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sábado, 17 de marzo de 2018

ELOGIO DE LA CORDIALIDAD


Iván López Casanova 

La semana pasada recibíamos en el Servicio de Cirugía B del Hospital Universitario de Canarias la siguiente misiva: «Estimado Dr. Carrillo: Sea extensivo mi agradecimiento a todos los profesionales que estuvieron atendiéndome durante mi estancia en la planta 7 par de Cirugía General, fueron 46 días que eran parte de mi familia (sic)». Y después de nombrar, uno a uno y con sus nombres propios, a todos los cirujanos y residentes −«que lo daban todo de sí para mejorar mi estado»−, y también «a las enfermeras y enfermeros, auxiliares, personal de limpieza y secretaría», terminaba: «Gracias a todos, porque, aunque sea un trabajo y se les pague para eso, el hacerlo con amor se nota».

Esta felicitación dice más sobre la convivencia –tan agrietada, hoy− que muchos sesudos ensayos, los cuales yerran en la perspectiva al abordar las relaciones entre los diversos actores que las constituyen. Un ejemplo: la propia relación médico-paciente ha sido expuesta en numerosos artículos como una pugna entre el poder médico y la autonomía del paciente, desnaturalizando así el clima de confianza que solo crece si la relación clínica logra una relación interpersonal especial, lo que Laín Entalgo denominaba «amistad médica».

La relación entre pacientes y sanitarios ni es una lucha entre derechos ni un conflicto de poderes, sino una relación interpersonal de cuidado y confianza. Precisamente, esta cuestión fue el tema de mi Trabajo Fin de Máster en mis estudios de Bioética. Expuse mis argumentaciones humanistas contra muchas tesis que entendían la relación clínica en clave de conquista de derechos: en el fondo, desde una pobre mirada de desconfianza, bajo la comprensión de lo humano desde la sospecha y la confrontación entre poderosos y débiles.

Me parece importante desvelar la huella en nuestra cultura del pensamiento de Michel Foucault, para conocerla y, luego, poder ser crítico. Este pensador francés, con su escritura brillante, insistió de modo principal en la búsqueda de estructuras ocultas de poder. Roger Scruton, lo resume así: «Según Foucault, a toda práctica, a toda institución y a todo lenguaje le subyace poder; su objetivo es descubrirlo y redimir a las víctimas». Y esto supone que toda estructura sirve para el dominio: la familia, los hospitales, la universidad, las instituciones políticas, la religión, etc. En consecuencia, solo cabe una mirada turbia y desconfiada sobre ellas; y el agradecimiento y la cordialidad serían posturas ingenuas. ¿Se dan cuenta del contenido revolucionario de la carta de nuestro paciente al demostrar que la realidad es cordial y que se puede construir una sociedad agradecida?

Otro ejemplo: afrontar las relaciones varón-mujer desde la perspectiva de heteropatriarcado y dominio supone adoptar la perspectiva casi única de una relación patológica y de lucha para aplicarla como mirada global, cuando la realidad responde a multitud de causas. ¿No sería más fecundo comprender por qué se llega a esa relación distorsionada y prevenirla, profundizando, para ello, en un discurso ético, antropológico-complementario y espiritual? Pero cuando se entiende todo como relaciones de poder, estas cuestiones ni siquiera se ven, quedando oscurecidas en un simplista alegato monocausal.

Sostiene María Teresa Russo la importancia de repensar lo humano «a partir del bien y no del mal». También Octavio Paz afirmaba que el ocaso de la noción de persona había sido el principal responsable «del envilecimiento general de nuestra civilización», y que el amor exigía «como condición previa la noción de persona».

Persona es ser y vivir en relación confiada y espiritual con los otros que son seres únicos. Pienso que es el momento de construir una convivencia distinta para esta sociedad pluralista en la que nos relacionamos con personas tan diferentes. Ahora bien, para vencer la desconfianza y no quebrar la unidad social solo hay una actitud adecuada: la cordialidad.

Propongo detestar la huella de la sospecha, y recuperar la confianza, la sinceridad y la cordialidad en las relaciones interpersonales, familiares, políticas y sociales. ¡Gracias paciente, nos has enseñado mucho!

Iván López Casanova, Cirujano General.
Escritor: Pensadoras del siglo XX y El sillón de pensar.

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