Esté Poema de Rosario Valcárcel, traducido al gallego por la poeta Margarita Otero Solloso
Había tempo que o amor se fora,que o anxo da
garda era un ogro
de grandes
cabeiros. Rabuñaba as miñas entrañas,
mordía a miña tenrura.
Escarbaba nas
tumbas podrecidas,
buscaba máis
dentro do meu corazón.
Escoitaba os
presaxios do ceo,
a superstición da eclipse.
Falaba cos mortos.
A miña cabeza
danzaba, imitaba aos derviches
nunha
sinfonía anoándose e desanoándose,
na luz turbia,
nas frívolas
noites en erupción.
Sometida á
metamorfose dos adeuses,
aos ollos das
pedras,
as flores mofadas, as rabias rebeldes.
Apaguei as lucese afasteime de
lavas ardendo,
da xente que cheira a medo.
Apagué las luces
Hacía tiempo que
el amor se había ido,
que el ángel de
la guarda era un ogro
de grandes
colmillos. Arañaba mis entrañas,
mordía mi ternura.
Escarbaba en las
tumbas podridas,
buscaba más
adentro de mi corazón.
Escuchaba los
augurios del cielo,
la superstición
del eclipse.
Hablaba con los muertos.
Mi cabeza
danzaba, imitaba los derviches
en una sinfonía
anudándose y desanudándose,
en la luz turbia,
en las frívolas
noches en erupción.
Sometida a la metamorfosis
de los adioses,
los ojos de las
rocas,
las flores
enmohecidas, las cóleras insumisas.
Apagué las luces
y me alejé de las
lavas ardiendo,
de las personas que huelen a miedo.
Del Himno a la
Vida.
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