Teresa
González
Veo
el carruaje de mi cuerpo
tirado
desde cero
por
mis manos
vueltas
a nacer
Dueña
y señora de mi rumbo
enchapado
de perlas y estrellas,
sonrisas
y conciencias,
voces
y metáforas
desde
la lluvia aquella noche
que
tus ínfulas lavara
en
las voces que te endiosan
hoy
también en mis faroles…
Sólo
escuché la vida
quedando
clara
en
ser feliz.
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