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martes, 18 de marzo de 2014

SAN TELMO: EL MURO DE LAS LAMENTACIONES

José Melchor Hernández Castilla. Secretario de la Asociación Wolfgang Köhler

Parece que Turismo del Cabildo de Tenerife tiene prisa por acometer el mal llamado “Mejora y acondicionamiento del Paseo de San Telmo”, adjudicado a Dragados S.A. por la cantidad de 1.286.264´25 Euros, IGIG Incluido, según Boletín de la Provincia de San Cruz de Tenerife (BOP) del 3 de febrero de 2014 y firmado por el señor Carlos Alonso Rodríguez. El 11 de marzo de 2014 han comenzado las obras, cerrando la playa de San Telmo.

El supuesto Proyecto que abrirá la ciudad al mar es del ingeniero Joaquín Soriano y la mejora de las fachadas marítimas pertenece a la arquitecta María Luis Cerrillos, todo avalado por un Plan Especial del Casco (PEC) que no protege sino que destruye el poco patrimonio histórico y cultural del Puerto de la Cruz. La desaparición del Paseo de San Telmo tal y como lo conocemos hoy se asemeja al derribo y enterramiento del Castillo San Cristóbal (1577) de Santa Cruz de Tenerife en 1928.



Antes de la aparición de este disparatado proyecto, a nadie se le había ocurrido eliminar un muro portuario, que aporta un  valor patrimonial, histórico y cultural a la ciudad. Nos gustaría saber si el criterio técnico de eliminar el Muro de San Telmo, los diseños de César Manrique e impedir la movilidad en el paseo tiene algo que ver con la calidad. ¿Qué entiende Turismo de Tenerife por Calidad en el Paseo de San Telmo?  Pues la calidad de los espacios públicos tiene su propia singularidad. Todo espacio público de calidad que se precie presenta 3 cualidades: la identificación con el espacio, el valor visual y escénico del mismo, y su utilidad para realizar actividades o satisfacer necesidades. Entendemos que el nuevo proyecto no cumple con ninguna de las cualidades señaladas.

Si tenemos en cuenta que el muro fue realizado en 1767, bajo solicitud del personero don Matías Gálvez Gallardo, administrador de la Real Aduana y que lo había sido de la casa de La Gorvorana, entenderemos que este Muro forma parte de la trama urbanística de la ciudad y de la historia colectiva de los portuenses, y por tanto de su identidad.
El derribo del Muro de San Telmo no es sólo la destrucción de un muro, es el punto de inflexión que conlleva la desconfianza por parte del atribulado vecino del Puerto de la Cruz hacia los políticos, que principalmente buscan satisfacer los intereses de hoteleros y comerciantes sin hacer el mínimo caso al público en general, es decir, a la mayoría de sus votantes.


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