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sábado, 19 de mayo de 2018

MENOS MAL QUE EN LA ALCALDÍA HAY UN POLÍTICO IMPERFECTO


Lorenzo de Ara

El derrotismo tontolaba no desparece del Puerto de la Cruz. ¡Qué cansino! Algunas noches, en duermevela, pienso (rareza) que el Puerto de la Cruz necesita un gran barrido. Una sociedad enfebrecida defendiendo con uñas y dientes el Puerto de la Cruz es mi anhelo. ¿Llegó el momento? Para mí sí, por supuesto. Pero la fuerza se nos va por la boca. Muere en esa boca que tantas veces se equivoca y tantas veces agota todas las fuerzas del individuo. 

El portuense, por desgracia, se acostumbró a criticar en plazas y bares.

Maldecir como cuando un dolor de muelas anula los sentidos.

Sin embargo, la acción es cosa que deben hacer otros, por lo que se ve. Para mi desgracia, y porque voy recorriendo el camino que me aproxima a los sesenta años de fracaso educativo y profesional, el pesimismo aumenta y, cada día que el sol sale y termina poniéndose, mi fe se debilita, aunque mantengo encendida la llama de la esperanza.

La esperanza está depositada en el buen hacer de Lope Afonso, por ejemplo.

Sé que otros ciudadanos depositan esa esperanza en Marco González, o sea, en el regreso del PSOE al poder local. Sé, también, que una minoría quisiera ver a David Hernández, líder de Asamblea Ciudadana Portuense, ocupando y tirando el crucifijo del despacho de la Alcaldía a la plaza de Europa.

Sé que quedan almas en pena codiciando el regreso a ese despacho de alguna persona de Coalición Canaria para desempeñar las obligaciones de un cargo que, por ejemplo, en su día, Marcos Brito realizó con sobrada eficacia.


Pero llevo tiempo haciéndome esta sencilla pregunta: “¿Saben los jefes de Coalición Canaria en Tenerife que el partido existe en el Puerto de la Cruz?

El PP canario (más allá del tinerfeño) tiene muy claro que en la ciudad está Lope Afonso al frente del poder. El alcalde dirige, ostenta la autoridad, sabe delegar, no ignora ni se arruga ante los problemas que acechan a la vuelta de la esquina. Conocedor de muchos dislates cometidos en el pasado lejano y reciente, es de los que en el santoral podría estar dedicándose a protegernos a diario de cuantos bufan por las esquinas promulgando que ellos son salvadores y mesías.

En el Puerto de la Cruz, el PSOE, desde el alumbramiento de la democracia, ha parido hacedores de milagros que, a posteriori, evidenciaron ser presuntuosos y vulgares magos del tres al cuarto.

Así le fue a la ciudad durante tantísimos años.

Hay que acostumbrarse a leer a Maquiavelo: “Si toleras el desorden para evitar la guerra, primero tendrás desorden y después, guerra”.

Esta es una recomendación dirigida a los dirigentes de Coalición Canaria que, por no leer, seguro que ni siquiera de niño leyeron “El Principito”, un manual muy útil para la CC abocada a día de hoy a convertirse en un partido residual en el consistorio.

Lope Afonso es el único referente político capaz de frenar abruptamente el pesimismo que aún pervive en el Puerto de la Cruz.

La rabia social –más que justificada- nacida por el incumplimiento reiterado de promesas, se aplaca con liderazgo y cumplimiento de los compromisos adquiridos.

Lope Afonso no debe jamás dejar que el Cabildo le coma el terreno.

Debe, eso sí, quedar al margen de las absurdas guerras por ver quién es el que más sale en la foto. Pero nuestro alcalde tiene nombre y apellidos. Ni se apellida Alonso, ni se llama Carlos y, por supuesto, no tiene un Aurelio Abreu pululando por los pasillos.

Coalición Canaria, mientras tanto, se autodestruye. Ella solita.

El sensor de CC para detectar la sensibilidad de la gente está averiado.

Menos mal que en la Alcaldía hay un político imperfecto.

Después de tanta “perfección” ruinosa, lo necesitaba la ciudad.

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