José Melchor Hernández Castilla. Secretario de la
Asociación Wolfgang Köhler
Parece
que Turismo del Cabildo de Tenerife tiene prisa por acometer el mal llamado
“Mejora y acondicionamiento del Paseo de San Telmo”, adjudicado a Dragados S.A.
por la cantidad de 1.286.264´25 Euros, IGIG Incluido, según Boletín de la
Provincia de San Cruz de Tenerife (BOP) del 3 de febrero de 2014 y firmado por
el señor Carlos Alonso Rodríguez. El 11 de marzo de 2014 han comenzado las
obras, cerrando la playa de San Telmo.
El
supuesto Proyecto que abrirá la ciudad al mar es del ingeniero Joaquín Soriano
y la mejora de las fachadas marítimas pertenece a la arquitecta María Luis
Cerrillos, todo avalado por un Plan Especial del Casco (PEC) que no protege
sino que destruye el poco patrimonio histórico y cultural del Puerto de la
Cruz. La desaparición del Paseo de San Telmo tal y como lo conocemos hoy se
asemeja al derribo y enterramiento del Castillo San Cristóbal (1577) de Santa
Cruz de Tenerife en 1928.
Antes
de la aparición de este disparatado proyecto, a nadie se le había ocurrido
eliminar un muro portuario, que aporta un
valor patrimonial, histórico y cultural a la ciudad. Nos gustaría saber
si el criterio técnico de eliminar el Muro de San Telmo, los diseños de César
Manrique e impedir la movilidad en el paseo tiene algo que ver con la calidad.
¿Qué entiende Turismo de Tenerife por Calidad en el Paseo de San Telmo? Pues la calidad de los espacios públicos tiene
su propia singularidad. Todo espacio público de calidad que se precie presenta
3 cualidades: la identificación con el espacio, el valor visual y escénico del
mismo, y su utilidad para realizar actividades o satisfacer necesidades.
Entendemos que el nuevo proyecto no cumple con ninguna de las cualidades
señaladas.
Si tenemos en cuenta que el muro fue realizado en 1767,
bajo solicitud del personero don Matías Gálvez Gallardo, administrador de la
Real Aduana y que lo había sido de la casa de La Gorvorana, entenderemos que
este Muro forma parte de la trama urbanística de la ciudad y de la historia
colectiva de los portuenses, y por tanto de su identidad.
El derribo del Muro de San Telmo no es sólo la
destrucción de un muro, es el punto de inflexión que conlleva la desconfianza
por parte del atribulado vecino del Puerto de la Cruz hacia los políticos, que
principalmente buscan satisfacer los intereses de hoteleros y comerciantes sin
hacer el mínimo caso al público en general, es decir, a la mayoría de sus
votantes.
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