Gabriela Gulesserian
LAGO
MARTIÁNEZ 1 - DIARIO DE AVISOS
Cuarenta
años después de su inauguración, el Complejo Turístico Municipal Costa de
Martiánez está consolidado como uno de los equipamientos más atractivos de la
Isla y un elemento vertebrador en la oferta turística del Puerto de la Cruz,
que atrae cada año a miles de visitantes. M.P.P.
El
Complejo Turístico Municipal Costa de Martiánez, más conocido como Lago
Martiánez, es una admirable obra de ingeniería del prestigioso artista
lanzaroteño César Manrique, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 2005
con categoría de Jardín Histórico por el entonces presidente de Canarias Adán
Martín. Se trata de un conjunto de piscinas artificiales de 27.000 metros
cúbicos de agua, ubicado en la zona del litoral del Puerto de la Cruz, destino
de los primeros turistas a finales del siglo XIX y principios del XX.
Su
construcción fue por casualidad y surgió una tarde de 1970 cuando un grupo de
amigos intercambiaban opiniones sobre las mejores alternativas para esa zona
costera. “Manrique con cuatro rayas trazó las líneas maestras y dio la
solución”, recuerda el historiador portuense, Melecio Hernández. Junto con él,
participaron sus colaboradores de siempre, Juan Alfredo Amigó y José Luis
Olcina, quienes años antes habían diseñado las primeras piscinas de Costa
Martiánez, anexas al Lido de San Telmo, y el constructor Luis Díaz de Losada.
Al
comienzo generó una protesta ecológica y sobre todo de los pescadores, que
preguntaban “adónde iban a pulpear” ya que en el lugar había bajíos y la obra
de cemento “no les cayó muy bien”, sostiene Hernández.
Quizás,
inconscientemente, el artista quiso evitar que se destruyera el paisaje del
lugar y las especulaciones urbanísticas de las que la ciudad no estuvo exenta
años después como consecuencia del auge del turismo.
El
boom turístico del que el Puerto de la Cruz fue pionero en Canarias, se
interrumpió en los 70 como consecuencia de la crisis del petróleo. En ese
contexto, la construcción del Lago fue el gran revulsivo que necesitaba la
ciudad para volver a despegar.
La
inversión alcanzó los 300 millones de las antiguas pesetas y salió íntegramente
de las arcas municipales con la ayuda de un préstamo del Banco de Crédito Local
de España. En ese momento, el alcalde era el nacionalista Marcos Brito, el
mismo que años después, en 2005, presidió su reforma como consecuencia del
traslado al complejo del Casino Taoro.
La
instalación responde a la concepción de Manrique de aunar arquitectura y
naturaleza, y de transformar el medio ambiente en arte. Por eso, en los 100.000
metros cuadrados formados por un lago central artificial con un conjunto de
piscinas, jardines, terrazas y restaurantes, la piedra volcánica es la
principal protagonista y el color blanco el preponderante.
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Un
árbol con las raíces bien firmes.
En
los diferentes rincones del recinto, el genio lanzaroteño también dejó su
huella con siete esculturas de gran contenido artístico: Los Alisios, La Jibia,
Barlovento, Homenaje al mar, Raíces, Homenaje a Willian Reich y Demios.
El
30 de abril de 1977 se inauguró oficialmente. El acto supuso un auténtico
revulsivo en la ciudad turística y un acontecimiento nacional e internacional
auspiciado por el Ministerio de Información y Turismo. No solo acudieron los
cargos más altos del Gobierno de España sino también invitados de renombre
internacional, como los embajadores de Noruega, Suecia, Finlandia, Portugal,
Irlanda y Canadá; el director de Turismo de Suiza, Gastón Luvini; y el
subdirector general de Turismo de Alemania, Hans Jochen Martin.
Los
representantes de las principales agencias de viajes y turoperadores también
integraron una comitiva de invitados que alcanzó las 400 personas y que
disfrutó con las actuaciones artísticas de Isabel Pantoja, Los Sabandeños, la
bailaora La Chana, el ballet de Don Lurio y un ballet acuático.
