Evaristo Fuentes Melián
Fútbol. Comunicaciones y Televisión
Primero fue el hueso tirado al aire en la película ‘Dos mil
uno, una odisea del espacio’.
Después llegaron los inventores de la rueda circular y
redonda (valga la ‘redundancia’), y ya se podía ir de un lugar a otro cargando
carruajes llenos de mercancías.
Después, inventaron la pólvora, y ya en los combates
guerreros, no era necesario el cuerpo a cuerpo con lanza o bayoneta; ya se
podía matar con más pulcritud y limpieza personal, a grandes distancias.
¡Fabuloso!
Después llegó la bomba H o la bomba atómica, y éste fue el
auténtico desmadre padre, cuyo paradigma lo componen las dos hecatombes, casi
al unísono, de Hiroshima y Nagasaki.
¿Adónde voy a parar? Se dirán ustedes, mis queridos
lectores. Voy a terminar diciendo que al final siempre se usan los inventos,
sean buenos o malos, que se han ido presentando y facilitando al ser humano.
Y llega doña Televisión, primero en blanco sobre negro y
luego en color, coincidiendo con la muerte solemne del Caudillo de España,
Generalísimo Franco, año 1975.
Y empezaron a televisar partidos de fútbol en color, el
espectáculo más popular y multitudinario, y millonario, que haya parido madre
(naturaleza).
Pero, cuando ya está casi todo inventado y pueden verse
televisados los partidos de fútbol desde el cómodo butacón de tu sala de estar,
aparece algún listillo y se le ocurre que algunos partidos en directo hay que
pagarlos aparte y hay que suscribirse…
Y este es el caso del reciente partido del Heliodoro,
Tenerife-Ath Bilbao, para la Copa del Rey de España y Olé.
Parece mentira, es increíble, pero el partido te lo birlaron
como arte de birlibirloque, arte de trilero de la calle, y no te dejan ver ni
siquiera los goles; y un fulano con mucha cara y experto en comunicación, te va
diciendo, ¡pero no mostrando en imágenes!, los penaltis de la tanda final, con
cuyos penaltis se resolvió el partido a favor de los vascos.
¡Lo veo-- o no lo veo-- y no me lo creo!
Espectador
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