Rosario
Valcárcel Quintana
¿Por
qué no te he de amar, cuerpo en que vivo? / ¿Por qué con humildad no he de
quererte, /si en ti fui niño y joven, y en ti arribo, / viejo, a las tristes
playas de la muerte?
No
sé si en algún lugar del mundo un poeta ha tenido un nieto como el periodista
José Rivero. Un hombre de corazón grande y generoso quien comprendió que debía
cultivar la memoria humana y literaria de su abuelo, Domingo Rivero. Un Museo
auténtico, capaz de unificar arte y vida, un punto de encuentro para un público
amplio, para todos.
Y
durante algunos años, Luis y yo nos tropezábamos con Pepe Rivero, como le
llamamos, y nos confió el proyecto del Museo que, tanto él como su esposa,
María Luisa Estévez, trabajaban con firmeza día a día, centímetro a centímetro.
Hablábamos de lo que hacíamos o pensábamos hacer cada uno de nosotros. Mientras
él se negaba a los problemas, a la tristeza de su frágil salud. La procesión
iba por dentro.
Lo
consiguieron. Y el 14 de septiembre del 2012 con un proyecto del curador Diego
Casimiro inauguramos la exposición Poema al mar. Homenaje a Néstor. Hoy un
lustro más tarde celebramos otra exposición internacional, Homenaje a Domingo
Rivero.
Homenaje
a un poeta de creación tardía, discreto y silencioso que hizo de la poesía su
quehacer habitual, aunque solo publica algunos sonetos en la prensa. Aficionado
a las peleas de gallos, a la lucha canaria vivió en París, Sevilla, Madrid y en
la ciudad glacial y laberíntica de Londres, sintió la grandeza y limitación, la
vitalidad y la pasión de otra lengua. Traduce a Shakespeare y a otros poetas,
evoca su alma viajera y la relación estrecha con los espacios a los que les
tenía apego, compartiéndolo y conmemorándolo en sus letras y en sus
imágenes.
A
veces sobre el mar pasa una nave/ que se pierde a lo lejos como un ave /que
empuja el viento del destino esquivo… / Son emigrantes. ¿Volverán? ¡Quién sabe!
La
obra de Domingo Rivero se conoció unas décadas después de su fallecimiento,
gracias a los trabajos de Manuel González Sosa, Andrés Sánchez Robayna, Arturo
Maccanti, al libro que publica Jorge Rodríguez Padrón titulado poeta del cuerpo
y a la labor recopilatorio de Eugenio Padorno quien considera que el poema “Yo
a mi cuerpo” representa una de las cimas líricas de la Poesía canaria.
¿Por
qué no te he de amar, cuerpo en que vivo? / ¿Por qué con humildad no he de
quererte, /si en ti fui niño y joven, y en ti arribo, / viejo, a las tristes
playas de la muerte?
Domingo
Rivero, despoja la palabra de velos, desgarra sus entrañas y logra mostrar un
aliento auténtico y personal. Puro, en su más bella desnudez. Yo, a mi cuerpo.
Uno de los poemas más justificado de la poesía modernista española. Un
modernismo que afirma el poeta tinerfeño Carlos Javier Morales, de emoción
interiorizante y depurado.
Con
el Homenaje a Domingo Rivero, logra Diego Casimiro desplegar las fuerzas
artísticas y la imaginación de los veinte seis pintoras/es, que navegan por los
mundos interiores del poeta, siguen su huella, penetran en su universo y
reviven la belleza que nos ha dejado en sus gestos, en la memoria de su poesía.
Así
han podido concebir lienzos inspirados en la persona del poeta, inspirados en
el olor del mar y de los barcos, en el color del paisaje de su tierra.
Composiciones íntimas repletas de un misterio lírico que nos atrapa. Retratos
que destacan sobre fondos neutros realizados en contornos oscuros muy marcados
u otros con bellos contrastes cromáticos. Coincidencias entre la poesía y el
pincel. Óleos, pasteles y acrílicos, texturas pintadas con espátula o pinceles
con un tratamiento realista o surrealista, simbolista o vanguardista.
Con
esta Exposición Homenaje a Domingo Rivero han logrado l@s artistas mirar con
curiosidad el paso del tiempo, la pureza y la negrura, la virtud y las
emociones de un poeta que ya ha cumplido más de ciclo y medio de su nacimiento.
Han conseguido que el sentimiento que unía al poeta con el nieto Pepe Rivero
siga presente.
Ha
alcanzado Diego Casimiro que la Exposición Homenaje a Domingo Rivero esté tan
viva como el corazón del poeta que, gracias a sus versos, aún late entre
nosotros.
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