una custodia de plata sobredorada de 1757 (…). La imagen del Señor del Huerto pasó a la iglesia de las monjas. Otras imágenes pequeñas y crucifijos, algo deteriorados, procedentes del convento franciscano, se guardan todavía en casas particulares de los vecinos del contorno (…).” 2

Don Orlando Remón nos recuerda como entre los años 1836 y 1865 se desmantela progresivamente su patrimonio. Ofrecemos los relatos del reparto de los tres grandes referentes de la imaginería de este convento. A saber, el Nazareno y Nuestra Señora de los Afligidos de Martín de Andújar (con sus respectivos altares) y el Señor del Huerto, un anónimo del siglo XVIII. “La iglesia siguió abierta al culto, pero sin los frailes quedó sentenciada al olvido, siendo repartidos sus retablos e imágenes por distintas parroquias y ermitas del municipio. Concretamente el Nazareno pasó a la Parroquia de Santiago el año 1852, por devoción del Venerable Padre Beneficiado D. Antonio Martín, procesionando el 9 de Abril de ese mismo año al Calvario donde se procedió al sermón”. 3

“Donde la Virgen [de los Afligidos]” prosigue el autor, “desde 1860 no ha faltado nunca a su cita anual con el solar [antiguo convento y actual camposanto] que la vio llegar y donde se veneró tanto.” 4“La ermita de Santa Lucía se derrumbó en parte (techo y pared) por un temporal que azotó esta zona de la isla del 12 al 13 de Diciembre de 1859, víspera de Santa Lucía, por esta época quedaban en su interior algunas imágenes y retablos que se pudieron salvar.” 5

No hemos podido consultar documento alguno que certifique la entrada de la imagen de Ntra. Sra. de los Afligidos en la Parroquia de la Concepción. No obstante, según este texto, si parte de la techumbre y cerramientos dejaron sin protección el contenido de la ermita en el último mes de 1859, es lógico afirmar que se rescataron los objetos de culto (incluida la Virgen) que aún quedaban. Por ello a partir de 1860 comenzó, como refiere el texto precedente, la tradicional visita anual.


Algo similar ocurrió con la imagen del Señor del Huerto que también se hallaba en la capilla tras el derrumbe y que fue trasladada a la vivienda de un vecino, tal y como se refleja en el siguiente párrafo: “En un documento hallado en la caja 28 Conventos, legajo 13, del Archivo Diocesano de Tenerife, D. Juan Espínola Salas, párroco de la Concepción del Realejo Bajo solicita del gobernador eclesiástico D. José Mª Arguibay, que una imagen del Señor del Huerto que esta guardada en la casa de un caballero de este pueblo se deposite en el Santuario de Nuestra Señora del Carmen cuyos vecinos ya la habían pedido anteriormente siendo gobernador eclesiástico D. Andrés Gutiérrez que no pudieron realizar por algunos inconvenientes, piden se haga ahora para poder darle culto”. (Realejo de Abajo, 2 de marzo de 1860, y es aprobado por el citado gobernador eclesiástico a 9 de marzo de ese mismo año)”.6

El investigador Jiménez Fuentes nos confirma el estado de ruina del inmueble, motivo aprovechado por un benemérito vecino para demandar parte de los restos de las paredes derrumbadas. “Mateo García Abreu, que solicitó 1000 ladrillos del convento arruinado, con objeto de volver a edificar la capilla donde se veneraba la “incinia de nuestro señor Jesucristo muerto”, puesto que por aquellos días estaba “más de la mitad de ella sin ladrillos”. Tal petición le fue concedida en febrero de 1860.” 7

Por lo expuesto, presuponemos que la solicitud del material se efectúa una vez deshabilitado el inmueble. Dichos ladrillos no tenían ya, función alguna. A partir de diciembre de 1859, la iglesia debió quedar completamente vacía. A mediados del siguiente año el convento y la capilla estaban ya abandonados y vacíos. Fuera de culto y uso “tomaron sus vestidos e hicieron cuatro partes, una para cada uno” 8, siendo pasto de las llamas una aciaga noche de diciembre de 1865, según narra el Padre Siverio en su obra ya citada.

