Bienvenidos al Diario del Valle

SEARCH

sábado, 17 de marzo de 2018

EL BLABLABLÁ, PUERTO DE LA CRUZ Y QUEMA DE FOTOS


Lorenzo de Ara

Una voz autorizada del municipalismo del Puerto de la Cruz me cuenta que el jefe de la oposición local, Marco Sinese, prefiere una radio en concreto al lugar donde trabajo, que también es radio. La persona me asegura que el socialista da por hecho que en el otro medio radiofónico tiene garantizada más notoriedad, más repercusión social y por supuesto más glamour. La verdad es que a mi edad poco o nada me importa lo que piense sobre medios de comunicación el mandamás del PSOE portuense, pero siempre que lo considere oportuno, seguiré invitado a Marco Sinese porque entiendo que su voz es la voz de la oposición. Bueno, una parte de ella, pero oposición ganada a pulso. (Y vaya por delante mi máximo respeto a la radio hermana, porque en ella trabajan excelentes profesionales por los que siento verdadero afecto y admiración).

En referencia al habla, en el Puerto de la Cruz tenemos un gobierno que habla menos que otros que ha habido en el pasado. Dirán ustedes que por tanto es un gobierno que falla en comunicación. A lo mejor no.

Por ejemplo, cuando los socialistas han ostentado el poder mayestático en la ciudad, los de la rosa (marchita más que nunca según las encuestas) han hecho gala de una lengua juguetona, sabrosona, siempre dispuesta a largar de esto y de aquello otro. Pizpireta lengua roja en el poder.

Este gobierno de Lope Afonso optó por la prudencia. Pero estamos en año preelectoral y las cosas comienzan a cambiar. Y lo hacen cuando muchos de los objetivos están cumpliéndose. ¿Prefieren ustedes una lengua huracanada o la lengua que sabe cuándo hay que decir Amén? Yo la segunda.


“Necesitamos más que nunca un regreso al orden, a la calidad y a la jerarquía que nos ayude a librarnos de esta «nueva política» que es en realidad más vieja que la tiña. No hay atajos ni son deseables las soluciones mágicas cuando se trata de tejer la convivencia, de asegurar la economía y de defendernos de los más sórdidos ataques contra la propia supervivencia”. Son palabras de Salvador Sostres. Si pensamos en el Puerto de la Cruz, la afirmación viene como anillo al dedo. Si se produjera un cambio en el timón, comprobaría la ciudad lo que es retornar a la época de politicastros ensimismados en el gasto propagandístico y en la arenga del socialismo para el pueblo y por el pueblo. ¡Todo muy rancio!

Entrevisto todas las semana a los protagonistas de la cosa pública del Puerto de la Cruz. A menudo no me satisface la respuesta dada desde el Gobierno. No todos sus componentes están a la altura de las circunstancias. Pero con el mismo interés entrevisto, faltaría más, a los representantes de la oposición local. Ni que decir tiene que, salvo Marco Sinese, que es cerebro inviolable en el PSOE local, (mucho tiene que aprender Emilio Fariña de “su” líder) el resto de la pléyade de opositores deja mucho que desear.

Leyendo por encima apuntes de filosofía que me entregó esta semana un buen amigo chicharrero (nadie es perfecto), subrayo una máxima de Roger Scruton, filósofo inglés: “una persona conservadora lo que hace es propugnar la preservación de lo que ya funciona bien”.


En lo local, yo diría que soy conservador por sentido común, porque en verdad no quiero el regreso de la fatuidad.

Y conste que trabajar en Gente Radio es un placer, aunque la voz autorizada me confirme que para Sinese, don Marco, otra radio le ofrece más oropel. Y, ojo, que a lo mejor cuando el gran hermano del PSOE se encuentre conmigo y hablemos, con mucha naturalidad y cordialidad, of course, dirá que todo lo que esa voz me susurró al oído derecho no son más que mentiras. Y entonces respiraré tranquilo. ¿Por qué? Por Dios, saber que cuento con la confianza de Marco es para este humilde y mediocre profesional un asunto de vida o muerte. O casi.


PD. En ABC: Pese a que el Tribunal de Estrasburgo mantenga que quemar fotografías del Rey es libertad de expresión, los tribunales españoles se guían por un Código Penal que es muy claro al respecto. «Quemar públicamente una foto del Rey no es libertad de expresión, sino un acto injurioso y de incitación al odio». Quien así se pronunció fue el Tribunal Constitucional. La Justicia española tiene que seguir actuando, no al margen del Tribunal de Estrasburgo, pero sí dentro de nuestro ordenamiento jurídico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario