Juan Antonio
Gómez Jerez
“Las buenas
personas están hechas de acero inolvidable”
En este mundo
actual, lleno de velocidad y tecnología, podemos encontrar, aunque haya quien
no se dé cuenta, algunas personas que son capaces de hacernos la vida más
feliz. Si, es un gran esfuerzo que algunos hacen, de forma natural, dejando
pequeñas migas de amor y amistad, aunque haya mucha gente que no lo perciba.
Esas personas pasan totalmente desapercibidas para la gran mayoría sometida a
la velocidad y la tecnología, ente este mundo acelerado de forma artificial.
“Es bonito
pensar que aún existen buenas personas”.
Estas personas
de las que hablo, son las buenas personas, sí, aún quedan en este mundo
algunas, y esperemos que sigan quedando para darnos “ejemplo” a muchos de cómo
debe ser el ser humano.
Es algo con lo
que se nace. Es un don que reciben unos pocos para mejorar las condiciones de
unos muchos. Las buenas personas, suelen ser bastante discretas, ellas no
llevan pancartas y tampoco acostumbran a hablar de sí mismas.
Lo curioso es
que casi todos nosotros pensamos que somos de esas buenas personas. Tengo que
desilusionarme a mí mismo porque no es así. Nosotros habitualmente estaríamos
en una media normal de comportamiento, desplegando muchas veces nuestras
pequeñas malicias, que, aunque no hagan daño, están ahí, y en ocasiones si
pueden producir problemas a los demás y a nosotros mismos: rencores, envidias,
celos, prejuicios, burlas, ambiciones, entre otros, son los aspectos que
podemos no ver de nosotros mismos y hagan que de vez en cuando estallen chispas
entre unos y otros.
A la buena
gente se la conoce en que resulta mejor cuando se la conoce. (Bertolt Brecht).
Las buenas
personas no suelen encontrarse en esa media común, antes referida, sino que
suelen estar un poco por encima, es decir, probablemente todas esas malicias no
estén desarrolladas en ellas y sea por eso que se muestren a nosotros como
personas no conflictivas y bastante discretas.
“Suele decirse que son las buenas personas las
que nos dan auténtica felicidad. Por su parte, aquellas más complicadas y con
doble cara que acostumbran a traernos pesares, nos ofrecen experiencia. Lo
creamos o no, ambas son partes indispensables de esta vida”.
También tú
puedes ser una de esas personas acostumbradas “a dar luz y amor a los
demás” .
De esas
personas que desean por encima de toda la felicidad de los suyos, cuidando cada
detalle, cada situación, Quizás eres de esas personas que buscas esbozar una
sonrisa en el rostro de tus familiares, amigos, compañeros, etc. Probablemente
no pidas nada a cambio, porque es tu naturaleza, porque es tu verdadera forma
de entender la vida.
Hay un refrán
popular, que refleja adecuadamente el sentir y hacer de las buenas personas de
las que escribo:
“HAZ BIEN Y NO
MIRES A QUIEN “
Esto no va de
religión ni de sentimientos a iglesias ni nada de eso. Va de las buenas personas
que lo son por esencia y naturaleza. Esforzarse en serlo es una idea que quiero
compartir y esforzarse en ello implica tener conciencia de que una actitud
buena es la mejor opción para mantener una vida agradable y alejada de los
problemas.
“En ocasiones
la bondad humana nos deja sin palabras. No podemos más que emocionarnos ante
los actos de personas anónimas que sin llevar alas a sus espaldas, traen polvo
de hadas en sus bolsillos para dar felicidad a nuestros caminos”
La empatía que
sienten las personas buenas por los demás, hace que en muchas ocasiones sientan
el dolor por el sufrimiento ajeno. Es algo natural, no tienen que esforzarse en
sentir esa empatía; lo sienten y ya está.
La empatía, es
un sentimiento humano, que se caracteriza porque la persona empática siente y
se pone en el lugar del otro, lo que hace que, sientan sus problemas y se
solidaricen con ellos e incluso presten su ayuda.
¿Qué es el
bien? No es más que amor. (León Tolstoi)
Vamos a lanzar
un PERO así de grande, porque las personas buenas, en algún momento pueden
llegar a cansarse de ser tan buenas personas.
Se pasan toda
su vida mirando y haciendo por los demás, dejando a un lado sus propias
necesidades. Aunque no son afines a reprochar lo que hacen, si es verdad que,
pueden llegar a un cansancio personal ya que ven que su predisposición a la
bondad no tiene una respuesta adecuada.
Cuanto mejor
es una persona, más difícilmente sospecha de la maldad de los demás. (Cicerón).
Entonces, se
relegan a un segundo plano, en el que no seguir sufriendo, eso sí, nunca
dejarán de ser buenas personas.
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