En Canarias en pleno siglo XIX se seguía enterrando a la feligresía en el interior de los templos, muy a pesar de las nuevas normas ya referidas del Ilustrado Monarca. El profesor Manuel Hernández González narra la siguiente anécdota de Ledru en su viaje a Tenerife en 1796, en que se quejaba de la continuidad de las iglesias como cementerios:  ¿Por qué se conserva aquí el uso detestable de convertir en cementerio el templo de la Divinidad?”9  .Y más adelante refiere el autor: “jamás se podrá poner el piso de la iglesia con el aseo correspondiente porque todos los días se quitan y ponen los ladrillos para los enterramientos, en cuya operación se rompen muchos quedando en mal estado. Cuando estos son frecuentes se nota el olor en la iglesia en días que por agua o viento no se puede dar ventilación y ha sido preciso quemar yerbas olorosas para disipar de algún modo la fetidez” 10.

Parece evidente que, en la segunda mitad del siglo XIX, poco quedaba en pie del antiguo convento. Escribió don José Siverio: “no se pudo dar mejor destino a tan venerable solar” 11 .Pero, ¿la carencia de espacio para más sepulturas en el primer cementerio del Realejo Bajo premeditó el destino del solar monacal?. Un artículo de un periódico de 1868 habla de este nuevo cementerio; “en el Realejo Bajo se halla el cementerio contiguo a la ermita ruinosa que fue del convento franciscano. De esta ermita hay una parte en no muy mal estado, que reúne las condiciones higiénicas (…) para ser la capilla de depósito de cadáveres de dicho pueblo”12. De esta cita se desprende que la capilla no ardió, o no se quemó en su totalidad, si alguna vez hubo un incendio en este convento. Pasados unos meses se toman las medidas oportunas  y “en octubre de 1868 surge un nuevo problema con el cementerio del Realejo Bajo cuando la junta de gobierno de dicho lugar decide trasladarlo desde el sitio de Santa Lucía,[entendemos que este era el nombre del emplazamiento del primitivo cementerio] donde se enterraba desde 1854, hasta el cercado de Barroso (…) [Este lugar nunca fue utilizado como cementerio, aunque hubo litigio con los dueños de la Hacienda de los Príncipes 13] El general  Don Jaime Ortega, derribo el edificio franciscano para que en el solar y huerto se situara el camposanto”. 14

En los libros de difuntos de la Parroquia de la Concepción del Realejo Bajo se “ordena dar cristiana sepultura al cadáver en el cementerio de dicha parroquia” sin especificar el nombre del cementerio. En las actas de defunción del Juzgado del Realejo Alto y las reconstruidas del Realejo Bajo (el incendio de 1952 quemó su archivo) se enuncia; “y que a su cadáver se habrá de dar sepultura en el cementerio de este pueblo [en algunos casos en las del Realejo de Arriba se añade] perteneciente a la parroquia de Santiago Apóstol”. Lamentablemente, no podemos hacer constar mediante documento oficial la fecha exacta de las primeras inhumaciones en el camposanto que ocupa este estudio. Pero, tras la lectura de los dos párrafos anteriores, deducimos que la fecha debe ser anterior a 1868.

Tras el cese de los enterramientos en el interior de los templos por imperativo legal, la Parroquia de la Concepción y el Ayuntamiento del Realejo Bajo crean un cementerio exterior en la trasera de la capilla mayor de la iglesia. Este se extendía hasta casi la actual calle de la Alhóndiga. Quedando pequeño por el aumento de enterramientos, se optó por un nuevo emplazamiento. El nuevo lugar ubicado en el altozano reunía mejores condiciones de salubridad, pues se encontraba junto al barranco (como el camposanto del Realejo Alto), y algo alejado del núcleo poblacional.

¿Lo expuesto en este artículo fue considerado por los realejeros de la época como un atentado al patrimonio histórico artístico o como un mero aprovechamiento de recursos? Probablemente lo segundo. Para nosotros, es un acto deleznable contra el patrimonio que nos lleva a formular la siguiente teoría. El incendio (si se produjo), o la desidia en el mantenimiento de los restos de la iglesia y otras estancias del Convento de Santa Lucía del Realejo de Abajo, fueron tolerados por las autoridades municipales, judiciales y eclesiásticas de la época para ubicar en dicho recinto el nuevo cementerio de San Francisco.

