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martes, 26 de septiembre de 2017

A MÍ EL COLOR CAQUI ME VA UN MONTÓN

Lorenzo de Ara

Meter en la cárcel a un delincuente es lo más natural del mundo. Dejarlo fuera de la cárcel es la cosa más anormal del mundo. ¿Es un delincuente Puigdemont? Para un profano en leyes, la cosa es bien sencilla. Si el sujeto catalán quiere destruir la unidad de España, destrozar a capricho la Constitución de 1978, convertir Cataluña en un estado independiente, pisotear, ningunear y tomarle el pelo a la justicia, si el Puigdemont de Arriba o de Abajo quiere eso, pues naturalmente que es un delincuente, y de lo peor que ha parido España en los últimos años.

La cárcel sería el sitio más lógico donde meter el cuerpo del montaraz. Y si hay que llenar cárceles con otros montaraces que aspiran a lo mismo o algo mucho peor, pues ya se tarda en pasar a la acción.

Felipe González, ex presidente del Gobierno español asegura que “la situación en Cataluña es lo que más me preocupa en 40 años”.

Hay una anécdota medio famosa de un director de cine del montón que en una ocasión tuvo la oportunidad de su vida para realizar una película de alto presupuesto, con dos o tres estrellas y con un guion espléndido, además escrito por un par de guionistas que no estaban locos. El director, al principio, lo vio claro. Era la oportunidad que había esperado desde hacía muchos años. Luego comenzó a dudar por las noches. No podía dormir. Al final terminó por perder el apetitito y, como veía que la cosa empeoraba, desapareció del mapa y volvió a sus películas de tercera fila.

Con el Golpe de Estado (las cosas hay que llamarlas por su nombre) pasa exactamente lo mismo.

Si el director no quiere dirigir porque le entra flojera en las piernas, lo mejor es que vuelva a la provincia de donde un día salió. Que deje la película y la realización para otro.

Creo que hay personas capaces de coger al tal Junqueras y al resto de la tropa sediciosa y meterlos a todos en el pozo del hedor eterno. Por cierto, "Dentro del laberinto" es una magnífica película que deberían ver los catalanes que todavía tienen (espero) un poco de juicio.

No obstante, servidor de ustedes, nada pacifista, por lo tanto, mal cristiano, sigue erre que erre en que la mejor solución está en coger el armamento legal y cerrarles el pico a los irredentos. Sin compasión.

Aunque para gusto hay colores, a mí el color caqui me va un montón.

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