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lunes, 26 de septiembre de 2022

MIS QUINCE EN LA LITERATURA

Lorenzo de Ara

Leer

Mis quince en la literatura: Galdós, Poe, Maupassant, Dostoyevski, Lovecraft, Whitman, Borges, Kafka, Chejov, Wide, Camus, Heminguay, Bukowski, Delibes, Cortázar. Estos tíos son lo más.

Luego hay escritoras magníficas que están por encima de esos cochinos 3.717 metros que tiene el Teide. ¿O son menos los metros? ¡Ojalá sean menos!

Alejandra cuando ya no, se paró el mundo; no, el mundo no. Cuando Pizarnik se ahogó en tierra, las olas se petrificaron; sí, las olas sí. O cuando Cather, Chopin, Du Maurier, Bazán, Teresa (la de Ávila), Juana (la de México), Dickinson, Shelley, Youcenar, Brontë (Emily), cuando estas hicieron el viaje sin Virgilio, también las nubes arriba dejaron de bailar y ya no importó el color. El calor. El viento exiliado en las Termópilas. De allí no sale. Las mujeres mueren y el mundo se queda sin vientre. ¿Qué vida hay sin mujeres? Una estéril es más vida toda ella que el universo lleno de engendros y dioses. La nada en una mujer es vida.

Todavía me preguntan por mis escritores predilectos. Allá va. Y largo. Casi no salgo del XIX y principios del XX. Y me preguntan siempre por Reverte, el de “Revolución” (no cobro por ello). Ah, sí. Maestro, maestro y, como dijo Eco, un Salgari, un Dumas. Vale, sí, estoy de acuerdo. Pero también un Galdós.

Y como cito cinco escritores y solo Bazán está erguida y mayestática, ya está la gallina enfurruñada.

Tú que tanto lees y solo una. Es para hacértelo mirar.

Pero que son los míos y de nadie más. Los míos a los que vuelvo y no son cinco, son quince, por lo menos.

Pero es que una entre quince

Y luego terminas con Dikinson y, oh, te mueves por la casa, las manos en la cabeza y asombrado, alumbrado. Siempre Dikinson, siempre Bazán, siempre Pizarnik y la de “Rebeca”, y yo; pero a mí me gusta más “La posada de Jamaica”, “Los pájaros” y sus cuentos.

Leer desde muy niño garantiza una locura sicótica. Pierdes el yo y, en horas, eres uno, una, varios, nadie. Ya no tienes certeza de ser lector. 

Así que escribes a ratos. O todo el día.

Pero escribir hoy es cosa de analfabetos, cobardes.

Tal vez Agustina Bazterrica está peleando. “Cadáver exquisito” exige inteligencia para leer. Ella sí que está en trinchera.

Leer es de condenados. Inteligentes. Leer está al alcance de muy pocos.

En la vida, en la literatura, en el cine, en la pintura, “Nadie conoce la vida si no la ha visto a través de una mujer; sin mujeres habría sido incompleto. Este Arturo (Revolución) es un francotirador. No falla.

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