Dejamos estas líneas abiertas a futuras investigaciones o interpretaciones de otros apasionados de la Historia.

Agradecemos la desinteresada ayuda de cuantas personas nos han brindado información para la elaboración de este artículo.
        
BIBLIOGRAFÍA.

LIBROS 1-6 DE DEFUNCIONES DEL REALEJO ALTO. Archivo de los Juzgados de los Realejos.

TOMO 1 (RECONSTRUIDO) DE DEFUNCIONES DEL REALEJO BAJO. Archivo de los Juzgados de los Realejos.


LIBRO DE DIFUNTOS Nº 41. Parroquia de Ntra. Señora de la Concepción del Realejo Bajo. Archivo diocesano de Tenerife.

LOS REALEJOS UNA SÍNTESIS HISTÓRICA, 1996. Ayuntamiento de Los Realejos

SEMANA SANTA DE LOS REALEJOS, 2003. Ayuntamiento de Los Realejos.

CAMACHO Y PÉREZ-GALDÓS, GUILLERMO. Iglesias de La Concepción y Santiago Apóstol. 1983.

EL ECO DEL COMERCIO. Noticias del País. 22 de febrero de 1868.

EL GUANCHE. Carta al Director de dos suscriptores. 3 de noviembre de 1868.

HERNÁNDEZ CASTILLA, J. MELCHOR. El cementerio del pueblo del Realejo Alto (1837-1947). en La Prensa, El Día 8 de mayo de 2010.

HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, MANUEL. Enfermedad y muerte en Canarias en el siglo XVIII. Tomo II. 2004.

PROGRAMA DE SEMANA SANTA 2001. Junta Cofradías Parroquia de Santiago Apóstol.

LÓPEZ PLASENCIA, DOMINGUEZ GONZÁLEZ Y REMÓN PÉREZ. Nuestra Señora de los Afligidos, en La voz de Los Realejos, núm. 30. Junio de 1997.

LOPEZ PLASENCIA, JOSÉ CESÁREO. La Advocación Mariana de los Afligidos y los Franciscanos, en Revista de Historia Canaria, núm. 182. 2000.

NACAR Y COLUNGA. Sagrada Biblia.

SIVERIO PÉREZ, JOSÉ. Los Conventos del Realejo. 1977.

Publicado en el Suplemento “La Prensa” de El Día, el sábado 7 de agosto de 2010



1    Hernández Castilla, J. Melchor. El cementerio del pueblo del Realejo Alto (1837-1947). en La Prensa, El Día 8 mayo de 2010.
2Siverio Pérez, José. Los Conventos del Realejo. 1977. Pág. 93.
3Remón Pérez, Orlando. El Nazareno de Martín de Andújar y su franciscana cofradía, en Programa de Semana Santa 2001. Los Realejos.
4Ibidem. 
5Ibidem. 
6Excmo Ayuntamiento de Los Realejos. Semana Santa en Los Realejos. 2003. Pág. 58.
7López Plasencia, José Cesáreo. La Advocación Mariana de los Afligidos y los Franciscanos, en Revista de Historia Canaria nº 182. 2000.
8Jn 19, 23.
9Hernández González, Manuel. Enfermedad y muerte en Canarias en el S. XVIII. 2004. Pág. 107. Iglesia de Ntra. Sra. Concepción. Santa Cruz Tenerife.
10Hernández González, Manuel. Op. cit. Pág. 117. Iglesia de Tegueste.
11Siverio Pérez, José. Op. cit. Pág. 17.
12El Eco del Comercio. Noticias del País. 22.02.1868 Pág. 2
13El Guanche. Carta al Director de dos suscriptores. 03.11.1868
14López Plasencia, Domínguez González y Remón Pérez. Nuestra Señora de los Afligidos en La Voz de Los Realejos. Núm. 30. Junio de 1997.

No hay comentarios:

Publicar un comentario