Antonio Pastor A.
Hay situaciones
en la vida que ponen de relieve algunas enseñanzas de aplicación general, y que
le pueden mostrar dónde le aprieta el zapato, en su propia vida. Lo seductor
pasa porque sea tan real, tan humano. Manteniendo los mismos puntos frágiles
que todos nosotros. Sus reacciones iniciales y las tendencias que
ocasionalmente demuestran durante esa experiencia, se parecen a las que observo
en una infinidad de personas de todas las categorías frente a sus retos
cotidianos.
Puede que esas
mismas conductas alcancen proporciones epidémicas en la sociedad actual, e
infectan las vidas, las metas y lo sueños de millones de personas, jóvenes o
ancianos, complicadas o ingenuas. Como dirían algunos, pasar a la realidad. La
diferencia puede consistir en aprender a manejarse en la vida y se necesita una
crisis muy grande para que pierda el rumbo.
El propósito
consiste en poner en las manos de nuestros jóvenes, los instrumentos que
necesitan para conducirse con deliberación, con estrategia. Considere
largamente, sin auto-conmiseración, las conductas negativas de su vida y su
estrategia de vida actual (si es que la tiene): además de ser muy revelador,
quizá resulte el comienzo de una Estrategia de Vida. Un repaso de cómo vive
actualmente, día a día, es de tremenda importancia, porque le hará responsable
de su propia vida.
Muchas personas,
y apostaré a que mi joven lector no constituye
excepción, se engañan a sí mismas evitando plantearse esas preguntas difíciles,
evitando enfrentarse a su carácter y comportamiento verdaderos. De esta manera,
nunca se enfrentan a aquello que va socavando insidiosamente todos los
esfuerzos orientados al triunfo. Mi proposición es la siguiente: deje que los
demás sigan viviendo envueltos en esa niebla de autoengaño. Quítate las gafas y
empieza a ver la verdad. Tu verdad.
Entonces, ¿cuáles
son esas pautas que harán peligrar, en tu peripecia, y que son tan comunes en
nuestra sociedad? ¿En qué consisten esas pautas capaces de arruinar la
oportunidad de cambiar nuestra vida y tener lo que deseamos? La primera
tendencia común es la negación. Al negar esa realidad, y mientras los asuntos
se complican cada vez más por estar desatendidos, debes permanecer pendiente de
argumentar por qué no deben suceder, en vez de enfrentarte al hecho de que ya
está sucediendo.
Pero el mundo no
siempre se comporta con lógica. Y nos obliga a bregar con lo que es, no con lo
que debería ser. ¿Aún desconocemos lo que forma parte del soliloquio
denegatorio? La cuestión es que no siempre se puede elegir. Las situaciones
cambian de manera imprevisible. Lo estamos viendo en el día a día, en nuestras
calles. Pero cuando uno confía en sí mismo y por lo tanto tiene la seguridad de
estar en lo cierto con sus convicciones, la mente se cierra fácilmente a
cualquier otra posibilidad alternativa.
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