Muchos
ciudadanos y vecinos curiosos visitaron las instalaciones durante esos días en
unas jornadas de puertas abiertas organizadas por el Ayuntamiento para dar a
conocer la joya de la corona del municipio, según se recoge en un artículo de
la época de este mismo diario firmado por Agustín M. González. En ese mismo
reportaje, titulado El Lago renace treinta años después, se refleja que en
1977, el director general de Ordenación y Turismo, Juan Careaga, declaró a la prensa
que el recinto “era ya para siempre la salvación turística del Puerto de la
Cruz”.
Cuarenta
años después, el tiempo se ha encargado de demostrar que es un proyecto
necesario para una ciudad que sigue luchando contra las barreras que le impone
la naturaleza y para mantenerse como un destino turístico diferenciado después
de sobrevivir a una importante crisis económica que ha tenido consecuencias
inevitables en el sector.
LAGO
MARTIÁNEZ 2
La
buena coyuntura actual que experimenta el destino ha permitido acometer unas
obras de mejora en el recinto. M.P.P.
NÚMERO
DE USUARIOS
La
mejor prueba del éxito son los miles de usuarios que registra cada año el Lago
Martiánez, que en 2016 alcanzaron las 407.451 personas, el 23,80% más que en
2105.
Durante
todos estos años han cambiado las modas, los gustos y las tendencias en el
mercado turístico, pero la infraestructura ha resistido a todas estas
transformaciones y sigue siendo “uno de los elementos vertebradores de la
oferta turística del municipio y uno de los equipamientos más atractivos de la
Isla en cuanto a un complejo de piscinas naturales se refiere”, señala el
alcalde portuense, Lope Afonso.
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La
Oktoberfest se amplía este año y se celebrará durante tres días
El
mandatario admite que ha pasado por mejores momentos, dado que la etapa de
crisis se reflejó en el Lago, pero la buena coyuntura actual que experimenta el
destino en cuanto a ocupación turística, repercute de forma positiva. Eso ha
permitido acometer obras de mejora en el complejo, como el mantenimiento de dos
esculturas; la adquisición de nuevo equipamiento, asignar un espacio para
personas con diversidad funcional y dotarlo de una silla anfibia para que
puedan acceder al agua sin inconvenientes; y pintar las pérgolas, entre otros
trabajos.
El
Pleno portuense acordó a comienzos de año realizar una serie de actos para
conmemorar la efeméride que todavía no han concretado dado que se barajan
diferentes opciones aunque todas apuntan a un mismo fin: presumir de una obra
universal, igual que la figura de su genio creador, César Manrique.
La
inauguración del complejo de piscinas artificiales junto al mar supuso un
auténtico revulsivo en la ciudad turística. M.P.P.
LA
FUNDACIÓN ASEGURA QUE EL MANTENIMIENTO “NO ES EL ADECUADO”
La
Fundación César Manrique se encarga de estudiar y difundir la obra y el legado
artístico del artista lanzaroteño. Su conservador, Fernando Ruiz, asegura que
desde el punto de vista arquitectónico el mantenimiento del Lago Martiánez y
las esculturas que alberga no es el idóneo, ya que existen importantes déficits
que es necesario corregir.
En
2015, el Consorcio de Rehabilitación Turística de Puerto de la Cruz finalizó la
restauración del Monumento al mar y el año pasado el Ayuntamiento rehabilitó La
Jibia con fondos municipales.
Pero
es cierto que hay otros emblemas característicos como Los Alisios o Homenaje a
William Reich que necesitan una intervención urgente según Ruiz.
El
conservador sostiene que es habitual que se realicen obras públicas que luego
no tienen un mantenimiento adecuado en el tiempo. “Y el Lago Martiánez no
escapa a esta realidad”, apunta. De hecho, asegura que la Fundación se ha
dirigido al Ayuntamiento en varias oportunidades como consecuencia de las
quejas trasladadas pero esta administración “nunca ha sido receptiva”. A la
concejal de Patrimonio, Sandra Rodríguez, y al alcalde, no le consta que así
sea.
El
40 aniversario de la instalación es para Ruiz una buena oportunidad para
reflexionar sobre la importancia que tiene el complejo para el Puerto de la
Cruz, además de ser el mejor homenaje que la ciudad le puede hacer al artista.
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