Antonio-Pedro
Tejera Reyes
L
O S Q U E V I V I M O S
“Nunca
os dejéis vencer por el desánimo”
Bernardo
Álvarez. Obispo de Tenerife.
Ese
punto de amargura constante que al parecer reflejan nuestros escritos, debe ser
la presencia inolvidable de unos
acontecimientos que - como dijo Dilma Rousseff - respiran el sabor amargo de la
injusticia, y la vorágine que siempre nos acompaña de aquel resumen de su vida
que hacía “el príncipe de las letras”, Rubén Darío, en su poema LO FATAL:
“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo/ y más la piedra dura porque está ya
no siente/ pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo/ ni mayor
pesadumbre que la vida consciente.”
Nada
más claro ni más rotundo, en un mundo donde la despreocupación por “las
consecuencias” ha pasado a ser una verdadera utopía. Lo vemos, lo presenciamos,
lo sufrimos y lo soportamos, todos los días.
Pareciera
increíble que la crueldad humana este tan extendida hoy en día, que, a la vista
de lo que ocurre a nuestro alrededor, nos haga perder la más genuinas de las
esperanzas en alcanzar un mundo donde la justicia, la paz y la razón, se
impongan de forma contundente ante el monumental destrozo que la codicia y la
maldad de gentes que, marcadas por sus propios genes, lo han propagado por todo
el mundo llenando del mayor oprobio sus propios nombres, sin que les importe
para nada llenar de lodo su persona, con tal de conseguir unos fines ilícitos
que nada tienen que ver con sus merecimientos. Lamentablemente es lo que
hay.
La
sede de la Universidad para la Paz, de las Naciones Unidas, ofrece una estampa
mística revalorizada
desde sus orígenes, con la actuación de personajes ilustres que han luchado
tenazmente por sus principios, como los profesores Francisco Barahona, Felipe
Matos y Gerardo Budowski, y cuya extensión llegó a Canarias impartiendo sus
programas de pro- moción de la paz a través de una brillante maestría en la
Villa de la Orotava (Tenerife). Al fondo de la fotografía el emblemático
“Monumento al Desarme, el Trabajo y La Paz,” que embellece sus espectaculares
instalaciones, obra de la prestigiosa escultora cubana, Thelva Marín,
originaria de la emigración canaria a la isla caribeña.
Desde
hace algunos años – concretamente desde el 25 de mayo de año 2003 – tenemos
sobre nuestra mesa de trabajo, un escrito cuyo título es “La envidia como
recurso”, publicado en el diario El Día de Santa Cruz de Tenerife. Los lineamientos que se destacan en él, son
para no olvidar. Verdades como templos que hemos soportado toda la vida, nos
presentan “el gran teatro del mundo” que inmortalizó nuestro Calderón de la
Barca, mostrándonos descarnadamente el panorama que vemos con sufrimiento y
resignación cristiana, como acaban destruyéndolo todo, pues, como es fácil de
comprender, quienes son portadores de esas malignas prácticas anti-convivencia
pacífica, honesta y honrada, terminan también siendo pasto de sus propias
carencias, sus infamias y sus maldades.
Los
párrafos de esa publicación aludida reflejan claramente el mundo en el que
vivimos, en el cual tenemos que soportar las más viles experiencias causadas
por la infidelidad y, como decimos, la codicia, la falta de honradez, de
honestidad y de unos principios que debieran estar basados precisamente en la
conservación permanente de estos preceptos que serían las banderas que acogerían
un mundo donde la cultura de la paz, sobresaliera sobre cualquier otra
degenerada opción.
Arraigados
en lo más profundo de sus ideas, perversos personajes viven atropellando a la
comunidad amparados en leyes detestables, preparadas precisamente para avalar
sus más viles intenciones, siempre dándoles valor a aquello que les produzca
beneficios propios en cualquiera de sus dimensiones, llámense políticas,
sociales o económicas.
En
ese escaparate del “gran teatro del mundo” aparece la envidia al trabajo bien
hecho y, como decimos nuevamente, a la honradez, la honestidad, la justicia y
la razón.
Copiamos:
“El afán de superarse personal y profesionalmente, anima a muchas personas cada
día en su vida particular y en su trabajo. Sin embargo, estos luchadores
anónimos no encuentran casi nunca la respuesta lógica a sus esfuerzos, que
sería la de ser compensados con agradecimientos y satisfacción. Mas, bien al
contrario, porque en la mayoría de los casos, la lucha por el perfeccionamiento
es mirada como un auténtico atentado por esa clase de personas que utilizan la
envidia como recurso.”
Mesa de trabajo en la sede de la UPAZ, con el rector Francisco Barahona (el
centro) y el profesor Felipe Matos (a la izquierda) en el año 1998, conformando
el proyecto Turismo y Paz, que se desarrolla desde la Villa de la Orotava.
Islas Canarias, ahora en versión en line.
Esto
es así, como hemos comprobado a través de nuestra larga trayectoria cosechando
éxitos en muchas de nuestras actividades cotidianas,
dejando por una vez, al escribir estas líneas, la modestia aparte, para poder
justificar en algo cuanto aquí estamos exponiendo, como un lamento sin
respuesta al panorama que tenemos que soportar, sin que nos ampare la más
mínima posibilidad de reconstruir cuanto nos han destruido sin piedad quienes
debieron de apoyar con los límites necesarios, acciones que despertaban la
envida del mundo entero, y que habían costado años de intenso trabajo,
estudios, sacrificios y privaciones, para generar un escenario donde las
generaciones futuras pudieran beneficiarse de las experiencias y del
conocimiento adquirido por las actividades de las generaciones actuales.
Un
soplo de reconocimiento y alegría personal, nos llega desde Filadelfia, EE.UU.,
cuando nuestro ilustre querido amigo Alejandro José Gallard, en su publicación
semanal El Archivo DXII, nos ilustra volviendo a Rubén Darío, con este pasaje
de la “Letanía a Nuestro Señor Don Quijote”. Analizar y profundizar cuanto aquí
el poeta expone, nos lleva a entender y comprender que, como dice nuestra buena
amiga Marié, parece como que fuésemos personajes de otra constelación…
¡Ora
por nosotros, señor de los tristes,
que
de fuerza alientas y de sueños vistes,
coronado
de áureo yelmo de ilusión!
¡que
nadie ha podido vencer todavía,
por
la adarga al brazo, toda fantasía,
y
la lanza en ristre, todo corazón!
Rubén
Darío
Fuerte,
muy fuerte, hay que ser para aguantar todo lo que este mundo nos está deparando
a LOS QUE VIVIMOS.
“La
verdad es lo que es, y sigue siendo verdad, aunque se mire al revés” Antonio
Machado.
*(Del
Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo, de las Naciones
Unidas)
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